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El 22 de noviembre de 1995 se estrenó en los cines de los EE.UU. la primera película completamente hecha con animación digital generada por ordenador CGI: “Toy Story“. Un proyecto de Pixar Animation Studios que los medios rápidamente identificaron como un hito y un momento de cambio, un instante que inevitablemente marcaba un antes y un después en la historia del cine, una película a la que la crítica calificó de “brillante“, “obra maestra” e “innovadora” y que el box-office convirtió en un éxito comercial imbatible. Hoy, casi treinta años después, Pixar forma parte de Walt Disney, pero todavía es sinónimo de animación de calidad, de historias con profundidad, de personajes carismáticos y de horas y horas de entretenimiento para todos los miembros de la familia, gracias a sus diferentes capas de complejidad. Cada nueva película que estrenan es un acontecimiento, e incluso para la más floja de sus producciones merece la pena pagar una entrada de la sala de cine.

En 2021 nos llegó “Luca“, que venía firmada por el director Enrico Casarosa, que dirigía su primera película para Pixar después del corto “La Luna” en 2012, que llegó junto a “Brave“. Una película muy italiana de un director italiano, con un guión casi hecho a medida para Casarosa de Jesse Andrews y Mike Jones, ubicada en un encantador pueblo costero italiano durante un verano cualquiera. Viajes en vespa, carreras en bicicleta, tomar helados sentado en el muelle, dar paseos sin rumbo, jugar por las calles con tus amigos,… Luca y Alberto, doblados en la versión original por Jacob Tremblay y Jack Dylan Grazer, pasan el verano disfrutando mientras intentan mantener en secreto su gran secreto: ambos son monstruos marinos que adquieren forma humana cuando están fuera del agua.

Una película amable, dulce, emotiva, divertida, colorista, familiar y nostálgica, en la que el director reconocía haber tomado experiencias personales durante su infancia en Génova y referencias a Federico Fellini, Luchino Visconti y otros grandes del cine italiano, elementos tomados de la historia del cine y del cine italiano en particular, o incluso con una notable influencia del cine de Hayao Miyazaki. Muchos la calificaron, antes del estreno, como una “Call me by your name” de Pixar dada la ubicación, la época del año, dos protagonistas chicos… y que quizás uno de los personajes protagonistas era homosexual. Pero no hay nada de eso en el film, ningún elemento que pueda sugerir otro significado que dos amigos disfrutando del verano, salvo las alegorías que uno puede llegar a intuir: los personajes deben ocultar lo que realmente son.

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