linea_separadora

Michael Jordan es el mejor jugador de baloncesto de todos los tiempos, aunque hay muchos candidatos que se han postulado a arrebatarle este merecido título. Infructuosamente. Ninguno de ellos le hace sombra. Para algunos también es el mejor deportista de todos los tiempos, pero aquí el debate es más abierto y parece difícil poder comparar deportistas de distintas disciplinas y épocas diferentes bajo el mismo prisma.

En 1996 alguien en las oficinas de Warner Bros. tuvo una idea genial: juntar en una misma película a Michael Jordan y los Looney Tunes. Y con esta premisa tan sencilla se consiguió dar forma a un clásico intergeneracional, que también contó con figuras del baloncesto como Larry Bird, Charles Barkley, Patrick Ewing, ‘Muggsy’ Bogues, Larry Johnson o Shawn Bradley, y hasta sacó a Bill Murray a la pista para jugar los últimos minutos del partido contra los Monstars. “Space Jam” es una de las mejores películas infantiles de todos los tiempos y sigue siendo muy divertida.

La leyenda cuenta que el responsable de la idea no fue nadie de Warner Bros. sino David Falk, el agente de Jordan. “Michael Jordan y Bugs Bunny, el guión ya lo hacemos luego“, les dijo. A Jordan, por su parte, le dejó claro que su carrera como actor tenía poco recorrido: “No sabes actuar. Sólo puedes hacer un papel: Michael Jordan“.

Protagonizada por Michael Jordan, Theresa Randle, Wayne Knight, Bill Murray y unas cuantas estrellas de la NBA, “Space Jam” nos contaba como unos pequeños extraterrestres pretenden secuestrar a todos los dibujos animados de la Tierra para confinarlos en un parque de atracciones de su planeta. Bugs Bunny, viendo el minúsculo tamaño de sus rivales, desafía a los invasores a un partido de baloncesto, pero los extraterrestres roban las habilidades de varios jugadores de la NBA y se convierten en invencibles.

Revisitar “Space Jam” más de veinticinco años después de su estreno es un placer. Todo funciona a la perfección. La química entre Michael Jordan y los Looney Tunes funciona. La combinación de imagen real y dibujos animados funciona. El eterno patetismo del Pato Lucas funciona. El debut de Lola Bunny funciona. Los cameos de las leyendas de la NBA perdiendo sus poderes a manos de los Monstars funciona. La banda sonora funciona (inolvidable ‘I Believe I Can Fly‘ de R. Kelly). Es una película perfecta.

Hace un par de años intentaron repetir “Space Jam“, sin Michael Jordan y con Lebron James, y la cosa fue un sonoro fracaso. Las demoledoras críticas la dejaron por los suelos. LeBron no es Michael, y nunca lo será. Ni dentro de la pista ni fuera de ella. El mismo Joe Pytka, director de la “Space Jam” original, lo dejaba muy claro cuando se hablaba de la secuela: “LeBron es un jugador de baloncesto fantástico, está en el top 20 de todos los tiempos. Pero no es Michael. Tal vez deberían llamarla de otro modo. No deberían llamarla ‘Space Jam 2’ o lo que sea. Debería ser otra película. No es ‘Space Jam’. ‘Space Jam’ es Michael Jordan. No importa lo mucho que LeBron quiera ser un gran jugador, no es Michael Jordan. Nunca habrá otro Michael Jordan“.

linea_separadora