Hoy vengo a hablaros de una serie de animación ADULTA que jamás deberíais permitir que viesen vuestros hijos: “Rick y Morty“. Posiblemente uno de los productos de entretenimiento y crítica más transgresor de entre todos los que se producen en los Estados Unidos. Una jodida maravilla.
Sí, lo sé, en Vía-News no solemos utilizar adjetivos calificativos, pero imbuidos por el espíritu de Rick y Morty hoy nos vamos a tomar esa licencia, así que estás avisado y, con cariño, “qué te jo#€ si no te gusta!”.
Reconozco que he llegado un poco tarde para descubrir Rick y Morty, con sus dos primeras temporadas ya estrenadas y gracias a que Netflix la tiene disponible gracias a un acuerdo con Adult Swim. Esta serie, creada por Justin Roiland (actor, animador, escritor, productor, director y desarrollador de videojuegos, seguro que es autónomo) y Dan Harmon (creador de Community, nada más que decir, su señoría) es una auténtica locura que mezcla referencias de la cultura mainstream con material totalmente friki. Así nos encontramos con Rick Sanchez y su nieto Morty Smith, Rick es un abuelito que recuerda inicialmente a Doc Emmett Brown, de la joya del séptimo arte que es la trilogía de Regreso al Futuro, aunque posteriormente veremos que tiene más relación con el Doctor Who previo a la nueva serie del siglo XXI y con las locuras de aquella época que justificaban todo con un abracadabra tecnológico imposible que el espectador aceptaba sin rechistar. Morty, por otra lado, es… bueno… dejémoslo en que es “cortito” y no vayamos más allá, un adolescente que apenas ha tenido contacto con su abuelo Rick y que está enamorado de la chica más guapa del instituto (que no le hace ni puto caso) y al que Rick se lleva de aventuras por unos motivos que se conocerán más adelante, pero que tienen que ver con su escasa inteligencia y que, personalmente, creo que refleja bastante la sociedad norteamericana aunque esto puede deberse a mi pedantería europea.
Desde el momento en el que Rick se lleva a Morty en sus aventuras el espectador descubrirá un nuevo mundo, y nuevas realidades, a través de los ojos de un inocente Morty mientras que caemos rendidos ante la personalidad del genial, alcohólico, drogadicto, impredecible, sicótico y afamiliar Rick, un antihéroe de libro que merece ocupar un puesto de honor en el olimpo friki.
Pocas series se permitirían un cameo así con Los Simpson
No podéis imaginaros el nivel de locura que Justin Roiland y Dan Harmon desencadenan en cada capítulo, 20 minutos (y ojito que tras los títulos de crédito hay SIEMPRE una escena extra) de sangre, violencia, sexo insinuado, drogas, alcohol, crítica social, crítica a la familia típica americana (ese matrimonio de Ben y Jerry es un grito de ayuda), a la sociedad y a la propia esencia del ser humano. Rick y Morty sorprende, escandaliza, divierte, educa, revuelve conciencias e inteligencias… es una serie inclasificable, aunque hay algo seguro NO SEAS UN PADRE DE MIERDA: ¡¡NO DEJES QUE LA VEAN TUS HIJOS!! (¡sssh, Rick, que nos cierran la página!).
Por cierto, para aquellos a los que pueda molestar que la serie gire tanto en torno a las figuras de un abuelo y su nieto os diré que en la segunda temporada tanto Summer, nieta de Rick, como Beth, hija de Rick, gozan de más protagonismo a la vez que Jerry… bueno, digamos que es el heredero de Homer Simpson y de Peter Griffin.
Después de disfrutar con los 21 capítulos que componen las dos primeras temporadas de Rick y Morty (11 y 10 respectivamente) os aseguro que siento un picor en el cerebro que me incita a ver la tercera temporada… pero, por desgracia, ésta se ha venido retrasando desde el verano pasado y, a día de hoy, se habla de que se emitirá a partir de marzo, constando de un total de 14 episodios, aunque Roiland y Harmon están teniendo dificultades para llevar a cabo los episodios, y es que no debe ser sencillo hilar esos episodios tan alocados y divertidos.
En definitiva, Rick y Morty es una serie para paladares poco delicados, propensos a aceptar y comprender el humor negro y con una capacidad de aceptar giros argumentales que tan pronto saltan de dimensión como se desarrollan en el propio salón de la familia Smith. Una obra de arte NO APTA para todos los públicos, mentes, seres y razas.
A ver, yo entiendo que estafa es cuando te quedas tú el dinero, no cuando el dinero es un donativo…