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Mientras que el western, como género genuinamente cinematográfico, ha sido revisado y revisitado durante las últimas décadas en busca de una renovación, necesaria, y tratando de recuperar sus raíces clásicas hay otros, como las películas de piratas, que han quedado ancladas en el tiempo, y las obras más memorables nos remiten cincuenta años atrás, a Errol Flynn, Douglas Fairbanks, Burt Lancaster o Tyrone Power.

Las épicas aventuras de piratas de corazón noble y espíritu libre, las batallas navales entre los barcos de los corsarios a sueldo de la reina de Inglaterra y los navíos españoles cargados de tesoros que cruzaban el Atlántico, los puertos francos en las islas del Caribe donde los corsarios retoman fuerzas, los antros de rincones oscuros donde el ron corría de vaso en vaso mientras las canciones groseras amenizaban la velada, los romances entre piratas de sonrisa seductora y señoritas de alta alcurnia que caían rendidas a los pies de los pícaros delincuentes de los mares del sur, la bandera negra Jolly Roger con una calavera cruzada por huesos en blanco ondeando en lo alto del palo mayor, la búsqueda de tesoros enterrados en islas pobladas por indígenas hostiles, viejos capitanes con pata de palo que tramaban traiciones y motines,… Clásicos del séptimo arte como “El Capitán Blood“, “El Cisne Negro” o “El Temible Burlón” brillaron en la época dorada de las películas de piratas pero en los últimos años las aventuras con y sobre piratas estan bajo mínimos. Hoy en día es díficil encontrar películas con las clásicas historias de piratas, de saqueos y de rapiña, de combates navales y de huidas a toda vela, de esclavos y prisioneros, de naufragios y tormentas desatadas, de velas hinchadas por el viento y de la espuma del mar salpicando la camisa desabrochada del timonel salvo la saga de los “Piratas del Caribe“, con su emblemático Jack Sparrow al frente. No se puede considerar a “Hook” de Steven Spielberg con su malvado Capitán Garfio o “Los Goonies” de Richard Donner como películas del género, y las que se ajustaban a la definición resultaron ser sonados fracasos de taquilla, como las fallidas “Piratas” de Roman Polanski o “La Isla de las Cabezas Cortadas” de Renny Harlin.

La Isla de las Cabezas Cortadas” (“Cutthroat Island“), protagonizada por Geena Davis, Matthew Modine, Frank Langella, Rex Linn, Maury Chaykin, Patrick Malahide, Christopher Masterson y Harris Yulin, entre otros, nos contó como, tras la muerte de su padre, Morgan Adams, capitana del barco pirata Morning Star, emprende la búsqueda de las tres partes en que está dividido el mapa de un fabuloso tesoro. Como el idioma en que está escrito el mapa es latín, Morgan compra un esclavo conocedor del idioma para descifrarlo, William Shaw. Para conseguir el tesoro Morgan deberá enfrentarse no solo al acoso de la flota británica que trata de erradicar la piratería del Caribe, sino también a su cruel tío, el capitán Dawg, que también ansía el tesoro y que no se detendrá ante nada para conseguirlo, aunque deba acabar con su propia familia.

Y aunque la película es entretenida fue un fracaso rotundo, solo logró recaudar una décima parte de su presupuesto, sumó pérdidas superiores a los 100 millones de dólares que arrastraron a la productora Carolco Pictures de Mario Kassar y Andrew G. Vagna a la ruina y hundió definitivamente el género de piratas. Pero la cosa no quedó aquí, pues la actriz Geena Davis dejó de ser considerada una estrella tras haber llegado a “La Isla de las Cabezas Cortadas” gracias al éxito cosechado con “Thelma y Louise” y alejó a las mujeres de papeles protagonistas de películas de acción, y el director finlandés Renny Harlin (cuyo nombre real es Lauri Mauritz Harjola) no volvió a dirigir un blockbuster tras el batacazo y solo asomó la cabeza con “Deep Blue Sea“. La leyenda negra persiguió para siempre esta producción y en el Libro Guinness de los Récord aún consta como el mayor fracaso cinematográfico de todos los tiempos.

Sí, no hay símbolos más representativo de uno de los periodos más exóticos y emocionantes de la historia de la Humanidad que los piratas, que hoy se recuerdan con romaticismo y nostalgia como ejemplos de la vida en libertad y de la anarquía frente al orden establecido. Y es que ¿quién no adora a estos antihéroes románticos? Criminales, delincuentes, saqueadores de los mares, ladrones de tesoros,… pero también aventureros osados, encantadores truhanes, amantes del riesgo y soldados de fortuna al servicio de su Majestad. Hoy son mitos y leyendas, aunque algunos de ellos fueron realmente personajes históricos que existieron en realidad, que casi siempre terminaron con sus cuerpos balanceándose en el extremo de una cuerda, y a menudo cuesta definir donde termina la realidad y donde empieza la fantasía: Barbanegra, Jack Sparrow, Francis Drake, sir Walter Raleigh, Long John Silver, Calicó Jack,… y  Morgan Adams.

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