Este fin de semana se ha estrenado “Luces rojas“, la tercera película del español Rodrigo Cortés, que hace un par de años nos sorprendiera a todos con “Buried (enterrado)” y que trata de repetir éxito con un reparto internacional y una película con una factura muy norteamericana.

Título original: Red lights.
Guión: Rodrigo Cortés.
Países: España y USA.
Duración: 119 min.
Género: Thriller sobrenatural.
Interpretación: Cillian Murphy (Tom Buckley), Sigourney Weaver (Margaret Matheson), Robert De Niro (Simon Silver), Elizabeth Olsen (Sally Owen), Leonardo Sbaraglia (Palladino), Toby Jones (Doctor Shackleton), Joely Richardson (Monica Handsen).
Producción: Rodrigo Cortés y Adrián Guerra.
Música: Víctor Reyes.
Fotografía: Xavi Giménez.
Dirección artística: Antón Laguna.
Vestuario: Patricia Monné.
Distribuidora: Warner Bros. Pictures International Spain.
Estreno en España: 2 Marzo 2012.
Cortés pertenece a una generación de jóvenes directores españoles que han buscado financiación fuera de España para llevar a cabo sus proyectos (otra muestra de arrestos) y entre los que Jaume Collet Serra (“La huérfana”, “Sin identidad” o la serie “The river”) parece de momento el más destacado.
La intención y el esfuerzo puesto por el director es digno de aplauso, pero algo muy distinto es el resultado que ha logrado con “Luces rojas”. Para mi gusto se trata de una película entretenida, como no, está hecha para serlo con su interminable sucesión de escenas efectistas; pero la sensación que te queda conforme la vas rumiando es que no ha conseguido del todo lo que pretendía con ella. Pasa un poco lo contrario que con “Buried”, que cuanto más pensabas en ella y en como había sido rodada, más te dabas cuenta de lo complicado que era conseguir ese resultado. Efectivamente, se trata de una película decepcionante en cierto modo, entretenida, pero decepcionante.
Por supuesto es destacable esa factura con la que imprime a la película un cierto tono de pesadilla, esa inmersión en terrenos cuasi oníricos rastreando la psicología de los personajes (evidente en esa escena en la que Tom se ve a sí mismo) y que nos llevan a las puertas de un terror que sobrevuela el metraje de principio a fin aunque nunca se hace efectivo por completo. Tuve la sensación viendo esta película que Cortés ha querido hacer algo similar a lo que Aranofsky hizo con “Cisne negro” o Adrian Lyne con “La escalera de Jacob”, que como guionista ha querido acercarse al mejor Shyamalan o a algunos trabajos de Amenábar y que ha pretendido adentrarse en atmósferas próximas al cine de David Lynch el problema quizás es que conforme la ambientación pierde realismo, la coherencia interna del relato parece irse resintiendo y uno acaba pensando que lo que ha visto resulta demasiado alambicado, demasiado artificioso, poco sólido…..Pienso que no se trataba de eso, que Cortes lo que quería era que en todo momento, incluso al final, nos planteáramos si lo inexplicable podía ser “real” pese a todo….quizás hubiera sido mejor dar un tono más realista al relato.
La película tiene mucho de espectáculo de prestidigitador. Se nos avisa desde el principio, los magos suelen trabajar con poca luz (el director también lo hace) y distraen nuestra atención pare que no miremos donde debemos (pues eso). En definitiva así ha de entenderse “Luces rojas”, un juego entre el director y nosotros como espectadores, una película de entretenimiento…la pena es que presuponíamos logros mayores y en ese sentido el truco, cuando lo descubres, te deja con una inevitable sensación de decepción.
Cortés no va a perder interés como realizador ni aún considerando este trabajo como un resbalón, si lo pensamos bien ha construido un gran artificio, su particular truco de magia y no le va a salir mal la jugada porque seguramente funcionará en taquilla. Resulta revelador que haya pretendido hacer esta película tan ambiciosa en su tercer trabajo, demuestra que tiene intención de confeccionarse una filmografía interesante y aunque no siempre se acierte con lo que se pretende, se precisan creadores inquietos y valientes como él. Quedémonos con que la película es entretenida y posee una factura atípica para el cine español, si sólo es un traspiés puede que en futuros trabajos nos depare importantes alegrías.
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