Hay obras que trascienden y se convierten en mucho más que una simple expresión artística, sea un libro, una película, un cuadro, una fotografía, una partitura musical o un cómic. Eso mismo es “El Escultor” (“The Sculptor“) de Scott McCloud, un teórico del cómic que decidió saltar al ruedo. Y es que McCloud escribió “Entender el cómic: El arte invisible“, “Reinventando los cómics” y “Hacer cómics“, tres obras clave para entender cómo funciona el cómic, sus códigos y su estructura formal, que están considerados trabajos esenciales sobre la teoría del cómic como forma artística y medio de comunicación, y por eso su “El Escultor” fue recibida con mucho interés por el mundo del cómic. Si estas tres eran obras teóricas y pedagógicas, de lectura obligada para los aficionados al medio, que utilizaban el cómic de forma muy inteligente para explicar el propio medio, “El Escultor” era, simplemente, un cómic. ¡Pero qué gran cómic!
“El Escultor” nos cuenta la historia de David Smith, un artista antaño famoso y ahora hundido en el ostracismo que está dispuesto a morir por su obra. Gracias a un trato con la Muerte, este joven escultor consigue cumplir su gran deseo de la infancia: ser capaz de esculpir, únicamente con las manos, cualquier cosa que imagine. Pero ahora, con menos de un año de vida por delante, decidir qué crear le está resultando más difícil de lo que pensaba. Y encontrar a su alma gemela en el último momento no va a hacerlo más sencillo.
“El Escultor” es una versión moderna del “Fausto” de Goethe, en la que el artista David Smith hace su pacto con el diablo, que toma la identidad de su fallecido tío Harry, para obtener un poder extraordinario a cambio de su alma, de su propia vida. Es la historia de un deseo enfermizo, el de triunfar y ser reconocido por su arte por encima de todas las cosas, llevado más allá de los límites de la razón. Pero más allá de la historia que nos cuenta, “El Escultor” destaca por las diferentes técnicas, sus herramientas narrativas, su composición, que usa McCloud para contarnos el periplo del artista cosa que, siguiendo la senda abierta por sus obras teóricas, también nos sirve para entender cómo funciona el cómic. Sus mecanismos. Sus engranajes.
Scott McCloud es una figura esencial del cómic contemporáneo no solamente por los cómics que hemos mencionado sino por ser uno de los responsables del proyecto ‘The 24-Hour Comic‘, un reto impulsado a principios de los años noventa que proponía escribir y dibujar un cómic de 24 páginas en 24 horas, y también por ser uno de los primeros autores que se embarcaron en proyectos de micromecenazgo con micropagos, promotor de los webcomics como un nuevo formato de cómic y redactor del Creator’s Bill of Rights, una declaración de derechos de los creadores. Su importancia se puede comprobar en el montón de premios de prestigio que ha recibido por sus obras, incluyendo varios premios Eisner, Harvey o Yellow Kid. Se los merece, pues es un autor mayúsculo y “El Escultor” es un ejemplo de su gran talento.
A ver, yo entiendo que estafa es cuando te quedas tú el dinero, no cuando el dinero es un donativo…