La imagen de Superman cruzando los cielos, confundiendo a los peatones desorientados de la ciudad de Metrópolis con pájaros y aviones, es un icono del cómic. Su traje rojo y azul identificaba a un héroe poderoso que solamente podía doblegarse ante los efectos de la kryptonita, y forma parte de nuestra cultura popular. Como homenaje, parodia simpática o simplemente como inspiración, el Benito Sansón de Peyo es un niño de aspecto inocente pero dotado de poderes sobrehumanos y con su kryptonita particular: los resfriados. Y no, no será ni un icono del cómic ni un referente de la cultura occidental pero es un clásico del cómic francobelga más que notable y la recuperación de sus aventuras por parte de Dolmen Editorial es todo un guiño a los lectores más nostálgicos.
 
 
image1Benito Sansón, el niño dotado de una prodigiosa superfuerza que, al contrario que los demás superhéroes, no necesita llevar una doble personalidad ni vestir un uniforme de malla para llevar a cabo sus heroicas hazañas. Pero como muchos de ellos, Benito también tiene su talón de Aquiles: cuando está resfriado, pierde su fuerza y se convierte en un muchacho como los demás.
 
No volveremos a ensalzar aquí las bondades de la colección Fuera Borda de Dolmen Editorial, puesto que ya hemos repetido hasta la saciedad, en todas las reseñas precedentes, nuestra satisfacción personal y nuestro respeto por la apuesta de la editorial mallorquina de reeditar material clásico de cómic francobelga de los años sesenta y setenta en formatos de lujo, que se aventuraba algo arriesgada en su inicio, allá en el año 2013, cuando Dolmen puso en marcha el sello con la publicación de las aventuras de los populares Johan y Pirluit en una colección de integrales, después de años desaparecidos de las librerías españolas. “Benito Sansón” de Peyo es la última incorporación a una lista extensa y de muchos quilates que incluye títulos tan interesantes como la “Natacha” de François Walthéry, “Quena y el Sacramús” de Gos, “Johan y Pirluit” de Peyo, “Los Casacas Azules” de Cauvin, Salverius y Lambil, y las dos últimas adquisiciones al catálogo de Fuera Borda: “Bermudillo” de Thom Roep y Piet Wijn y el travieso gato “Poussy” de Peyo. 
 
Creado por Pierre Culliford ‘Peyo’ (Bruselas, 25 de junio de 1928 – 24 de diciembre de 1992), maestro y pilar de l’École de Marcinelle (la escuela estilística creada por Jijé, formada colaboradores habituales de la revista semanal Spirou, cuyas oficinas se encontraban en la localidad de Marcinelle, hoy un barrio de Charleroi), el entrañable niño de fuerza prodigiosa Benoit Brisefer tiene su primera aparición en el número 1183 de la revista “Spirou”, en diciembre del año 1960. El padre de los Pitufos y de Johan y Pirluit fue el creador del personaje y se encargó de las dos primeras entregas (“Les taxis rouges” de 1962 y “Madame Adolphine” de 1965) en colaboración con Willy Maltaite ‘Will’, encargado de los fondos, pero luego cedió el testigo a otros compañeros y colaboradores como François Walthéry, Jean Roba, Gos, Yvan Delporte, François Walthéry y Albert Blesteau, y tras su muerte en 1992 su hijo Thierry Culliford se encargó de seguir la obra de su padre junto a Pascal Garray. Incluso está documentada la aportación del mismísmo Franquin en la formalización y los primeros bocetos del personaje.
El personaje fue una creación de Peyo que había de reemplazar al gato Poussy en las páginas de la edición del sábado del periódico belga en formato berlinés “Le Soir” pero que sedujo al editor Charles Dupuis desde el primer día, y así nos lo cuentan en uno de los artículos que acompañan al volumen, en un extracto del libro “Peyo, l’enchanteur” de Hugues Dayez. Uno de los muchos artículos que dan lustre a la edición en castellano de Dolmen Editorial, en una de los elementos característicos de la colección Fuera Borda: abundantes extras repletos de material inédito con portadas originales, dibujos, artículos de interés sobre los autores y su trabajo, páginas, bocetos e imágenes de todo tipo, que completan una edición cuidada y de formato inmejorable, encuadernada en una dignísima tapa dura.
 
Benoit Brisefer, Benito Sansón en la edición de Dolmen Editorial, (y Valentín Acero en la de Casals, Benet Tallaferro en las ediciones en catalán que publica la editorial Base, David Fortachón en una edición de Grijalbo que nunca llegó a ver la luz, o Pachín en la revista “Zipi Zape”), es un niño solitario de pelo rubio, dotado de increibles poderes sobrehumanos, que vive en el pequeño pueblo de Vivejoie-la-Grande, Villalegre la Mayor en la edición en castellano, sin ninguna compañía. Bondadoso e inocente, educado y honesto, Benito luce siempre una bufanda de color azul, chaqueta roja y una boina de color negro, y enfrenta con simpatía y generosidad las extrañas y emocionantes aventuras que le tocará vivir. Aunque no necesita llevar una doble personalidad ni vestir un pijama ni una capa para llevar a cabo sus heroicas hazañas, su superfuerza es un secreto a ojos de los mayores. Y, como todo héroe que se precie, Benito tiene su talón de Aquiles particular, su kryptonita, una debilidad que siempre se manifiesta en el momento más inoportuno: cuando se resfría, junto a los estornudos y los mocos que llegan, Benito pierde todas sus cualidades físicas extraordinarias y se convierte en un niño normal y corriente.
 
En la primera de las dos historias que Dolmen Editorial incluye en el primer volúmen recopilatorio “Los taxis rojos” (“Les taxis rouges”) Peyo nos presentará al personaje, sus peculiares habilidades, y nos contará como el enfrentamiento empresarial entre el viejo taxi del señor Arístides y la nueva y moderna compañía de taxis de color rojo esconde mucho más de lo que parece, un misterio que el pequeño Benito ayudará a desentrañar y detener a los malhechores. En la segunda de las aventuras, “La señora Adolfina”, el extraño comportamiento de una adorable ancianita complicará la vida del pequeño Benito pero la respuesta al problema la encontrará en el taller del inventor Serge Vladlavodka, fabricante de autómatas.
 
Para esos nostálgicos que nos acercamos a los cuarenta, como suelo recordar cuando reseño títulos de la línea “Fuera Borda” de la editorial mallorquina que dirige Vicente García, es un placer inenarrable revivir obras como esta, que forman parte de nuestros recuerdos felices. Para el resto, las generaciones más jóvenes, es una ocasión única para descubrir joyas del cómic francobelga que no debían quedar en el olvido. Johan y Pirluit, Natacha, Los Casacas Azules,… y, por supuesto, Benito Sansón. Una serie entrañable de ese grandísimo maestro llamado Peyo, a quién la popularidad de los Pitufos llegó a ahogar. Estos personajes pitufísimos, que hicieron su debut en el noveno álbum de “Johan y Pirluit” y cuyo éxito entre el público infantil provocó un efecto inesperado en la obra de Peyo, puesto que los pequeños gnomos azules del País Maldito crecieron y crecieron, pasaron del tebeo a la pequeña pantalla, se convirtieron en un fenómeno mundial y condenaron a Johan y Pirluit, a Poussy y a Benito Sansón al ostracismo. Incluso el mismo Peyo llegó a confesar en alguna ocasión que se había sentido prisionero del gran éxito de sus Pitufos.
Con la reedición de las aventuras de Benoit Brisefer Dolmen Editorial de nuevo ha dado en el clavo y, la verdad, visto en perspectiva tampoco era tan difícil. Si uno estima que un buen ‘target’ para la reedición de un cómic de los años ochenta, esos viejos clásicos que cuando llegaron en su momento, si lo hicieron, fue de forma fragmentada y en formatos poco nobles, es el cliente de mediana edad con poder adquisitivo, desempolvar del fondo de armarios olvidados los libros y los cómics de nuestra infancia para la alegría de nosotros, los padres, y la grata sorpresa de nuestros hijos, publicar “Johan y Pirluit”, “Los Hombrecitos”, “Natacha” o éste “Benito Sansón” parece una elección perfecta.
 
Benito Sansón.
Autor: Peyo
Editorial: Dolmen Editorial
Colección: Fuera Borda
Fecha de publicación: Mayo de 2015
ISBN: 9788416436026
Formato: 21,5x38cm. Cartoné. Color.
Páginas: 144
Precio: 29,95 euros