Mezclar religión y superhéroes no suele funcionar. Mientras que las creencias religiosas dependen de un acto de fe sincero y personal, los cómics de superhéroes se han posicionado claramente siempre en el universo de la ficción, y nadie pide al lector de cómics que se crea aquello que le están contando.

Para algunos, es el tesoro supremo. Para otros, es el poder supremo. Y para Batman… ¿Será el sacrificio supremo?

Suele ser habitual mezclar los personajes de la mitología (escandinava, griega, egipcia, azteca,…) con los superhéroes que defienden nuestro planeta frente a los embates de las fuerzas del mal, y los ejemplos son numerosos en DC y en Marvel, pero no suele serlo tanto que sean elementos de la mitología cristiana, pues los creyentes de dicha religión son muy poco tolerantes con el uso inadecuado de su iconos, de su divinidad y sus santos. La iconografía celestial debe estar a una distancia segura de la iconografía superheroica y no se mezclan, dicen.
Pero afirmar que los cómics de superhéroes solamente presentan ideales abstractos y benignos es de ingénuos, una ilusión sin demasiado fundamento. Los cómics de DC y Marvel Comics, como cualquier producto de la cultura de masas, vienen envueltos en una serie de ideales, nada neutrales, más o menos velada. Política, economía y religión incluidos. ¿Quién no sería capaz de comparar el origen de Superman y su papel como defensor de la Humanidad con cualquier figura mística, sea Cristo, Mahoma o Buda, y los textos que glosan su divinidad y sus hazañas?

En “Batman: El Caliz” (“Batman: The Chalice“), escrito por Chuck Dixon y dibujado por John Van Fleet, Bruce Wayne recibe un misterioso paquete que lo convierte en el objetivo de los villanos más peligrosos del mundo: el Santo Grial, el recipiente usado por Jesucristo en la Última Cena, una de las reliquias más buscadas y veneradas por los cristianos.
No es la primera ocasión, ni será la última, que el mundo de la ficción especula acerca del destino del Caliz, y utiliza la búsqueda de tan sagrada reliquia para construir la historia. No se puede negar que este conocido tesoro ha hundido sus cimientos en el imaginario común. Desde las películas “Indiana Jones y la Última Cruzada” de Steven Spielberg o “Excalibur” de John Boorman hasta las novelas “Los hijos del Grial” de Peter Berling o “El péndulo de Foucault” de Umberto Eco, pasando por la ópera de Richard Wagner “Parsifal“, la búsqueda del Santo Grial es un elemento clave para sostener el relato, y también es esencial en las historias relacionadas con el Rey Arturo, donde se combinan la tradición cristiana con antiguos mitos celtas referidos a un caldero divino.
La búsqueda del Cáliz donde José de Arimatea recogió la sangre y el agua emanadas de la herida abierta por la lanza del centurión en el costado de Cristo ha involucrado a muchos hombres y mujeres a lo largo de dos mil años, incluyendo a cruzados, templarios y cátaros, pero nunca había vinculado su destino a los de un vigilante nocturno de la ciudad de Gotham City.

El guionista Chuck Dixon (un habitual de los Otros Mundos, como “Batman: El Ankh” o “La Liga de los Jinetes“, y un nombre esencial en la franquicia de Batman, en la que fue fundamental durante buena parte de los años noventa) nos ofrece con “Batman: El Caliz“, historia autoconclusiva que se publicó en 2004, un pasaje inesperado y provocativo a la leyenda del Caballero Oscuro, que no se presenta como una historia de los Otros Mundos pero, la verdad, podría encajar perfectamente en los ‘Elseworlds‘: funciona en la continuidad general de las aventuras del Hombre Murciélago, en la ciudad de Gotham habitual y en cualquier momento de su longeva existencia, pues apenas hay modificaciones substanciales en el universo de DC Comics, ni en los lugares, ni en los hechos, ni en los personajes, ni en los villanos, para encajar el Santo Grial en las aventuras de Batman.

El género de los superhéroes se ha convertido en una de las mitologías más universalmente reconocidas de la actualidad, y para muchos es una ficción más elaborada y deseable que la que presenta cualquier religión. Y es que cuando la religión ha ido perdiendo su fuerza y sentido en la sociedad del siglo XXI, otros han llegado para ocupar su lugar. Conceptos tan básicos como hacer el bien y sacrificarse por los demás, elementos inherentes en las religiones mayoritarias, se enfundan ahora trajes ajustados con capas y ofrecen esperanza a personas que buscan historias que den sentido a la vida. La religión, ¿es la necesidad de los necios y de los ignorantes o una respuesta para calmar los espíritus menos valerosos, una especie de sedante para quienes no quieren sufrir?

Batman: El Caliz” es un ejemplo de la difícil convivencia entre los superhéroes y la religión, mientras que “La Imposible Patrulla-X: Dios ama, el hombre mata” de Chris Claremont y Brent E. Anderson sería el ejemplo contrario. Cerrad el cómic de Chuck Dixon y John Van Fleet, olvidadlo, y releed la obra maestra de Claremont y Anderson una vez más.

Batman: El Caliz.
Guión: Chuck Dixon
Dibujo: John Van Fleet
Edición original: “Batman: The Chalice”
Fecha de publicación: Octubre de 2018
ISBN: 978-84-17549-63-3
Formato: Cartoné. Color.
Páginas: 96
Precio: 12,95 euros