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Arañas gigantes, tiburones voladores, castores carnívoros, megalodones, hormigas mutantes, dinosaurios,… El séptimo arte ha fabulado a menudo sobre criaturas extrañas que no existen en el mundo real y que amenazan a la humanidad con su apetito insaciable. Casi siempre en películas de serie B y Z, de bajo presupuesto y con efectos especiales lamentables. Y en la mayoría de los casos estos bichos eran variantes más grandes, más feroces y más despiadadas de alguno de aquellos a los que estamos extinguiendo y eliminando sin piedad. Por eso, cada vez que uno de los personaje de la película era atacado por sorpresa, masticado y devorado por el bicho de turno podíamos pensar que era, de alguna manera, una justa venganza de la Naturaleza contra nuestro crímenes.

Dirigida por Jim Wynorski, producida por el mítico Roger Corman para Syfy Channel y protagonizada por Michael Madsen, Rib Hillis, Rachel Hunter y Terri Ivens, entre otros, “Pirañaconda” enfrentaba a los protagonistas a un monstruo híbrido, fruto de la fusión de dos animales que ya son temibles en su medio natural: la piraña y la anconda. La historia escrita por Mike MacLean, guionista de otra bizarrada similar titulada “Dinocroc vs. Supergator”, nos contaba como el profesor Lovegrove y un grupo de científicos en busca de mortíferas especies mutantes, el equipo de rodaje de una mala película de terror y un grupo de criminales convergían en plena selva tropical hawaiana, donde una enorme y temible criatura híbrida, mitad piraña y mitad anaconda, les acechaba a todos. !Nadie está a salvo!

Pirañaconda” es un clásico reciente de la serie B producido por el padre y maestro del género, Roger Corman, de manera que el sello de calidad está garantizado. Pese a ello, es una bizarrada a la que el espectador no debe tomar en serio. Nunca. Bajo ningún concepto. La premisa de esta película es ridícula y desvergonzada para cualquier espectador convencional que llegue desorientado hasta aquí pero los aficionados al género disfrutarán mucho del monstruo con mandíbulas de piraña y cuerpo constrictor de anaconda que se dedica a devorar a todos los que se cruzan en su camino.

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