Estamos ante un libro, “El diablo me obligó“, que nos ha sorprendido por su buen trato de la fantasía urbana en los bajos fondos de Los Ángeles y con un mejicano como protagonista, viene a ser una entretenida mezcla entre Harry Dresden y John Constantine a la mejicana.

El diablo me obligó
F. G. Haghenbeck
ISBN: 9788415065395 
208 páginas 
Rústica con solapas 
Ed. Salto de Página 
17.00 €

Tras la turbulenta muerte de su hermano, el exconvicto Elvis Infante recorre los bajos fondos de Los Ángeles convertido en diablero: un cazador de demonios, ángeles caídos y otros seres sobrenaturales con los que se trafica en el mercado negro y se celebran peleas clandestinas. Con un trabajo así uno sabe que antes o después llega ese caso que se complica, y que trae consigo a un sacerdote con dotes de seductor, una letal asesina con look de lolita gótica y una secreta y poderosa organización internacional relacionada con ese siniestro tráfico, mientras la narración nos hará saltar entre el East Side de Los Ángeles y las montañas de Afganistán.

Hay un tipo de literatura que viene pegando con cierta fuerza en los últimos años, no, no hablo de los zombies o los vampiros gusiluz, hablo de la fantasía urbana entremezclada con el género negro. Particularmente es un subgénero que me encanta, especialmente cuando tiene un toque más adulto que olvida al público adolescente-juvenil y se centra en un público más adulto que no sólo disfrutará con esta historia, sino que sabrá ver la crítica implícita a la guerra en Afganistán y otros detalles que posiblemente pasarían desapercibidos a un público más joven que no debería leer algunos de los pasajes de este libro (hay escenas demasiado gore y otras dantescas). Es, pues, un libro de fantasía urbana adulta.

Y es que el principal hilo motor del argumento es la karibumaquia, es decir, luchas a muertes entre ángeles, demonios y humanos, y no os confundáis, son luchas cruentas y sangrientas. Y aquí es donde aparece Elvis Infante, un diablero (llamado así porque se dedica a capturar demonios para su venta y lucha en estos actos), al que acude a solicitar ayuda “Mr. Nice Suit” (mister traje bonito), un sacerdote un poco débil y pecador (“vividor-follador”) que acude a él para pedirle ayuda en un exorcismo. Ambos se conocen y han colaborado en otras ocasiones, lo que nos sirve para que se inicie una serie de flashbacks que nos explican cómo se conocieron y, de paso, el pasado de Elvis en el ejército estadounidense y su intervención en la guerra de Afganistán. Y aquí es donde más complicada resulta la novela, ya que tenemos multitud de flashbacks que no hacen sencilla la lectura, es algo exigente, a lo que se suma el que esté escrito en español-mejicano que no facilita la entrada al libro (una revisión para adaptarlo al español quizás hubiese sido buena idea), pero superado ese escollo inicial (la mayoría de palabras las sacamos por contexto) es una novela muy disfrutable y entretenida con mucho potencial.

Me parece que el trasfondo del libro es un tanto sórdido, a fin de cuentas los humanos tan sólo utilizan a los demonios y a los ángeles en espectáculos sangrientos, y con otros usos que… en fin, en realidad viene a ser una revisión acertada ya que hemos demostrado, durante milenios, que si existe el Mal desde luego lo llevamos incorporado de serie. No obstante hay personajes que están más cerca del Bien que del Mal, y que luchan por continuar adelante.

No quiero obviar un detalle, y es que F. G. Haghenbeck nos ofrece un final muy abierto, del tipo coitus interruptus para que os hagáis una idea, ¿una muestra de que espera retomar al personaje? Esperemos que sí.

En definitiva estamos ante un libro sobradamente entretenido, al que quizás convendría pulir un poco la narración (no veo descabellado traducir del mejicano al español, visto lo visto) pero que va más allá de lo que esperábamos y que resulta en una aguda reflexión sobre la propia naturaleza del ser humano, ¡y encima de una manera muy amena! Es un libro recomendable.