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En plena pandemia, cuando la crisis del Covid19 amenazaba con llevarse por delante nuestro modo de vida y llevar el mundo occidental al colapso, muchos echamos la vista atrás en busca de aquellos visionarios que, mucho antes de la crisis, ya vaticinaron que algo así nos podría suceder. Entre estos tenemos iluminados y consparanoicos que acertaron su predicción al azar, científicos sesudos que teorizaban escenarios posibles a partir de datos objetivos, y también escritores que plasmaron su predicción en novelas, películas o cómics.

Steven Soderbergh es un director de cine algo particular, que ha coqueteado con géneros muy diferentes a lo largo de su carrera, y no se ha arrugado ni ante blockbusters (“Ocean’s Eleven“), ni con propuestas de cine independiente (“Sexo, mentiras y cintas de video” con la que ganó la Palma de Oro en el Festival Internacional de Cine de Cannes del año 1990), ni películas con grandes estrellas (“Erin Brockovich” con la que Julia Roberts ganó el Óscar como mejor actriz), ni películas con actrices porno (“The Girlfriend Experience” con la actriz porno Sasha Grey como protagonista), ni frente a experimentos cinematográficos (“Bubble“, con actores no profesionales), ni tampoco con el cine político (dos películas sobre de Ernesto ‘Che’ Guevara protagonizadas por Benicio del Toro). Es un todoterreno de Hollywood, uno de los mejores profesionales del cine en los últimos veinte años, y con “Contagio” se sumergió en el género del cine de catástrofes por primera vez.

El thriller “Contagio” (“Contagion“), escrito por Scott Z. Burns, narraba una pandemia ficticia y los esfuerzos de un grupo de científicos para descubrir la causa y encontrar una cura. Protagonizada por Marion Cotillard, Matt Damon, Laurence Fishburne, Jude Law, Gwyneth Paltrow, Kate Winslet, Bryan Cranston o Sanaa Lathan, entre otros, “Contagio” narraba el rápido progreso de un virus letal que se transmite por el aire y mata en cuestión de días. A medida que va creciendo la epidemia, la comunidad médica mundial lucha contra reloj para encontrar una cura y controlar el pánico, que se extiende incluso más rápido que el propio virus. Al mismo tiempo, la gente lucha por sobrevivir en una sociedad que se desmorona.

La cinta, que tuvo una acogida discreta en los cines en el año 2011, ponía de relieve ya entonces el peligro al que estaba expuesta la humanidad ante la aparición de una nueva epidemia. En una sociedad contemporánea globalizada como la nuestra que ya había tenido que hacer frente en ese momento a la gripe A, el síndrome de las vacas locas, el ébola o la gripe aviar, estos casos reales deberían haber inquietado a los espectadores y prepararles para lo que ha significado el año 2020 y el Covid19 para el mundo.

El paso del tiempo pone a todo el mundo en su lugar, y la película de Steven Soderbergh se puede ver hoy de una forma muy distinta a como se veía en 2011. Era todo menos ficción y lanzaba un mensaje de preocupación a la población. Un aviso que no escuchamos.

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