Demasiado hemos tardado en dedicar uno de nuestros artículos a “Cadena perpetua“, una de las mejores películas de los años noventa y una de las mejores adaptaciones cinematográficas de un relato de Stephen King. Una obra maestra que, como el buen vino, ha mejorado con los años. Allá por 1994, cuando se estrenó, fue apreciada y poco más. Fue ignorada por los críticos, por los espectadores y por los grandes premios del año (siete nominaciones al premio Oscar en la edición de 1995 y ninguna estatuilla dorada) pero hoy, en el siglo XXI ya se la considera una de las mejores películas de la historia del cine. En la plataforma IMDb, un de los portales de referencia del cine que recoge millones de votos de usuarios en las fichas de sus películas, ocupa el primer lugar de la lista por encima de “El Padrino” o “Pulp Fiction“. La Biblioteca del Congreso de los EE.UU. la seleccionó en 2015 para su conservación en el Registro Nacional de Cine.
Dirigida por Frank Darabont, protagonizada por Tim Robbins y Morgan Freeman e inspirada en la novela corta de Stephen King “Primavera, esperanza eterna: Rita Hayworth y la redención de Shawshank” publicada en 1984 en en su colección de relatos “Las cuatro estaciones“, “Cadena perpetua” (extraña traducción libre del título original “The Shawshank Redemption“) nos cuenta la historia de Andy Dufresne, un apacible banquero acusado del asesinato de su mujer tras descubrir su infidelidad, que es declarado culpable del crimen y sentenciado a cadena perpetua en la prisión estatal de alta seguridad de Shawshank. Allí, poco a poco, se gana el respeto de todos los presos. Incluso el del astuto y resignado Ellis Boyd ‘Red’ Redding, el responsable de la mafia de sobornos y mercado negro de la cárcel, y del director del centro, el alcaide Samuel Norton, ganándose su confianza mientras diseña un complejo plan de fuga. Era dífícil sobrevivir, pero Andy sabrá labrarse su propio camino hasta Zihuatanejo.
“Cadena perpetua” es una película fantástica, y una de las películas favoritas de mucha gente. Eso es por ese mensaje positivo y por el héroe cargado de persistencia, ilusión y generosidad que es Andy. Un conmovedor canto a la esperanza a pesar de ser un drama carcelario. Una ‘feel good movie, como se suele decir. De un condenado a cadena perpetua que, por cierto, no sabemos si es culpable o no del crimen que se le acusa hasta la mitad de la película. Según Stephen King, es la mejor adaptación que se ha hecho de una de sus novelas. Y hay muchas adaptaciones cinematográficas de novelas de Stephen King. Muchísimas.
La película suposo un espaldarazo para su director, un Frank Darabont que solamente había rodado una película antes de esta (“Pesadilla en Elm Street 3”), que volvió a repetir con una adaptación cinematográfica de una novela de Stephen King unos pocos años después, cuando volvió a ponerse detrás de las cámaras para rodar “La milla verde” (1999).
A ver, la de abogados cristianos (me la agarras con la mano) me parece tan estúpido... en fin, además ahora,…