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Una de las imágenes más icónicas del cine fantástico es, sin duda, la de la cabeza estallando en “Scanners“, esa impactante escena de la cabeza de un presentador de televisión reventando en directo bajo los efectos de los poderes del personaje interpretado por Michael Ironside.

Hijo de una pianista y de un escritor, Cronenberg creció entre libros y cómics que fueron los que cimentaron su interés por la cultura y el cine. Autodidacta, sus primeros largometrajes de corte experimental ya anticipaban al creador que estaba en camino. La mayoría de sus películas tienen un sello personal inconfundible, un lenguaje y una mirada tan perturbadora, desasosegante, repleta de violencia y sexualidad, que no deja indiferente a nadie e inspira en el espectador desde el rechazo más absoluto hasta una admiración sin límites. “Scanners” no escapa de esta descripción. Esta película de David Cronenberg forma parte de una filmografía llena de seres de pesadilla, malvadas corporaciones, tratamientos experimentales y relaciones al borde del precipicio a la que hemos dedicado mucha atención en esta tribuna.

Protagonizada por Chuck Shamata, Jennifer O’Neill, Lawrence Dane, Michael Ironside, Patrick McGoohan y Stephen Lack, entre otros, “Scanners” nos contaba que en el mundo hay algunos individuos singulares, 237 personas con unos increíbles poderes telepáticos, capaces de controlar las mentes de los demás y que pueden provocar dolor y sufrimiento en sus víctimas. Darryl Revok es el más poderoso de los integrantes del grupo clandestino que ellos constituyen, conocido como los ‘scanners‘. Es el líder, pero el doctor Paul Ruth descubre a Cameron Vale, un ‘scanner‘ con más poderes que Revok y decidirá utilizarlo para acabar con el grupo.

Más de cuarenta años después del estreno de “Scanners“, la escena de la cabeza estallando aún sigue resultando tan impactante como cuando se vio por primera vez. Fabricada artesanalmente, una cabeza de látex llena de hamburguesas y sangre hecha con sirope que hicieron estallar con el un disparo de una escopeta, sin la ayuda de efectos informáticos que en los años ochenta aún no estaban disponibles en el séptimo arte, es tan efectiva como efectista. En las emisiones de la película para televisión se sustituyó esta escena por otra en la que al presentador no le estalla la cabeza sino que sufre un ataque al corazón. Curiosamente el mismo David Cronenberg aprovó la idea, pues la encontró más perturbadora que la otra.

Scanners” tuvo hasta cuatro secuelas (“Scanners II: El nuevo orden”, “Scanners III: El poder de la mente”, “Scanner Cop” y “Scanner Cop 2”) de calidad muy inferior, en las que no estuvo involucrado David Cronenberg.

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