Hablar de George R. R. Martin es, inevitablemente, hablar de la popular saga “Canción de Hielo y Fuego” pero, como muchos saben, antes de embarcarse en la creación de esta novela-río que consume todo su tiempo y sus energías, el novelista de Nueva Jersey era un prolífico y reputado escritor de ciencia-ficción. “Los viajes de Tuf“, escrita por Martin en forma de relatos cortos para la revista “Analog Science Fiction and Fact” en 1976, se convirtió en una novela diez años después, que la editorial B ha editado y reeditado en castellano en varias ocasiones.
Haviland Tuf es un mercader obeso, calvo y de piel blanca, vegetariano, bebedor y amante de los gatos. Consigue una enorme nave espacial, El Arca, única superviviente del antiguo Cuerpo de Ingeniería Ecológica de la Vieja Tierra. A lo largo de siete relatos, Tuf se hace con la nave, la repara y resuelve un sinfín de problemas espaciales, con la ayuda de sus gatos y la ingeniería ecológica, una profesión que él recupera.
No descubriremos aquí a George Raymond Richard Martin (Bayonne, Nueva Jersey, EE.UU., 20 de septiembre de 1948), conocido popularmente como George R.R. Martin, escritor y guionista norteamericano de literatura fantástica, ciencia-ficción y terror que ha alcanzado el reconocimiento internacional unánime por ser el autor de la serie de novelas “Canción de Hielo y Fuego” (“A Song of Ice and Fire”).
La saga, que narra la lucha por el poder de las casas nobles de los Siete Reinos es, sin duda, el mayor logro de la fantasía desde la aparición de “El Señor de los Anillos” de J.R.R. Tolkien. Su enorme calidad está avalada por la cantidad de premios que ha acaparado (y que seguirá acaparando): los premios Locus que han conseguido cada uno de los volúmenes aparecidos, premios Hugo, Fantasy Award, y varios premios de ámbito territorial, como nuestro premio Ignotus. Esta obra de George R.R. Martin amenaza incluso con desbancar a “El Señor de los Anillos” de su puesto consolidado de mejor obra fantástica de todos los tiempos (lo que constituye una evidente exageración, pero indica los extremos de entusiasmo a los que lleva esta obra). Todo un bestseller, pues, de crítica y ventas, que incluso se ha llevado con gran éxito a la televisión, de la mano de la cadena HBO, con el título del primer volumen de la serie “Juego de Tronos”.
No descubriremos tampoco su prolífica obra previa a los cinco volúmenes publicados de “Canción de Hielo y Fuego”, que incluye las numerosas novelas cortas y cuentos de ficción que escribió en los años setenta que fueron premiados con varios premios Hugo, Locus, World Fantasy y Nebula, la novela de ciencia-ficción “Muerte de la luz” (“Dying of the Light”) publicada en 1977 que le otorgó un cierto reconocimiento internacional, los guiones para las series de televisión “La Dimensión Desconocida” (“The Twilight Zone”) en 1986 y “La Bella y la Bestia” (“The Beauty and the Beast”) en 1987, las antologías “Wild Cards” editadas en castellano recientemente por Timun Mas, y los relatos breves para la revista “Analog Science Fiction and Fact” que en 1986 conviritió en una novela titulada “Los viajes de Tuf” (“Tuf Voyaging”) añadiendo varios capítulos para darle cohesión y continuidad al hilo argumental de esta novela de ciencia-ficción que se alinea en la corriente de la ciencia-ficción new wave, más centrada en los personajes que en los escenarios.
Y tampoco desvelaremos aquí la capacidad del escritor de Nueva Jersey para dotar a los personajes de sus historias de perfiles humanos y reales que resulta imposible categorizarlos en los alineamientos morales tradicionales de buenos y malos. En sus novelas y relatos nadie es malo en esencia ni bueno en conjunto. Ni Tyrion Lannister. Ni siquiera Haviland Tuf. Bien lo saben sobretodo los lectores de “Canción de Hielo y Fuego”, puesto que la saga de Martin forma parte de la corriente de la literatura fantástica conocida como “Nueva Fantasía” de la que forman parte autores como Martin, Rothfuss (“Crónica del asesino de reyes”) o Sapkowski (“Geralt de Rivia”), que se han ido desprendiendo de los estereotipos literarios tradicionales, tales como la clara diferencia entre el bien y el mal, para introducir en sus obras la ambigüedad moral, y las heroínas femeninas como contrapunto a los protagonistas masculinos, habitualmente fuertes, invencibles y triunfadores.
“Los Viajes de Tuf” es una novela formada por siete relatos breves agrupados en un único volumen y con un hilo argumental común, siete historias cortas interrelacionados entre ellas y completadas con textos puente para dar sentido al conjunto. Su puesta en escena resulta muy teatral, puesto que cada uno de los relatos es independiente y autoconclusivo y, salvo la dificultad evidente de trasladar una historia de ciencia-ficción y su ambientación en forma de atrezzo a las tablas de un escenario, podría funcionar perfectamente como una obra en siete actos (“La estrella de la plaga”, “Los panes y los peces”, “Guardianes”, “Una segunda ración”, “Una bestia para Norn”, “Llamadle Moisés” y “Maná del cielo”).
El protagonista y eje principal de toda la narración y de los siete relatos es el humanoide (que no humano) Haviland Tuf, un mercader independiente y honesto, propietario de la ruinosa nave espacial Cornucopia de Mercancías Excelentes a Bajos Precios, físicamente de gran corpulencia, muy alto y muy gordo, calvo y con la piel blanca como el hueso. Es vegetariano, bebedor de cerveza y un gran gourmet, que no desdeña ninguna delicatessen culinaria. Es también un tipo curioso, al que los retos, los secretos y los misterios le atraen como el queso al ratón. Y, además, le encantan los gatos. Pero Haviland Tuf también es un megalómano, engreido e insufrible, para nada empático, al que el lector puede llegar a odiar por su uso excesivo del razonamiento lógico matemático, su extraña lógica, su cariño desmedido hacia los gatos. De hecho, con el paso de las páginas y el aumento del poder del que dispone entre sus manos, Tuf se deshumaniza hasta el punto de alcanzar los aspectos propios de un ser divino, sin la menor comprensión ni compasión por el pobre mortal. Aséptico y odioso, frío y antinatural.
Los siete actos de la función que es “Los viajes de Tuf” empieza con un prólogo de siete páginas para relatar de forma breve un extraño fenómeno planetario que se extiende por H’Ro Bana y que cada tres generaciones inunda de plagas la tierra y extermina a gran parte de los seres vivientes.
El segundo acto es “La estrella de la plaga”, donde un grupo de científicos, mercenarios y aventureros alquilan los servicios de Haviland Tuf y su Cornucopia de Mercancías Excelentes a Bajos Precios para viajar de incógnito hasta los alrededores de H’Ro Bana donde esperan encontrar una nave de guerra abandonada, una devastadora arma bactereológica de la mítica y desaparecida armada imperial de la Vieja Tierra anterior a los tiempos del Derrumbe conocida como Sembradora del Cuerpo de Ingeniería Ecológica. Es el Arca que, tras una serie de extraños acontecimientos, inteligentes decisiones por parte de Tuf, un poco de violencia descontrolada, la trágica muerte de un gato y algo de suerte, termina en manos del mercader galáctico. El destino de Haviland Tuf acaba de cambiar: una gorra verde con la letra theta en oro le identifica a partir de ahora como ingeniero ecológico.
El tercer acto titulado “Los panes y los peces” lleva a Haviland Tuf hasta el planeta S’uthlam, donde volverá en más de una ocasión a lo largo de sus viajes. El planeta tiene un problema que amenaza con arrastralo a su final, al colapso de su sociedad e incluso a la guerra con sus vecinos: el crecimiento descontrolado de la población ha alcanzado cifras tan grandes que no hay suficiente capacidad de producción de alimentos para dar respuesta a la demanda, y el espacio vital se está reduciendo drásticamente en cada generación. Todo un reto para el nuevo propietario del Arca y autoproclamado ingeniero ecológico, que en un lapso de diez años regresará en dos ocasiones a S’uthlam (“Una segunda ración” y la conclusión, “Maná del cielo”) para corregir y ajustar sus contribuciones y las de su nave de treinta quilómetros a la sociedad s’uthlamesa. Gatos, gatos y más gatos.
Entre las idas y las vueltas a S’uthlam, y el reencuentro de Tuf con un planeta que se sigue acercando al colapso mientras sus gobiernos y sus dirigentes se suceden inevitablemente ante la incapacidad de dar respuesta al problema, el aprendiz de ingeniero ecológico con el poder de un Dios dirigirá su nave hasta el planeta acuático de Namor donde los residentes tienen un conflicto con la ecología nativa que se ha rebelado contra ellos (“Guardianes”), hasta el planeta Lyronica donde los combates de animales en la arena del circo son una tradición milenaria que define el poder de las casas nobles (“Una bestia para Norn”) y hasta Caridad, donde un falso profeta ha conseguido someter al pueblo y al gobierno con unas extrañas epidemias y plagas que solamente podría provocar alguien armado con una Sembradora del Cuerpo de Ingeniería Ecológica (“Llamadle Moisés”). Tres viajes, tres historias que empiezan y acaban, que sirven como interactos de la historia principal de S’uthlam.
A lo largo de los siete relatos que conforman este libro, Haviland Tuf consigue el Arca, la pone en funcionamiento tras mil años de silencio y abandono, y resuelve un sinfín de problemas ambientales (como Hércules y sus míticos doce trabajos) en distintos planetas habitados por seres humanos con la ayuda de la ingeniería ecológica, una profesión que él recupera y a la que añade la impronta de su personalidad singular, su astucia e ironía, así como esa pizca de falta de humanidad y megalomanía del protagonista. Y sus gatos. Felinos numerosos, aristocráticos, agudos, cazadores, curiosos, cómplices, cariñosos y por sobre todo independientes. E incluso con poderes psiónicos indispensables para poder llevar a cabo, con éxito, algunos negocios. Gatos, gatos y más gatos.
Y en un alarde de sensibilidad y capacidad literaria el autor de “Los Viajes de Tuf”, George R.R. Martin, es capaz de tratar algunos temas tan controvertidos y sensibles que van apareciendo a lo largo de los relatos como la religión, el desarrollo sostenible, el control de la natalidad, el equilibrio de los ecosistemas, la necesidad dar una respuesta al problema del exceso de población en un entorno con recursos limitados, el cambio climático, el trato ético animal,… sin pisar callos ni tomar partido. Todo ello amenizado por naves espaciales, alienígenas de todos los colores y medidas, criaturas monstruosas y plagas microscópicas, sociedades exóticas y planetas lejanos que, en el fondo, son lo de menos. Simple escenografía y atrezzo.
Sí, el escritor George R.R. Martin no es solo el autor de la popular saga “Canción de Hielo y Fuego”, pese a que esta obra lo haya devorado. Trabajos precedentes y menos maduros como “Muerte de la luz”, “Sueño del Fevre” o “Los viajes de Tuf” confirman que su talento va mucho más allá de Westeros y los sangrientos conflictos entre Stark, Lannister, Targaryen y compañía, y que mientras su prosa se pierde en la crudeza, la descripción, la complejidad, los cientos de personajes y los diálogos de su novela-río en sus trabajos anteriores era capaz de plantear algunos temas mucho más trascendentes y cercanos a los problemas reales de la sociedad contemporánea y plantear respuestas lógicas y coherentes con solvencia. Pese a ese odioso e insufrible Haviland Tuf.
Por cierto… a mi no me gustan los gatos.
Los viajes de Tuf.
Autor: George R.R. Martin
Título original: Tuf Voyaging
Fecha de publicación de la edición original: 1986
Editorial: Ediciones B
Traducción: Alberto Soler
ISBN: 978-84-666-5224-7
Formato: 15x23cm. Rústica
Páginas: 552
Precio: 19,50 euros
Bueno, puede que seas un gafe (evidentemente aquí has gafado a “Una memoria llamada Imperio”) pero, por otra parte, estoy…