El side-kick por excelencia del mundo de los cómics es el Robin de Batman, un compañero de aventuras que ha contado con varios rostros distintos a lo largo de la historia, de nombres diferentes, luciendo uniformes a gusto de cada época, de los dos sexos, que han ido creciendo, muriendo en ocasiones, independizándose, y cambiando segun los acontecimientos que rodeaban al Hombre Murciélago les afectaban de una manera u otra. El primero de todos, el Robin original, fue Dick Grayson y a él está dedicado el “Robin: Año Uno” de Chuck Dixon, Scott Beatty, Javier Pulido y Marcos Martín.
El primer justiciero que acompañó a Batman, contra todo pronóstico, fue un muchacho que obraría el milagro de aportar luz a la oscura cruzada de su mentor. Fue Dick Grayson, más conocido como Robin, y esta es la historia que cuenta cómo llegó a ganarse ese título… frente a enemigos tan peligrosos como el Sombrerero Loco, Mr. Frío y Dos Caras. No será un camino fácil, y menos si entre los obstáculos está… ¡el propio Batman!
Es posible que uno de los retos más difíciles, a la par que ambicioso, para cualquier creador sea la tarea de coger las riendas de una obra de gran relevancia a la que otro autor ha llevado al éxito, pero la dificultad se convierte en máxima cuando el proyecto que se deposita sobre la mesa del autor es el de reimaginar un nuevo origen para un personaje icónico. En DC Comics a ésto lo llaman los “Año Uno“.
El primero de todos los “Año Uno” fue el “Batman: Año Uno” de Frank Miller y David Mazzucchelli, en el año 1987, una historia que relataba los inicios de la carrera de James Gordon con el Departamento de Policía de Gotham City y que coincidía con la aparición de un vigilante enmascarado llamado Batman en las calles de la ciudad, también crearon un nuevo formato de cómic que estaba destinado a convertirse en un modelo de referencia e imitación: reimaginar el origen del mito.
Y siguiendo la senda establecida por la obra maestra de Miller y Mazzucchelli en el año 2001 DC Comics publicaba “Robin: Año Uno” (“Robin: Year One“), una miniserie de cuatro números que debería entenderse como el origen definitivo del side-kick de Batman y que, desde el punto de vista del mayordomo Alfred Pennyworth, narraba el primer año de convivencia del huérfano Dick Grayson en la Mansión Wayne y el héroe Robin como compañero de aventuras del Cruzado Enmascarado. Según la cronología de los cómics de Batman, esta obra debería seguir a “Batman: Victoria Oscura” de Jeph Loeb y Tim Sale, secuela a su vez de “El largo Halloween“, en el que Batman se enfrentaba al asesino conocido como el Ahorcado pero también debía dedicar tiempo a su nuevo pupilo, Dick Grayson.
La primera aparición de Robin, el Chico Maravilla, se remonta al año 1940, cuando Bill Finger y Bob Kane lo presentaron en el número 31 de “Detective Comics” como contrapunto al personaje principal, oscuro y temible, y para atraer al público más joven al tebeo. El joven Dick Grayson era un acróbata de circo, el más joven de una familia de acróbatas conocidos como ‘The Flying Graysons‘, que fueron asesinados por el desalmado gangster Tony Zucco porque los dueños del circo se negaron a pagarle por su protección. Batman, que estaba investigando el crimen, adoptó al huérfano y lo puso bajo su custodia como tutor legal, lo entrenó para convertirlo en su compañero y asistente, y juntos atraparon a Zucco y lo entregaron a la justicia.
En este punto empieza la historia de “Robin: Año Uno” escrita por Chuck Dixon (“Batman: Cataclismo”) y Scott Beatty (“Batman: Tierra de Nadie”), con el joven Grayson ya instalado en la Mansión Wayne, con Zucco entre rejas, y el periodo de luto por la muerte de sus padres superado. Este Dick Grayson adolescente ha dejado atrás el dolor y vive su vida como cualquier joven de su edad, pero acompaña al Murciélago Enmascarado en sus correrías nocturnas cuando el sol se pone. Es el becario a prueba. Sus primeros pasos, sus primeras dudas, sus primeros sustos, narrados, juzgados y vistos desde los ojos del prudente, flemático e imperturbable Alfred Pennyworth, que asiste como espectador, pocas veces silencioso, a la compleja evolución que se establece entre Bruce Wayne y Dick Grayson, tutor y alumno, padre adoptivo e hijo, superhéroe y escudero, Batman y Robin. De hecho es Alfred quien manifiesta más abiertamente sus dudas acerca de las decisiones que toma Bruce Wayne como mentor, puesto que es testigo de como un joven huérfano con toda una vida por delante pone en peligro su vida en una cruzada, contra el crimen y la maldad que ahoga las calles de Gotham, que en realidad no es la suya pero, por otro lado, aporta un refrescante soplo de aire fresco, un rayo de luz y una pátina de optimismo a la vida sombría del héroe.
Así, mediante historias cortas que enfrentan al dúo contra varios de los villanos habituales de la galería de Batman, como Dos Caras, Mr. Frío, Polilla Asesina o el Sombrerero Loco, acompañaremos al Robin de los pantaloncitos verdes en su bautismo de fuego, y a Dick Grayson y Bruce Wayne en su acercamiento, y a veces en su alejamiento, un progresivo conocimiento mutuo que permitirá al lector ahondar en la relación que se establece entre los dos y que, con el tiempo y las circunstancias, será sólida como el acero. En el futuro esperan Jason Todd, Tim Drake, Stephanie Brown y Damian Wayne, pero nunca ninguno de ellos será como el Robin original, que a su vez se acabará convirtiendo en Nightwing del Universo DC.
La parte gráfica de la obra corresponde a dos autores españoles excelentes y de quienes podemos presumir con orgullo patrio, Javier Pulido y Marcos Martín (“Batgirl: Year One”), encargado este segundo de solamente veinte páginas, pero mimetizadas y perfectamente integradas al estilo de Pulido, que se corresponde a su apellido: limpio, de linia clara y mancha con pincel para las sombras. Recuerda al dibujo de Tim Sale en la obra precedente a la que antecede cronológicamente (“Batman: Victoria Oscura”) y también al estilo del añorado Darwyn Cooke, con un aspecto clásico que no sufre por el paso del tiempo, y al que ayuda mucho el entintado de Robert Campanella y los colores de Lee Loughridge. No olvidemos que estamos hablando de un trabajo que ya tiene la nada despreciable cifra de dieciséis años.
En conclusión, “Robin: Año Uno” es uno de los buenos ejemplos de las posibilidades que ofrecen los “Año Uno” de DC Comics, aunque quizás está algo lejos de los más destacados de esta línea. ¿Recomendable? ¡Por supuesto!
Robin: Año Uno
Guión: Chuck Dixon y Scott Beatty
Dibujo: Javier Pulido y Marcos Martín
Título original: “Robin: Year One”
Fecha de publicación: Enero de 2017
ISBN: 978-84-16945-34-4
Formato: Cartoné. Color.
Páginas: 208
Precio: 20,50 euros
Curioso porque justo ahora ando enganchado a la trilogía de los Arquitectos... y en cuanto acabe con ella iré a…