Ocho años después de su primera publicación en España Aleta Ediciones decide reeditar “El Día del Juicio en un formato de auténtico luj. Una obra que nos convence sobradamente por el trabajo de Alan Moore pero que nos hace desear que Rob Liefeld hubiese sufrido un terrible accidente antes de “dibujarlo”. Aún así merece la pena porque, una vez más, Alan Moore demostró que es el más grande.

EL DÍA DEL JUICIO (2ª edición en tapa dura) 
Guión: Alan Moore 
Dibujo: Rob Liefeld, Gil Kane, Chris Sprouse, Steve Skroce, Jim Starlin, Terry Dobson.
168 páginas – color – cartoné 
PVP: 19,95 euros
ISBN: 978-84-15225-56-0

Un asesinato en la comunidad superhumana desata un juicio sin precedentes. Nunca se ha juzgado a un superhéroe por asesinato, y menos a un miembro de Youngblood.

Han pasado, como decía, ocho años desde que Aleta y la extinta Recerca publicasen El Día del Juicio y lo cierto es que voy a escribir de nuevo la misma reseña que ya escribiese en su día, con unos ligeros retoques, eso sí, más que nada por aquello de que las ganas de matar a Liefeld tan sólo han aumentado. Vamos allá.

Lo primero que uno piensa al acercarse a este comic es “bien, otro comic guionizado por Alan Moore”, seguido de un “pero con dibujo de Rob Liefeld”… naturalmente eso hace que tengamos el juego de la balanza, ya sabéis, el “me lo compraría por Moore, pero Liefeld…”. En fin, que cuando al final gana Alan Moore el juego de la balanza se lo lleva a casa y comienza a leerlo… y la verdad, uno comienza a recordar lo que se decía sobre el Cid “que gran vasallo, si hubiera rey” porque puede que Liefeld tenga buenas ideas, pero está claro que no es capaz de sacarles el partido necesario. Imagino que así es como consigue trabajo, deslumbra a los editores con sus ideas y después las plasma de una forma tan chapucera que es inevitable pensar que es un cago de cuidado. Otra demostración está en ver cómo nuevos autores están sabiendo manejar con maestría sus personajes, así tenemos ese maravillo Glory, ese sorprendente Prophet, ese divertido Bloodstrike… Igual es que Liefeld debería ser un editor y nunca, jamás, volver a dibujar una sola línea.

Porque a pesar de lo excelente del trabajo de Alan Moore uno no puede dejar de mirar ensoñadoramente su Mágnum 44 y pensar en que, quizás, habría que ir a hacerle una visita a Rob Liefeld. Es increíble como ha sido capaz de arruinar y destruir el trabajo de Moore a lo largo de tantas páginas sin suicidarse por culpa de los remordimientos. Por suerte Alan Moore es un guionista capaz de sobreponerse a desgracias como que Liefeld te estropee más de la mitad de las páginas y aún así salir triunfante, y es que la historia que Alan Moore nos plantea es, sencillamente, sensacional. Utilizada en cualquier universo de superhéroes sería considerada como un punto y aparte, una fractura total capaz de ser utilizada como punto de partida para un relanzamiento de TODO el universo. Es precisamente lo que se pensaba hacer con El Día del Juicio en la editorial de Liefeld, pero los problemas económicos de éste tiraron al traste toda la planificación, aunque podemos ver en este volumen que los planes que tenían para las nuevas series eran sensacionales, sobre todo porque iban a estar bajo la batuta del guionista británico.

Aún así no se puede evitar disfrutar de la lectura, adentrarse en el soso universo de Liefeld y pensar que con Moore al mando las cosas iban a ser fantásticas, que iban a crecer y mejorar a marchas forzadas, pero bien planteadas y planificadas, y que, sin duda, estábamos a punto de presenciar algo mágico. Es una lástima que estos proyectos no saliesen adelante, pero desde luego hay que quedarse con la idea de que este El Día del Juicio es un excelente complemento al Supreme de Alan Moore, ya que se nutre de él y a la vez lo enriquece.

Pero Liefeld se empeñó en dibujar la historia y… en fin, la verdad es que la mejor recomendación que os puedo hacer es que no os fijéis demasiado en sus dibujos. Quedaos con la historia porque es lo que, sin duda, vale la pena de este volumen. Aunque por este trabajo podemos decir, sin dudarlo, que alguien debería haberle arrancado las manos a Robe Liefeld, es vergonzoso ver cómo Alan Moore construye un guión de un detalle delicado y colosal, cómo describe, por ejemplo, dónde tendrá lugar el juicio para que Liefeld lo convierta en la nada, no hay detalles, no hay fondos, no hay expresividad en los personajes… quizás por ello Moore comenzó a utilizar los diálogos como otro apoyo al escaso nivel creativo (si es que tiene alguno) del dibujante principal e incluso se adivina alguna pulla hacia su trabajo en los diálogos de los personajes. Eso sí, por suerte varias páginas, no las suficientes, están dibujadas por artistas de la talla de Gil Kane, Chris Sprouse, Steve Skroce, Jim Starlin o Terry Dobson, y se nota lo grande que podría haber sido este proyecto de no haber caído en las manazas de ese horror al que adoran en ADLO!.

Una historia en la que toda la comunidad de superhéroes se reúne para juzgar el asesinato de uno de los suyos a manos de otro héroe. Esa excusa le sirve a Moore para celebrar un juicio que nos permite conocer a todos los pesos pesados de este universo sin que las presentaciones de éstos suenen forzadas y todo ello mientras hace avanzar la trama y nos va desvelando los secretos que se esconden tras el asesinato de Riptide. Es una idea que asombra por su sencillez y que nadie había tenido hasta la fecha, algo sencillamente espectacular. Si a eso le sumamos el estudio sobre los superhéroes que Alan Moore plasma en este título y ese ¿mea culpa? que parece entonar ante el porqué los superhéroes se volvieron tan oscuros, en fin, qué gran guionista.

Llegados al momento de la edición española podemos decir que es de auténtico lujo y que vapulea a la anterior edición, se ha respetado el tamaño del cómic, se le ha puesto cartoné, un papel de calidad, numerosos extras… no hay pega alguna.

Llegado al momento de la recomendación del comic tengo que decir que creo, sinceramente, que merece muchísimo la pena por la historia que teje Alan Moore, pero que debe ser cada lector el que valore, con el juego de la balanza, el de la moneda, o el que más rabia os de, si está interesado en comprar este comic o no. El dibujo de Rob Liefeld es muy malo, cierto, por suerte no lo dibuja por completo y el guión es mucho, mucho, mejor. Para mi el guión compensa sobradamente el desastre de “dibujante” que es Rob Liefeld y la nueva edición está más que justificada ¿Y para vosotros?