Con “Divinity III: Stalinverso“, de Matt Kindt y Trevor Harsine, Valiant presenta su particular propuesta al género de las distopias, con resultados bastante destacables.

Divinity III: Stalinverso
Edición original: Divinity III: Stalinverse 1-4 USA
Guión:
Dibujo: Trevor Harsine
Tinta: Ryan Winn y Alisson Rodrigues
Color: David Barón y Allen Passalaqua
Formato: Tomo, tapa blanda, 112 páginas, a color
12,95 €

Bienvenido al año 2017… donde la Unión Soviética lleva décadas gobernando el mundo como superpotencia y el telón de acero cubre por completo a un planeta inmerso en la guerra, la escasez y la opresión. En el Stalinverso, la libertad es algo del pasado… Así que, ¿por qué no puede el agente de inteligencia ruso Colin King quitarse de encima esa sensación de que algo ha ido terriblemente mal? Con tal de descubrir la verdad, pondrá en riesgo su libertad e incluso su propia vida… Y para ello comenzará a indagar en qué fue del desapare­cido cosmonauta Adam Abrams, el hombre que podría tener la clave para descifrar qué es lo que no encaja en este mundo distópico…

Las realidades distópicas son un tópico muy jugoso en el cómic de Superhéroes. Desde el futuro de Días del Futuro Pasado, a la Era de Apocalipsis por Dinastía de M. La idea es sencilla: plantear escenarios donde las cosas para los héroes fueron distintas a como las conocemos, lo que abre un sinfín de posibilidades. Con Divinity III: Stalinverso, Valiant presenta su particular propuesta al género de las distopias, con resultados bastante destacables.

La Unión Sovietica gobierna el mundo desde tiempos de Stalin, y con él a todas las potencias superhumanas. X-O Manowar, Shadowman o Bloodshot son armas en manos de los soviéticos, y solo una persona nota que las cosas no son como deberían ser. Colin King, alias Ninjak deberá reclutar la ayuda de Divinity , hora preso en un psiquiátrico, si quiere que todo vuelva a la normalidad.

Lejos del enfoque cósmico y existencialista de los volúmenes anteriores, Kindt ofrece aquí un blockbuster que afecta a la plana mayor del universo Valiant. El mayor interés reside en ver cómo han cambiado sus personajes en la nueva realidad, tanto los antiguos amigos convertidos adversarios que se oponen a Ninjak como los inesperados aliados que se encuentra por el camino. La premisa consigue encontrar su hueco para presentar diferencias respecto a otras distopías como la ya mencionada Dinastía de M. La historia solo cuenta de cuatro números y por lo tanto no le da tiempo a expandir el interesante universo que presenta, y aunque a cambio cuenta con un gran ritmo que no da descanso al lector no me habría importado que durase un poco más.

Ninjak funciona bien como protagonista, se echa en falta algo más de presencia del propio Divinity pero cuando finalmente aparece el guión le da momentos para brillar. Los esbirros de la Unión Soviética tienen unos diseños y poderes bastante chulos, si bien aparecen poco y la serie principal no indaga en su origen y motivaciones.

Respecto al dibujo, corre a cargo de Trevor Harsine y es de un estilo de corte realista que le sienta bien a la historia. Tampoco le falta espectacularidad en las escenas de acción, con algunas imponentes ilustraciones a página completa. El color de David Baron destaca en una secuencia que muestra los fragmentados recuerdos de Divinity mediante dibujos que hace el propio personaje.

Divinity III es una historia muy entretenida que permite echar un vistazo a una versión diferente del Universo Valiant. El escenario que plantea Kindt no tiene profundidad más allá de su premisa, pero la historia tiene un ritmo frenético y se lee en un suspiro. La última página del tomo promete nuevas aventuras para Divinity y estoy deseando leerlas. El tomo incluye la habitual galería de portadas alternativas y páginas sin colorear.