Arnold Schwarzenegger, el ex-gobernador de California, ex-culturista, ex-Conan el Bárbaro, ex-Poli de Guardería, ex-Terminator, y un largo etcetéra, fue una de las estrellas más brillantes del firmamento del Hollywood de los años noventa. La carrera cinematográfica de este musculoso actor austríaco nacionalizado norteamericano está plagada por títulos de acción, de aventura y también de alguna comedia familiar. Hubo un tiempo en el que todas las películas de ‘Arnie‘ eran éxitos garantizados, sumando millones de espectadores en todo el mundo y rompiendo los records de recaudación en taquilla, pero tras su periplo en el mundo de la política norteamericana como ‘Governator‘, su regreso a la gran pantalla ha sido poco lucido.
Poco antes de convertirse en una superestrella, a finales de los años ochenta, Arnold Schwarzenegger protagonizó una curiosa película de acción acerca del participante de un programa de televisión de un futuro distópico, una competición a vida o muerte al estilo “Humor Amarillo” de la que, es evidente, Suzanne Collins tomo muchos apuntes para su “Los juegos del hambre“. Estamos hablando de “Perseguido” (“The Running Man“). Dirigida por Paul Michael Glaser, basada en la interesante novela “El fugitivo” de Richard Bachman (¡pseudónimo de Stephen King!), protagonizada por Arnold Schwarzenegger, María Conchita Alonso, Yaphet Kotto y Jim Brown, la película nos contaba la historia de Ben Richards, un hombre que es injustamente acusado de un crimen que no cometió al que se le ofrece una oportunidad: participar en un concurso de televisión que consiste en una carrera que consta de perseguidores y perseguidos. Ninguno de los perseguidos ha sobrevivido jamás para recoger el premio.
“Perseguido“, una película del año 1987, se ambienta en el año 2017 y sorprende descubrir que hace treinta años hicieron un ejercicio de imaginación y dibujaron un futuro distópico en el que la economía mundial se ha colapsado, escasean la comida, los recursos naturales y el petróleo, los dirigentes controlan a los medios de comunicación y convierten a la sociedad en borregos y autómatas sin cerebro ni opinión, seducidos por el ‘panem et circenses‘, un circo de la mentira y la manipulación del que Ben Richards es una víctima. Una predicción que acertó de pleno, . Por otro lado, de la estética de colores fluorescentes, tan de moda a finales de los ochenta, nada de nada.
Curioso porque justo ahora ando enganchado a la trilogía de los Arquitectos... y en cuanto acabe con ella iré a…