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Cuando estrenó esta película, probablemente su mejor obra, Jean Pierre-Jeunet ya había llamado mucho la atención con otros dos títulos muy personales y característicos como son “Delicatessen“(1991) y “La ciudad de los niños perdidos” (1995). Las tres comparten un estilo muy personal en el que el argumento (en este caso una bella historia romántica sobre una chica parasina que se dedica a ayudar a los demás) es tan relevante como su puesta en escena, rebosante de originalidad y un marcado tono naif, juguetón, rocambolesco. “Amélie” es un alarde de construcción fílmica en el que guión, montaje, fotografía, diseño de producción y una inolvidable banda sonora se asocian perfectamente para transportar al espectador a una realidad distinta. Es una comedia romántica amable, bienintencionada, un juego para los sentidos y una historia muy emotiva. Su objetivo no es otro que hacernos olvidar nuestras penas y mantenernos por dos horas sorprendidos y con una perpetua sonrisa y a fe que lo consigue, no sólo por su propia arquitectura sino porque el director también da en la diana con la actriz protagonista, una Audrey Tatou tan excéntrica, espontánea e hipnótica en su actuación como la historia sobre su personaje. Una delicia de película. Consiguió cinco nominaciones en los Oscars: mejor película de habla no inglesa. guión original, fotografía, diseño de producción y sonido.
Pues de empatía con las pelis de zombies entre 0 y nada, así que hice bien en no verla. Y…