Un título que aunque sí es brillante visualmente y es otro ejemplo de producción, argumentalmente podríamos considerarlo un Pixar menor, a pesar de que siga poseyendo esa indiscutible capacidad para entretener, en este caso y sin duda a los más jóvenes.
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Título original: Brave.
Co-dirección: Steve Purcell.
País: EEUU.
Duración: 93 min.
Género: Animación, aventuras, comedia, familiar, fantástico.
Doblaje original: Kelly Macdonald (princesa Mérida), Billy Connolly (rey Fergus), Emma Thompson (reina Elinor), Kevin McKidd (lord MacGuffin), Robbie Coltrane (lord Dingwall), Julie Walters (la bruja), Craig Ferguson (lord Macintosh).
Guión: Brenda Chapman, Irene Mecchi, Steve Purcell y Mark Andrews.
Producción: Katherine Sarafian.
Música: Patrick Doyle.
Montaje: Nicholas C. Smith.
Distribuidora: The Walt Disney Company Spain.
Estreno en EEUU: 22 Junio 2012.
Estreno en España: 10 Agosto 2012.
Calificación por edades: Apta para todos los públicos.
Ir a ver una película hecha por la factoría Pixar es siempre un placer, más teniendo en cuenta que nos regalan antes de la proyección del título principal un cortometraje animado que suele ser una delicia, en este caso el titulado “La luna”.
Sobra decir a estas alturas que cualquier película con la marca Pixar está pensada para todos los públicos y me refiero con eso a que no es imprescindible buscarse la compañía de un peque para ir a verla. Eso sí, a ésta, por lo general, se le ha querido poner un escalón o dos por debajo del resto de la producción de la casa y se ha dicho de ella que es más “Disney”, lo cual todavía y desde hace unos cuantos años es algo así como una etiqueta despectiva puesto que hubo un tiempo en que el estilo de la productora se hizo excesivamente ñoño e infantil.
Es cierto que la última película de Pixar no tiene un guión tan esmerado como algunos de sus precedentes (hablo sobretodo de “Toy story 3”, “Up”, “Ratatouille” o “Buscando a Nemo”). “Brave” no cuenta una gran historia (aunque me sorprendió viéndola que trate un tema tan poco usual como la turbulenta relación entre madres e hijas y eluda por completo lo romántico, que hubiera sido lo habitual), es simplemente un cuento medieval escocés con muchas dosis de comedia y unas cuantas de acción, lo que importa es que entretiene y se pasa en un suspiro, mucho más rápido por ejemplo que “Cars 2”, el estreno de Pixar del año pasado, que para mí gusto sí fue un pinchazo importante (sobretodo porque me terminó aburriendo ¿quién lo iba a decir?), de hecho el más importante de la compañía desde que comenzara su andadura con los largometrajes allá por 1995.
La historia se centra en Mérida, una princesa escocesa hija del rey Fergus y la reina Elinor, que desafía las costumbres de su pueblo para encontrar su propio camino aún en contra de los deseos de su madre; pero hay también otra línea argumental que tiene que ver con un oso salvaje que arrancó la pierna del rey y una bruja loca que hace hechizos poco satisfactorios para sus clientes y no digo más.
No es que sea un argumento fascinante a priori pero la película entretiene y bastante porque si algo sabe hacer muy bien Pixar es mantener el interés de principio a fin en sus películas ya sea con el argumento en sí, con la acción, con los golpes cómicos (atención en este caso a los tres chavalines hermanos de Mérida que actúan como contrapunto cómico y tienen momentos geniales) o simplemente ensimismándonos con las imágenes y la banda sonora. Por cierto que Patrick Doyle, escocés también, se luce firmando una música de base folk que oscila entre lo épico y lo lírico y que funciona francamente bien animando el visionado y dejando un agradable regusto melódico en el recuerdo.
Lo verdaderamente sobresaliente en la película, a parte de ese abundante pelo rojizo de Mérida que parece real y que tanto atractivo le aporta al personaje, son el diseño de ambientes y personajes y el trabajo con el espacio que se ha hecho en esta película. Lo de los personajes casi obvia decirlo porque sin duda es la gran marca de la casa de Pixar, que siempre ha logrado crear tipos que agradan al espectador ya sea porque le hacen reír o porque se consigue una rápida empatía con ellos. En este caso además se ha trabajado con un buen número de individuos en escena, sin duda aumentando las posibilidades de cara a proyectos futuros en los que seguro que aumentarán los (llamémoslo así) “extras”.
En cuanto a los ambientes se ha mejorado mucho la luminosidad (fijaros lo real que parece el reflejo del sol en los paisajes o esos brillos acuosos cuando los personajes caen al agua) y sobretodo han conseguido aumentar la sensación de que estamos ante espacios reales (fijaros cómo se mueve la ¿cámara? o el punto de vista más bien, las tomas cenitales para ver paisajes desde el aire son espléndidas y también en los interiores vemos las escenas desde distintas posiciones y se nos permite contemplar los espacios como si fueran reales). Da la sensación de que Pixar va mejorando sus prestaciones de cara a títulos más ambiciosos que irán llegando en el futuro.
En definitiva, otra película más que hay que ver de Pixar con la que pasar un buen rato y echarse alguna que otra risa, lo cual en estos tiempos que corren no es poco y ¡¡¡¡Quedaros hasta el final de los títulos de crédito que hay un pequeño chiste final!!!! Sí, ya sé que son muchos minutos de créditos y que la recompensa no es tan suculenta, pero si hacen estas cosas es por algo….¿ver quien ha participado en la creación de la película? ¿descubrir cómo se llama esa canción que nos ha gustado? ¿saber quiénes doblan a los personajes en castellano y en inglés? ¿descubrir al que ha hecho la banda sonora? Da lo mismo, el caso es que parece que si uno se va antes el visionado ha quedado incompleto…¿o sólo me pasa a mí?
Pues yo recuerdo está película con mucho cariño. Quizás no llegue al nivel de Toy Story o Gremlins pero... ¿qué…