Este pasado fin de semana (16, 17 y 18 de diciembre) se celebró el Salón del Cómic de Zaragoza en su vigésimoprimera edición en la que, una vez más desde la pandemia, se mantuvo el límite del aforo aunque no eran necesarias las mascarillas pero por desgracia se optó por limitar la venta de entradas exclusivamente a través de la plataforma online, con lo que gente de edad avanzada que se plantó en el recinto tuvo serios problemas para poder entrar, y, el error más grave, se pecó de precavidos, se dio a la hora de estimar que en cada “turno” tan solo podrían acceder 1.500 personas, con lo que cuando éstas se iban marchando generaban un vacío que se notó especialmente el sábado por la tarde y que hizo que las ventas flojeasen en la mayoría de stands, puesto que teníamos un total (máximo) de 9.000 asistentes (muchos de ellos con entradas para todo el fin de semana, aunque al final la asistencia se estima en 13.000 personas, por lo que imagino que algunos de los que se quedaron a las puertas lograron entrar) cuando el récord prepandémico de 2018 nos situó en 25.000 asistentes, por lo que sí , era posible mejorar este aspecto y seguro que la Organización lo hará para el del año que viene. Cierto es que se estuvo mucho más cómodo, pero eso hizo que mucha gente no pudiese acceder o tuviese que esperar a ver si lograban convencer a los miembros de la Organización para que les dejasen entrar conforme se iba vaciando la Sala Multiusos del Auditorio de Zaragoza y, lo siento, pero en un Salón tan limitado de aforo, donde todos los años hay gente que se queda sin entrar lo de la entrada para todo el fin de semana no es sostenible.
Personalmente este año tenía pensado dedicarlo a “ejercer de periodista” pero he llegado muy agotado a este Salón después de un año muy duro y aunque pasé la tarde del sábado prácticamente hasta el cierre, donde entrevisté a Elsa Brants (autora de manga francesa, cuya entrevista compartiré con vosotros pronto) y me enamoré de su Sálvame, Pythie (reseña pronto) pero pasé el resto del tiempo charrando con autores, editores y amigos con los que coincidía por allí. Hablé con David López, Sergio Sánchez, Pedro de Fandogamia, Ricardo de Nuevo Nueve, Jordi Bayarri, Pedro de Excelsior, Gonzalo de MilCómics, Isaac Sánchez, Javi Olivares (espero que ya estés recuperado al cien por cien), Miguel Quesada, Koldo Azpitarte y Mikel Bao (autores de uno de los títulos mejor vendidos, con permiso de Isaac, de Dolmen: El diablo y el señor Twain, pronto reseña también) y muchos otros autores, editores y amigos.
El viernes se fallaron los XII Premios del Cómic aragonés del Salón del Cómic de Zaragoza, y aunque algunos amigos se quedaron sin premio hay que felicitar a los ganadores y añorar a los amigos ausentes.
- Gran Premio del Cómic Aragones. Fernando de Felipe.
- Mejor obra aragonesa. ‘La pequeña genia’ (Astiberri), de Álvaro Ortiz.
- Mejor guión aragonés. Juanarete, por ‘La pitillera húngara’ (GP Ediciones).
- Mejor dibujo aragonés. David Guirao, por ‘San Juan de la Peña’ (Mira Editores).
- Mejor fanzine aragonés. ‘Adoquín’, coordinado por Daniel Foronda y Daniel Capapé.
- Mejor obra nacional. ‘Mi vida sin rosa’ (Fandogamia), de la granadina Lizth Bianc.
- Mejor obra internacional. ‘Hierba’ (Reservoir Books), de la coreana Keum Suk Gendry-Kim.
- Homenaje especial. José Luis Acín ‘Chefo’ y Calpurnio Pisón.
Aún con todo ha sido una edición muy disfrutable, con pocos agobios, aunque con limitación estricta (desde mi punto de vista) del aforo y con enormes dosis de entusiasmo por hacerlo todo bien, por volver a ver a los amigos, por recuperar el Salón del Cómic de Zaragoza (cómo me gusta que en Zaragoza no caigamos en las “tontadicas” de llamarlo “cómic Zaragoza” o “Madrid-Con” o chorradas así) y porque siempre es un excelente momento previo antes de las Navidades, por eso lamento tanto el límite de aforo porque además de personas mayores me he enterado de familias que venían de fuera con los niños y, en principio, no podían entrar por el aforo que, mediado cada turno se acababa por marchar dejando el Salón medio vacío.
No quisiera acabar este breve artículo sin felicitar, un año más, a Ángel (Latro) por la excelente labor que hace logrando que las editoriales donen cómics para el Hospital Infantil de Zaragoza y por convencer a cosplayers, autores y prácticamente a cualquiera al que pueda convencer para que participen en talleres, firmas, etc con los niños. También creo que es justo reconocer a las entidades y personas que han donado tiempo o dinero, muchas gracias a Fandogamia Editorial, Nuevo Nueve, Planeta Cómic, Norma Editorial, Astiberri Ediciones, ECC Ediciones, Aftercómic, Panini Cómics, Tebeo de Piña, Taj Mahal Cómics (recepción del material), XCar Malavida, las cosplayers Bea, Sonia, Yoru, Elena y Luis, Daniel Surutusa y Latro. Sois unas personas maravillosas.
Aún no he terminado de leer (y de comprar) todo The Expanse pero a esta nueva trilogía me subo a…