Durante los años ochenta y gran parte de los años noventa John Byrne fue uno de los mejores autores completos de los cómics estadounidenses y “La Sensacional Hulka” fue, sin duda, uno de sus mejores y más divertidos trabajos. Panini Comics nos ofrece ahora todo el trabajo de Byrne en Hulka en un integral de casi ochocientas páginas. Imprescindible.

Esta portada es un clásico

La sensacional Hulka de John Byrne (Col. Marvel Héroes 78)
Edición original: Marvel Graphic Novel 18, Marvel Comics Presents 18, The Sensational She-Hulk 1-8, 31-46, 48-50 USA
Guión: John Byrne
Dibujo: John Byrne
Tinta: Kim DeMulder
Color: Petra Scotese
Formato: Libro cartoné, 768 págs. a color.
45 €

Un volumen integral, con la legendaria colección de Hulka en solitario realizada por el genio que la convirtió en una auténtica estrella: John Byrne. De Salvaje a Sensacional, contempla cómo Hulka llega hasta donde ningún otro superhéroe de Marvel ha llegado jamás. Es divertida, es sexy, rompe la cuarta pared y hasta planta cara a su propia autor. Es Hulka, y aquí tienes la mejor etapa de su historia.

Panini Cómics ha recuperado, en un Marvel Héroes, todo el trabajo de John Byrne en La Sensacional Hulka, un trabajo rompedor e innovador como en su día lo fueron títulos de la Distinguida Competencia como Animal Man, de Grant Morrison, o la Liga de la Justicia Internacional, de DeMatteis y Giffen.

John Byrne debía de tener una especie de fetiche, o gran querencia, hacia Hulka, un personaje creado para evitar que alguien de la competencia (en general) tuviese la brillante idea de “robar” a Marvel la versión femenina del Hulk del televisivo Lou Ferrigno. El caso es que se creó a Hulka y se le dio la serie de La Salvaje Hulka y como nadie sabía qué hacer con el personaje pues se mantuvo una veintena de números antes de que Jennifer Walters pasase al limbo durante unos años hasta que Roger Stern la recuperó para sus Vengadores y para que, posteriormente, John Byrne le diese más fondo, interés y personalidad que en toda su historia durante su etapa en Los 4 Fantásticos hasta conseguir que la propia Hulka contase con una novela gráfica, también incluida en este volumen, en la que John Byrne realizó uno de sus mejores trabajos.

Página de la novela gráfica

Mención aparte añadiremos que también se incluye una magistral historia corta de Chris Claremont y Alan Davis que, si bien no está firmada por Byrne, se merecía ser recuperada en este volumen, por su hilarante enfrentamiento con Titania. Al igual que la historias corta promocional del Marvel Comics Presents protagonizada por Hulka y firmada por Byrne. Que quede claro que en Panini han procurado no dejarse nada en el tintero.

El caso es que en Marvel aceptaron la loca idea de darle a Byrne la serie regular de Hulka para jugar con ella, para rehacer lo que Morrison, DeMatteis y Giffen habían comenzado a hacer en DC Comics y llevarlo más adelante, para romper la cuarta pared y hacerla saltar por los aires (¿A qué creéis que debe Masacre su popularidad? Pues a los mismos trucos, exactamente los mimos, que Byrne utilizó en su Hulka) hablando de tú a tú al lector. Y la verdad es que el experimento funcionó y durante los primeros 8 números de la serie vimos cómo Byrne parodiaba todas las “reglas no escritas de Marvel”, cómo se cargaba el ilustre plan que seguían todas las nuevas series regulares en torno a los héroes visitantes, algunos tan sólo aparecían en portada, anunciados a bombo y plantillo, y luego completamente de refilón en el interior. Además Byrne decidió que, dado lo arriesgado de su locura, utilizaría a los villanos más cutres del Universo Marvel, y la verdad es que basta con echar un vistazo al tomo para darse cuenta de que así fue, lo que provocó no pocas, y airadas, protestas de Hulka hacia Byrne.

Absurda censura que se dio en la novela gráfica de Hulka

Artista invitado de lujo

Por desgracia las desavenencias entre Byrne y su editora, Bobby Chase, le llevaron a abandonar la serie tras entregar el número 8, y hubo que esperar casi dos años para que se produjese su regreso, con nueva editora: Renee Witterstaetter, y en el número 31 de La sensacional Hulka. Desde ese mismo número el autor canadiesse regresó a Byrne con unos planes distintos: no sólo se encargaría de darle cera a los tópicos-Marvel, sino que empezó a tomarse pequeñas vendettas contra algunos de los artistas Image (y la crítica a Rob Liefeld es realmente ácida, como se demuestra en la documentación que Panini ha añadido al final del volumn) y las nuevas modas que se estaban creando en torno a ellos (aplaudí entonces esas vendettas y las aplaudo aún más ahora, cuando el canadiense ha demostrado tener razón). En resumen, mientras el resto del Universo Marvel, y el mundo de los cómics yanquis en general, se iba oscureciendo La Sensacional Hulka se mantuvo como un refugio del humor, la ruptura de la cuarta pared y las pullas a la competencia hasta que el canadiense, desanimado por las ventas, se quedó sin ideas y abandonó la serie (que apenas sobreviviría una decena de números tras su segunda, y última, marcha).

En mi experiencia personal os diré que Forum comenzó a editar esta serie allá por el año 90 y que un muy apreciado amigo fue el que me convenció de prestarle atención a lo que estaba haciendo Byrne y a su humor y parodia, a su autocrítica, y a su parecido con esa Liga de la Justicia Internacional que tanto me había gustado cuando la firmaban DeMatteis y Giffen (y que no sé a qué espera ECC para reeditar como dios manda). Y sí, durante esos primeros 8 números claudiqué ante el talento y el humor de John Byrne para, después, ver cómo la serie languidecía mientras en Forum rezaban para que el número 31 llegase a sus manos cuanto antes para poder obviar los números de relleno de los autores que intentaron sustituir a Byrne (incluso estaba por ahí un primerizo Brian Hitch copiando, como siempre) y llegó el número 31 (me encanta la portada de Byrne, intentado renumerarlo como número 9) y volvieron los guiones alocados, la Hulka que nadie había sabido rescatar (aunque posteriormente sí lo conseguirían, años después, Dan Slott y Charles Soule en sus respectivas etapas), la Hulka que sabe que está en un cómic y que no duda en criticar a Byrne por sacarla en las poses más provocativas posible, o incluso en pin-ups. Byrne criticaba a los “hot artists” que no sabían dibujar otra cosa que no fuese poses sexualmente atractivas de sus personajes femeninos y, a pesar de hacer algo parecido con Hulka, le dotó de una profundidad, personalidad y entereza que pocos personajes femeninos de los USA han tenido hasta el cambio de siglo, y puede que tampoco después.

Una crítica a la mujer-objeto

Sí, es cierto que a la par tuvimos a un John Byrne cada vez más descuidado en los fondos y en la trama, que utilizaba triquiñuelas para no dibujar (como la caída al interior de la Tierra de Hulka o el truco de las páginas en blanco que tantas críticas le valió en Aplha Flight y que aquí repite… por pura maldad) o que ya no prestaba tanta atención a sus acabados, aunque muchos achacan eso al trabajo de Keith Williams e incluso la propia Hulka acusó al canadiense de no dedicarse tanto a su dibujo en la serie de la abogada esmeralda como se había dedicado al de Namor, reclamando para sí la técnica del duo-shade que el canadiense venía utilizando en la serie del príncipe de Atlantis… que, de paso, supuso la marcha de Williams como entintador de la serie y una mejoría en el nivel gráfico de Hulka notable.

Por cierto, el último número de Byrne en la serie es una auténtica delicia que hace que se le perdonen las últimas tres grapas, contar además con autores de la talla de Frank Miller, Walter Simonson, Howard Chaykin, Howard Mackie, Adam Hughes, Terry Austin o Dave Gibbons dejándose parodiar por Byrne es un regalo perfecto para el final de una serie tan especial… y la última página es una demostración de verdadero sentido del humor. (y, si os apetece, daros un paseo por la página 346 para ver un cameo de Los Simpson versión Byrne).

¡Todo por las ventas!

Antes de decidiros a comprar este volumen, que yo considero imprescindible, tenéis que haceros una pregunta: ¿os hace gracia la portada del volumen? Porque si la respuesta es afirmativa os aseguro que vais a disfrutar con esta Hulka, pero si la respuesta es negativa, si os parece poco original quizás La Sensacional Hulka no sea para vosotros (ok, ok, estáis acostumbrados a ver que algunos personajes os hablen desde la portada… pero a comienzos de los años 90 era totalmente original), y sería una lástima porque es una delicia y porque, a pesar de las tramas que Byrne deja colgadas, este es un cómic que no debéis dejar pasar.

En cuanto a la edición de Panini, como ya he dicho antes, me parece una edición impecable, da gusto encontrarse una edición tan cuidada y documentada ya que no sólo hay un extenso artículo de introducción, sino que se rescatan dos entrevistas al artista canadiense de 1989 y 1991 en los que habla sobre tu trabajo en Hulka.

En definitiva, y por si no he logrado dejarlo claro: La Sensacional Hulka fue una de las mejores series de los años 90, un trabajo adelantado a su tiempo que los lectores (los yanquis al menos) no fueron capaces de entender y que ha sido revisitado, como mínimo, por dos grandes talentos como Dan Slott y Charles Soule mientras que Masacre se convertía en lo más popular de Marvel usando las mismas armas que Byrne utilizó aquí. Una joyita de esas absolutamente imprescindibles.