Aún inmersos en el fenómeno zombie, que nos envuelve desde todos los frentes desde hace varios años sin síntomas de agotamiento, y habiendo vivido ya todas las versiones del apocalipsis de muertos vivientes imaginables, descubrimos que aún hay nuevas propuestas de la misma historia con “Solos” de Adam Baker, que aprovecha una epidemia global como excusa para presentarnos a un grupo de personajes aislados en una plataforma petrolífera en el Ártico.
Una plataforma petrolera medio abandonada y en ruinas, atracada en un remoto lugar del océano Ártico, está a punto de ser cerrada. Una tripulación reducida aguarda la nave que los llevará a casa.
Pero el mundo más allá de este gélido páramo ya no es el que recuerdan. Un siniestro virus se propaga por el planeta a toda velocidad. En cuestión de días, se ven asoladas ciudades enteras. Los contagiados, irreconocibles, se convierten en una horda rabiosa y casi indestructible.
Uno por uno los canales de televisión y radio que unen la tripulación a lo que queda de la civilización humana dejan de retransmitir.
El silencio invade las ondas. La incomunicación es total. Y el largo invierno en el Ártico solo acaba de empezar.
Atrapados en los confines de la tierra, quince hombres y mujeres se enfrentan al panorama desolador del hambre y la hipotermia, inconscientes aún de que la plaga apocalíptica que ha devastado al resto del planeta viene directo hacia ellos.
Parecía que el fenómeno zombie se estaba agotando, como la llama de una vela en una habitación cerrada que se apaga tras consumir todo el oxígeno. Parecía que estaba dando sus últimas sacudidas, como el animal moribundo que se resiste a ceder ante la muerte. Parecía que ya había tocado todas las variantes imaginables, desde los apocalipsis causados por una plaga vírica incontrolada de “Resident Evil” hasta los zombies en el medioevo hispano del “Lazarillo Z”, pasando por la versión Marvel de los come-cerebros de Robert Kirkman, la “Guerra Mundial Z” de Max Brooks que es el referente principal de todo el resto, la versión galáctica con “Star Wars: Las Tropas de la Muerte“, los numerosos títulos de la exitosa línea Z de Dolmen Editorial, o el romanticismo de Jane Austen pasado por el filtro de los muertos-vivientes en “Orgullo y Prejuicio y Zombies” de Seth Grahame-Smith. ¡Hasta “Los Pitufos” vivieron su particular crisis, a su manera, en “Los Pitufos Negros”!. La mayoría de ellos han tenido su correspondiente reseña en esta página, donde alguno de nuestros colaboradores se manifiesta como un acérrimo seguidor de este género literario y devora cualquier libro sobre esta temática que le cae en las manos con la avidez de un muerto viviente hambriento de cerebros humanos.
Pero, aunque parezca difícil de creer, las novelas de zombies, de muertos vivientes y de apocalípsis Z siguen en plena forma, pues el género se reinventa cada día, y ofrece nuevas posibilidades. Cuando parece que es imposible exprimir más el limón, los escritores y las editoriales nos sorprenden con nuevas y atractivas sugerencias, con variantes muy seductoras.
“Solos” del escritor británico Adam Baker (Gloucestershire, Inglaterra, 1969) es una novela de acción y terror en el que un pequeño grupo de trabajadores en una aislada base petrolífera del Ártico se convierte en el último reducto de la civilización humana cuando la población mundial es, aparentemente, aniquilada por una plaga apocalíptica.
En “Solos”, Adam Baker maneja los hilos de la trama como un hábil titiritero y, en un alarde de inteligencia, ofrece al lector solamente la información mínima que necesita conocer para poder contar la historia que quiere contar. Por ejemplo, la novela empieza incidiendo mucho más en el aspecto psicológico de unos personajes aislados en el remoto Ártico mientras en mundo entero se colapsa que en los efectos de la epidemia y los zombies. La desinformación de lo que sucede, la ignorancia de lo que está pasando en Europa, las televisiones que dejan de emitir, los barcos de rescate que no llegan,… El autor va colocando estratégicamente las piezas de un escenario de tensión entre los desequilibrados habitantes de la plataforma Con Amalgam de Kasker Rampart. Y es que en el lejano Norte solamente viven quienes huyen de alguna cosa, quienes se esconden del mundo, los que se refugian de sus actos pasados o de los recuerdos que les atormentan. Los protagonistas y los secundarios esconden secretos, mentiras, son todos unos perturbados en mayor o menor medida, yonkis enganchados a diferentes tipos de substancias, dementes y enajenados, suicidas en potencia. En resumen, el caldo de cultivo de una tragedia que solamente necesita una chispa para explotar.
Es a partir de la mitad del libro que Adam Baker introduce en la historia a los humanos infectados convertidos en muertos vivientes inmunes al frío, a los golpes, a la corrupción y a la podredumbre. Los zombies. Y fiel a su esquema, el autor raciona al mínimo la información, de manera que el lector sabe tanto (o tan poco) como los protagonistas de la historia. ¿Qué es esta enfermedad que invade el cuerpo humano con astillas de metal? ¿Qué está pasando más allá de la Rampart, en Europa y en el resto del mundo? ¿Cómo volver a la civilización? o ¿Es mejor quedarse encerrado en la plataforma petrolífera como si fuese un último refugio o intentar regresar al mundo real para descubrir si hay supervivientes, si la lucha contra la plaga apocalíptica está teniendo éxito y la raza humana sobrevive, una vez más? Ni lo sabemos ni el autor tiene la más mínima intención de contarlo.
Lamentablemente el argumento se desarrolla dando bandazos. Lo que empieza con un interesante estudio psicológico sobre unos personajes al borde del desequilibrio viviendo en una situación límite se convierte en una lucha “déjà vu” del hombre contra el invasor, contra el monstruo de “Alien” o “Depredador”, contra los zombies de “The Walking Dead”, contra los alienígenas de “Independence Day” o “La guerra de los mundos”, en expediciones de ida y vuelta por los hielos del ártico, en misiones de rescate con ejercicios de heroicidad poco creíbles, en incursiones en transatlánticos a la deriva o en búnkeres soviéticos abandonados, llevando al lector de un lugar a otro a lo largo de cuatrocientas páginas, sin orden ni concierto, a causa de las decisiones precipitadas, erráticas y excéntricas de los personajes protagonistas.
Todos los personajes de “Solos” están definidos concienzudamente y, como ya hemos comentado, todos ellos andan por el filo de la locura, en diferentes grados de demencia. Son una tripulación de quince personas encargada del mantenimiento básico en la últimas semanas de funcionamiento de una enorme plataforma petrolera medio abandonada, atracada en un remoto lugar del gélido océano Ártico que, desde la distancia en el remoto páramo helado, descubren que una pandemia asola el mundo y ellos, quizás, son los últimos supervivientes de toda la humanidad. Además, cuando la plaga llega hasta su posición deberán hacer frente a un virus que transforma a los seres humanos en monstruos asesinos devoradores de carne, mitad hombres mitad metal, casi indestructibles. Pero, ¿qué es más peligroso? ¿El muerto irracional o el enajenado que aún respira? Razones más que suficientes como para caer en el desazón, el desánimo, o la demencia.
La protagonista principal de la historia es Jane Blanc, una obesa mórbida, religiosa pero no creyente, con grandes problemas de autoestima y una adolescencia desdichada. Junto a ella tenemos a Nail, un delincuente bravucón y violento que no dudará en emplear los métodos más brutales para asegurar su supervivencia, a Ghost, un hindú apacible y apañado que vive al margen del grupo de la Rampart y que se descubrirá como la garantía más fiable para sobrevivir, a Sian, una delicada e ingenua flor que está en el lugar inadecuado en el momento menos oportuno, al cocinero Punch, a la doctora Elizabeth Rye, al responsable de la plataforma Rawlins, a Nikki, la científica que rescatan de una frustrada misión que queda abandonada a su suerte en medio de los hielos y que se convertirá en un problema de difícil solución, a Mal e Ivan, los compinches de Nail destinados a engrosar la lista de bajas desde la primera página,… Sí, la tasa de mortalidad de “Solos” es elevadísima: accidentes, crímenes, la expansión de la epidemia, ataques de los infectados o hipotérmia, entre otras muchas causas de muerte no natural. La supervivencia en esta novela de Adam Baker no es mucho mayor que en el “Alien” de Ridley Scott o en “Canción de Hielo y Fuego” de George R.R. Martin, de manera que recomendamos a los lectores no encariñarse con ninguno de los personajes.
El autor de “Solos” es Adam Baker, hijo de un cura y diplomado en teología y filosofía, que ha trabajado de sepulturero y de encargado en un depósito de cadáveres, entre otras cosas. ¿Nos sorprende que en su primera novela hable de muertos vivientes (y la segunda, “Juggernaut”) y que su protagonista sea una mujer reverenda que no es creyente? Con influencias notables de toda la producción anterior de novelas de muertos vivientes y de epidemias, con evidentes referencias a obras como “30 días de noche” de Steve Niles y Jeff Mariotte o “Infierno Helado” de Lincoln Child, “Solos” de Adam Baker no es una novedad en el género pero es lo suficientemente entretenida como para dedicarle una lectura. Es una obre torpe, sus personajes toman decisiones poco creíbles, y tienen habilidades inconcebibles para su capacidad profesional como la de manejar una grúa de dos toneladas con la facilidad de un profesional o dirigir un trasatlántico en el rumbo correcto mientras una horda de muertos vivientes te ataca, los protagonistas asumen roles que no les corresponden, su desarrollo es errático,… pero su ritmo rápido, su argumento repleto de acción y emociones trepidantes, el preciso detalle en la descripción y el funcionamiento de cosas tan complejas en apariencia como una plataforma de extracción petrolífera en el Ártico o los efectos del frío sobre el cuerpo humano, le convierten en una lectura fácil y poco comprometida para el calor del verano.
Solos.
Autor: Adam Baker
Traducción: Marc Viaplana Canudas
Colección: Éxitos
Sello: Plaza & Janés
ISBN: 9788401353017
Formato: 15x23cm. Tapa blanda con solapa.
Páginas: 416
Precio: 17,90 euros
Pues yo recuerdo está película con mucho cariño. Quizás no llegue al nivel de Toy Story o Gremlins pero... ¿qué…