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El maravilloso mago de Oz” (“The Wonderful Wizard of Oz“) es una de las obras maestras de la literatura infantil de todos los tiempos. Escrita por Frank L. Baum (1856-1919) e ilustrada por W. W. Denslow, fue publicada por primera vez por la George M. Hill Company en Chicago en 1900. Fue un éxito instantáneo, vendiendo diez mil ejemplares en sus primeros ocho meses. Desde entonces ha contado con decenas de ediciones en decenas de idiomas distintos.

El maravilloso mago de Oz” contó con trece secuelas escritas por el mismo Baum, más de veinte de Ruth Plumpley Thompson, tres de John R. Nail,… además de numerosas adaptaciones cinematográficas y teatrales. La más destacada de todas es, sin duda, la versión cinematográfica de Victor Fleming del año 1939, que contó con la actriz Judy Garland para interpretar a Dorothy y dar voz a las conocidas canciones de Harold Arlen y E. Y. Harburg y danzar las coloristas coreografías de Bobby Connolly.

Considerada por el American Film Institute en el año 2008 como la mejor película de fantasía de la historia del cine, “El mago de Oz” nos contaba la historia de Dorothy Gale de Kansas y su perro Toto, del Espantapájaros, del Leñador de Hojalata y del León Cobarde en su camino por el camino de baldosas amarillas desde el país de los Munchkins hasta la Ciudad Esmeralda, donde esperan conseguir del Gran Mago de Oz la realización de sus deseos: el regreso a casa de la pequeña Dorothy, un cerebro para el Espantapájaros, un corazón para el Hombre de Hojalata y valor para el León Cobarde. A lo largo del viaje los cuatro tendrán que afrontar numerosos peligros que les llevarán a tomar sus propias decisiones y a encontrar, dentro de ellos mismos, aquello que ansiaban tener y creían no poseer.

Hay quien dice que tras este argumento, Frank L. Baum escondió una profunda sátira de la sociedad americana: una joven (un americano medio) conoce a un espantapájaros sin cerebro (los granjeros), a un hombre de hojalata sin corazón (los empresarios), a un león cobarde (los políticos) y a un farsante que simula hacer magia (la tecnología). Juntos deben recorrer un camino de baldosas amarillas (el color del oro, como metáfora del dinero).

Cuenta la histora que Disney quería adaptar “El maravilloso mago de Oz” de Frank L. Baum tras el éxito de “Blancanieves y los siete enanitos” (1937) pero que la Metro-Goldwyn Mayer se les adelantó y se hizo con los derechos de la novela por 75,000 dólares, que era una cifra enorme en esa época. La película contó con un presupuesto de 2,7 millones (aproximadamente unos 50 millones de hoy en día), y sufrió un montón de accidentes e incidentes durante el rodaje, que se alargó más de lo previsto e incrementó bastante su coste. Sin ir más lejos, el film contó con varios directores distintos: inició el rodaje bajo la dirección de Richard Thorpe, le sustituyó George Cuckor y también King Vidor y, finalmente, llegó Victor Fleming que es el que consta como acreditado.

El mago de Oz” estaba protagonizada por Judy Garland, Bert Lahr, Billie Burke, Frank Morgan, Jack Haley y Ray Bolger, entre otros. La película convirtió a Judy Garland en una estrella, aunque la MGM inicialmente no la quería a ella sinó a Shirley Temple, e intentaron conseguir a la actriz de la Fox sin éxito.

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