Alan Davis es uno de mis autores, guionistas y dibujantes, favorito de todos los tiempos. Su trabajo en títulos como “Excalibur” o “JLA: El Clavo” rayaban la perfección, y en DC Comics tuvieron la suerte de tenerlo trabajando en Detective Comics. Aquí tenéis seis de aquellos números en esta maravilla: “Grandes autores de Batman: Alan Davis. Mi principio.. y mi probable fin“.

 

Mi principio.. y mi probable fin (Grandes autores de Batman: Alan Davis)

Edición original: Detective Comics #569-574
Guión: Mike W. Barr
Dibujo: Alan Davis, Carmine Infantino, E.R. Cruz
Tinta: Terry Beatty, Paul Neary
Color: A color
Formato: Libro cartoné, 160 págs. a color.
17,95€

Catwoman es la nueva aliada de Batman y Robin… ¡pero al Joker no le hace ninguna gracia!

Así comienza la imprescindible recopilación de la breve pero mítica etapa de Detective Comics escrita por Mike W. Barr (Camelot 3000) y dibujada por Alan Davis (JLA: El clavo), uno de los autores más respetados del género superheroico. Acompaña al Caballero Oscuro en seis intensos episodios en que, además de enfrentarse a enemigos como el Espantapájaros o el Sombrerero Loco, deberá repasar su dura infancia en un momento no menos difícil.

Alan Davis llamó la atención de los editores de DC por su trabajo en Marvel UK, lo que le sirvió para dar el salto y cruzar el charco como dibujante de la nueva Batman y los Outsiders, sustituyendo a Jim Aparo. Su gran trabajo le ganó después el honor de trabajar en Detective Comics, trabajo que ha sido recopilado en el volumen Grandes autores de Batman: Alan Davis: Mi principio.. y mi probable fin, objeto de esta reseña. Y aunque finalmente abandonó la serie por diferencias creativas que le llevaron a abandonar al comienzo de el arco argumental Batman: Año Dos (y todo por el tamaño de la pistola de Joe Chill, para que luego nos digan que el tamaño no importa).

La pérdida de unos, DC, fue la ganancia de otros, Marvel. Han pasado muchísimos años desde que Alan Davis se asomase por las colecciones mutantes y nos dejase a todos babeando, años desde que Chris Claremont por fin pudiese cumplir su sueño de trabajar con Davis en alguna de las series mutantes, de hecho Excalibur se crea con ese fin, y pasaron unos pocos más hasta que Marvel le dio la oportunidad de reflotar la serie (a la deriva tras la marcha de un Claremont que tampoco parecía tener claro qué hacer con ella) para sorprenderse cuanto éste sentó cátedra en una serie que parecía desahuciada y a la que Alan Davis no sólo resucitó (él y Paul Neary se llevaron el premio Eisner a mejor equipo artístico), sino que puso de nuevo en el calendario de compras imprescindibles (aunque finalmente en Marvel se la quitaron al querer explotar todo lo bueno que había hecho en ella… naturalmente se lo cargaron, todo). Después vendría su ClanDestine, su JLA:El Clavo y otros trabajos que, quizás, no brillaron tanto, como su JLA: Otro Clavo, o su etapa en los Vengadores (a los guiones), pero eso no nos quita que estamos ante un autor completo que nos ha regalado auténticas maravillas. Y este volumen publicado por ECC Ediciones nos demuestra porqué DC y Marvel se peleaban por trabajar con este autor.

En estos números la serie se acercaba a su número 600, pero la alargada sombra de Frank Miller ya se empezaba a notar y el estilo dinámico, limpio y alegre que Mike W. Barr (Camelot 3000, Batman y los Outsiders) y Alan Davis habían impreso a Detective Comics en apenas 6 números corría un serio peligro.

Aún así Davis nos regala una maravilla de números en los que Batman y Robin danzan por las viñetas, en los que la sincronía entre guionista, dibujante y entintador, nos brinda una de las mejores interpretaciones del Caballero Oscuro que se hubiese visto en años (o de las que se ha visto jamás) y esto es algo que estoy dispuesto a discutirle a cualquiera. Alan Davis nos ofrece un Batman que se mueve de forma fluida, que no busca las sombras y que se enfrenta a sus enemigos, en compañía de Jason Todd (Robin), de una forma menos estratégica y matona que lo que haría el Batman de Frank Miller. Estos seis números son una carta de amor hacia una forma de hacer cómics, puede que Mike W. Barr escribiese estos guiones para lucimiento de Davis (opino que se hubiese lucido con lo que fuese) pero no hay duda de que el dibujante británico se luce con sus versiones del Joker, Catwoman, el Espantapájaros o ese personaje invitado que aparece por sorpresa.

Quizás estemos ante el canto del cisne de esta forma de narrar a Batman, enfrentado a la decisión de participar en una etapa más oscura en la que lo realmente importante era el tamaño del arma con el que asesinaron a los padres de Bruce Wayne (como si el tamaño tuviese alguna importancia cuando hablamos de dos muertes tan traumáticas) Alan Davis se marchó a Marvel donde, entendió, podría continuar dibujando cómics como a él le gusta: con retazos de sueños, alegría, humor y momentos oscuros, una mezcla en la que no se debía permitir que la oscuridad se hiciese con todo. Y creo que acertó.

Por cierto, Davis no se mata con los fondos en muchas viñetas, pero cuando se pone… ¡se pone! La Mansión Wayne nunca me había parecido tan viva.

Hay que mencionar que la edición de ECC no incluye cierto material que Alan Davis sí dibujó, hablamos del número 575 (el de la polémica, comienzo de Batman: Año Dos, donde DC redibujó el arma de la polémica), y la novela gráfica Full Circle, el primero se incluye en el volumen Grandes autores de Batman: Alan Davis. Año Dos y de Batman: Full Circle aún no ha habido noticias. Eso sí, considero que en ECC tomaron la decisión correcta al separar Año Dos de estos números, se hizo así siguiendo la edición USA de un hard cover, pero eso no quita para que no sea un acierto.

En definitiva, si los números de Alan Davis en Detective Comics se pueden interpretar como una carta de amor, como una forma de entender el cómic de superhéroes, yo no puedo sino recibir con más que agrado semejante misiva y os recomiendo este volumen porque Alan Davis es uno de los mejores, pero si preferís a un dibujante hot… siempre podéis compraros Batman: Silencio y “disfrutar” con el trabajo de Jim Lee allí (¿se nota que ya no soporto a Jim Lee y lo que le ha hecho al género?)