Drama en torno a la figura de Unamuno en la Salamanca epicentro del alzamiento militar contra la Segunda República allá por 1936. Cine de factura clásica muy trabajada, con afán didáctico, dialogado y reflexivo, plagado de metáforas que hablan de España, de su pasado y su futuro, con interés por emocionar y conmover al público. Amenábar, uno de los mejores directores de la actualidad, filma con mimo y respeto todo lo que cuenta y a todas las figuras históricas de las que habla ofreciendo otro punto de vista sobre la guerra civil, la de la “tercera España”.

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Duración: 107 min.
País: España
Guión: Alejandro Amenábar, Alejandro Hernández
Música: Alejandro Amenábar
Fotografía: Alex Catalán
Reparto: Karra Elejalde, Eduard Fernández, Santi Prego, Patricia López, Inma Cuevas, Nathalie Poza, Luis Bermejo, Mireia Rey, Tito Valverde, Luis Callejo, Luis Zahera, Carlos Serrano-Clark, Ainhoa Santamaría, Itziar Aizpuru, Pep Tosar
Productora: Mod Producciones / Movistar+ / Himenóptero / K&S Films. Distribuida por Buena Vista International
Género: Drama, Guerra Civil Española

 

Y otra más de la guerra civil….Y en un momento en que, como si se hubiera producido un pliegue en el tiempo, estamos más cerca que antes de lo que fue aquello. Después de muchos años Franco vuelve a estar diariamente en los periódicos, la España monárquica vuelve a estar frente a la España republicana y parece imposible encontrar consensos y transitar por un camino común hacia un futuro mejor. En este contexto Amenábar se ha atrevido a hacer esta película y digo “atrevido” porque su anhelo de ser respetuoso y justo con todos, sus (a mi juicio) inmejorables intenciones, son el mejor caldo de cultivo para que reciba “tortas” de un lado y de otro. El debate está servido.

Lógicamente encontraréis críticas que alabarán la película y otras que la criticarán (hay quienes solo quieren que les cuenten la historia como ellos consideran que es o fue). La guerra civil es uno de esos temas, y más con el tratamiento que se le ha dado en este caso, en los que para el director es imposible contentar a todos los públicos y en los que para el espectador es imposible fiarse de nadie a la hora de anticipar si le va a gustar o no. Conviene ver la película y sacar cada uno sus propias conclusiones.

Considero que Amenábar ha pretendido ser con su cámara simplemente el testigo de unos hechos para que cada cual los juzgue. Entiendo que su labor ha sido fundamentalmente la de documentarse bien para saber qué ocurrió en aquella Salamanca de 1936 y contárnoslo de la manera más atractiva posible. Lógicamente no puede ser fiel al cien por cien a lo que pasó por la sencilla razón de que no estuvo allí, de que el cine tiene unas limitaciones y unos códigos, pero me suena todo a verosímil por lo que sabemos y por lo que sospechamos que pudo pasar. No obstante, su película no pretende ser realista (se toma el lujo incluso de mostrarnos ensoñaciones de Unamuno), está filmada de un modo clásico y en todo momento pretende conquistar la atención del espectador (siempre me ha parecido que es el más Hitchcokiano de los directores actuales por eso mismo y por su minuciosa forma de trabajar).

Para que su relato tenga interés utiliza la figura de Unamuno como hilo conductor, un autor complejo, una personalidad contradictoria en muchos aspectos, diputado de las Cortes de la Segunda República y después defensor del alzamiento al sentirse descantado con lo que la República estaba haciendo. Viene muy bien para representar lo que se ha venido en llamar la “tercera España”, esa que no estaba ni está de un lado ni del otro, que lo quería y quiere es vivir en paz y armonía y progesar, como tú que lees y como yo que escribo; pero sobretodo viene muy bien para que el espectador de la película empatice con un protagonista y haga suyos sus anhelos y sus pesares. Karra Elejalde con su prodigiosa interpretación logra que conectemos con Unamuno y a partir de ahí Amenábar es un maestro en eso tan difícil que es emocionarnos y conmovernos. Lo logra en varias escenas porque conseguirnos ponernos en el pellejo de ese hombre, culto, inteligente, que sólo pretende hacer lo correcto, pero que las circunstancias no se lo permiten. También logra contarnos y eso me parece muy interesante, los entresijos del alzamiento, lo que se cocía entre los militares sublevados, que pocas veces nos lo han contado en películas (o al menos de este modo) y lo hace tratando a los personajes con corrección. Lo aplaudo porque permite que sus actores logren varias actuaciones antológicas empezando por un impresionante Eduard Fernández y siguiendo por un sorprendente Santi Prego o un insólito Tito Valverde. Me quito el sombrero con todos ante todas y cada una de sus escenas.

Uno de los grandes méritos de Amenábar, que le convierten en mi opinión en uno de los mejores directores de la actualidad (y no hablo sólo del panorama español) es que habla con imágenes. Rueda como nadie podría haberlo hecho la llegada de la plana mayor de los sublevados nacionales a Salamanca, desde un punto de vista técnico y fílmico es una maravilla y te encoje el ánimo desde el minuto uno, pero sobretodo y más allá de lo obvio me fascina como expresa con sus secuencias muchas más cosas: como la guerra destruye esa rutina en la que Unamuno es feliz (la llamada a sus amigos tocando en la puerta con su bastón), cómo se urden los cambios de planes entre las altas esferas, como una ocurrencia convierte el conflicto en una lucha de banderas, cómo se puede conquistar a las masas con un himno, cómo un auditorio gritando al unísono puede ser aterrador, cómo un hombre bueno y con principios puede sucumbir al quedar a merced de individuos sin escrúpulos.

Las imágenes están llenas de segundas lecturas tan interesantes como la historia que se nos cuenta (que por cierto, no recuerdo una película dialogada, porque acción hay la justa, que sea tan entretenida como ésta). Sin hacer spoilers quiero señalar una metáfora visual que me parece evidente: dos personajes discutiendo, con dos formas de ver las cosas radicalmente distintas y un paisaje campestre hermosísimo al fondo. Amenábar nos susurra una idea: quizás perdemos el tiempo discutiendo, cuando deberíamos disfrutar más de lo que tenemos. Hay metáforas como esa y dobles lecturas en toda la película y momentos en los que el texto del guión hace evidente que conviene reflexionar, cosa que va dirigida para unos y para otros. ¡Cuidado! La frase “Venceréis pero no convenceréis, porque para convencer hay que persuadir”, no hay que equivocarse, está dicha en un contexto y dirigida a unos, pero vale para todos.

Una de las reflexiones a las que me lleva ese momento es comprobar qué poco sabemos de historia. El que sepa todos los pequeños detalles históricos que cuenta esta película que tire la primera piedra, pero me temo que pocos lapidadores habrá y defiendo que, en general, sabemos de historia lo justo y mínimo, así que no viene mal que de vez en cuando haya “otra película de la guerra civil” como ésta. Leí que Amenábar cree pertenecer a “una generación a la que se ha ocultado la guerra civil” y muchos se sorprendieron. Mi experiencia personal es que gente que conozco ni conocía muchos de los hechos de la película ni estudió la Guerra civil. Yo sí me echo las manos a la cabeza. Colijo de ello (no hace falta ser muy listo si se está al tanto de la actualidad) que somos aún una sociedad que aún no ha superado aquel conflicto, que no ha logrado hablar de él sin evitar el enfrentamiento y que por ello ha pasado de puntillas sobre él incluso en los libros de texto no sea que ocurriera lo que ya está pasando, que arruinamos con discusiones que no llevan a ningún lado las cenas de nochebuena y las comidas de Navidad. Todo lo contrario de lo que insinúa la película y es que se pueden tener ideas distintas y discutir sobre ellas como hace Unamuno con su amigo Salvador Vila.

El título “Mientras dure la guerra” también tiene segunda lectura. En un momento de la película el mando de los sublevados decide que Franco seguirá precisamente “mientras dure la guerra”. Pues bien, parece que la guerra sigue, parece que en la actualidad seguimos igual, incluso Franco sigue, ahí está todos los días en las hojas de los periódicos y los informativos. Siguen las posiciones encontradas, ningún deseo de llegar a consensos y superar el pasado, seguimos chocando con la misma piedra. Amenábar intenta llamar la atención sobre lo importante y no es nada de lo que nos venden o nos han querido vender durante años. ¿Qué es lo importante? No lo es saber quién tiene razón y quién no, que a mi modo de ver todos tienen la suya y nadie la tiene completamente, lo importante es reflexionar sobre quiénes somos, sobre qué futuro queremos y sobre cómo podemos labrarnos un horizonte más esperanzador. El enemigo es la guerra y el conflicto, que dejan en segundo plano los problemas importantes que sí hay que resolver. Mientras no entendamos que lo que importa son esos campos que nos enseña esta película, la cultura, los servicios básicos, la concordia entre las buenas gentes, no iremos a ninguna parte. Todo eso y mucho más dice Amenábar con “Mientras dure la guerra”.

Película muy bien hecha + argumento muy interesante + mucho que aportar = Magnífica película