Ya hace unos meses que salió a la luz la brillante novela de Javier Reverte pero las noticias sobre la exhumación de los restos de Queipo de Llano de la iglesia de la Macarena en Sevilla y las de Franco del Valle de los Caídos devuelven a la actualidad esta historia cruel y sangrienta sobre la guerra que asoló España.

Banderas en la niebla
Javier Reverte
384 págs.
Tapa dura
PLAZA & JANES EDITORES
ISBN: 9788401019432
Precio: 22.90 €

Diciembre de 1936. España arde en una encarnizada guerra y, en muchos lugares, se pelea pueblo por pueblo, casa por casa. Sin conocerse ni saber siquiera el uno del otro, dos hombres de orígenes muy distintos van a encontrarse en una misma suerte: un sangriento enfrentamiento en las sierras jienenses de Lopera, donde el destino unirá sus nombres para siempre.

José García Carranza, «El Algabeño», es un torero sevillano, mujeriego y falangista, que se une desde primera hora a los sublevados y participa de manera activa en la represión del pueblo andaluz al frente de los «caballistas» de ultraderecha. John Cornford, estudiante en la Universidad de Cambridge y bisnieto de Charles Darwin, es un joven poeta insuflado de espíritu romántico que, en pleno estalinismo, se convierte en uno de los primeros voluntarios en alistarse en las Brigadas Internacionales.

El dibujo de sus biografías, magistralmente trazado por Javier Reverte, nos muestra dos de las caras de aquel épico conflicto bélico: la de una España tradicional hundida en un mundo de valores del pasado y la de unos jóvenes que, imbuidos de ideas revolucionarias, vinieron a luchar a España.

Banderas en la niebla son dos historias totalmente enfrentadas que acabarán uniéndose en el trágico desenlace de sus protagonistas. Es una novela sobre la guerra civil contada por dos protagonistas, uno de cada bando pero dos personajes totalmente opuestos. La crueldad, la violencia y la ambición frente al idealismo y al ensoñamiento.

La novela se abre con la figura de José García Carranza “el algabeño”, un  mediocre torero, violento, mujeriego y cruel en extremo que lejos de seguir las recomendaciones de su padre, también torero, de estudiar y no seguir la tradición familiar decidió buscar suerte en el mundo del toreo. Su crueldad encontró un caldo de cultivo durante los primeros años de la República al participar junto a grupos de derechistas en acciones violentas como el asesinato de varios obreros en el Parque de María Luisa en Sevilla o su participación en la sanjurjada. La creación de la falange fue la oportunidad no sólo para dar rienda a su violencia sino para intentar medrar dentro de una sociedad clasista como la sevillana donde no pasaba de ser un mero torero.

Participó activamente en el golpe de estado en Sevilla y se ganó el reconocimiento, por su hacer y su desatada violencia durante los días de sometimiento de Sevilla, de Queipo de Llano el general responsable de hacer triunfar el golpe de estado en Andalucía y que se convirtió en uno de los mayores criminales de guerra de la contienda que nada tendría que envidiar a muchos de los criminales de guerra actuales.

El segundo personaje es todo lo opuesto a Carranza, John Cornford es un joven inglés con una prometedora carrera académica y quizá también poeta. De familia acomodada su apellido se relacionaba con Charles Darwin, que quién era bisnieto. Desde muy joven se sintió reconocido en las ideas comunistas que abrazó sin dudar. Las noticias del estallido de un golpe fascista contra la democracia española lo convención de la conveniencia de ir a luchar en defensa de la República como una necesidad ante la expansión del fascismo. Fue uno de los primeros británicos en llegar a España en los primeros meses de la guerra y se alistó en un batallón del POUM, a pesar de ser John stalinista, de donde partió a luchar al frente de Aragón viviendo sus primeras escaramuzas en la zona de Tierz y Huesca. Tras un breve paréntesis en Inglaterra donde ayudó con el alistamiento de brigadistas, volvió esta vez ya a Albacete como miembro de las Brigadas Internacionales.

La vida de los dos protagonistas de Reverte corren paralelas al desarrollo militar de la guerra. El algabeño participará en las acciones destinadas a sofocar las localidades leales en la zona rural de Andalucía donde se hizo tristemente famoso por encabezar grupos de caballería paramilitar y protagonizar auténticas masacres. Hay testimonios que afirmar que rejoneaba montado en su yegua a los “rojos” que huían delante de él. Formara parte de la columna de la muerte que conquisto Badajoz dejando más de 9 mil asesinados en poco más de una semana y llegó hasta el frente de Madrid, donde fueron frenados por la llegada de las Brigadas Internacionales y por las columnas anarquistas de Durruti.

John tras ser adiestrado en Albacete fue enviado junto a cientos de Brigadistas al frente de Madrid donde luchó, en el cuerpo de ametralladoras, en la ciudad universitaria participando en la derrota de los fascistas. John fue herido y tuvo que abandonar el frente. En su cuaderno y en las cartas a su compañera recogió las impresiones de sus experiencias como miliciano en Huesca y como soldado en Madrid, junto a los pocos Brigadistas ingleses llegados a defender la República.

Batallón inglés al que pertenecía Cornford

Pero los caminos de los dos protagonistas se han de encontrar irremediablemente y lo harán en Lopera una localidad cerca de Jaén donde los fascistas tratan de llegar hasta la ciudad andaluza. Esta vez las tropas de Queipo de Llano formadas por legionarios, soldados profesionales y los sanguinarios marroquís no se van a enfrentar a campesinos y milicianos mal formados y peor armados. La República ya ha creado el Ejército Popular y serán un grueso de brigadistas internacionales los que frenarán el avance fascistas pese a su anticuado armamento y su falta de experiencia militar.

El trágico destino alcanzará a los dos protagonistas, el Algabeño recibirá un tiro en el pecho y morirá días después en Córdoba mientras de John no se supo nunca más, se dio oficialmente por muerto en 1937 y su cuerpo posiblemente fue quemado junto al de los 600 brigadistas que fallecieron en la batalla de Lopera. El desenlace sería el mismo pero no así su póstumo final, Mientras John Cornford se convirtió en un símbolo para miles de estudiantes británicos llegando a levantarse un monolito en su memoria en Lopera en 1999 el Algabeño desapareció de la historia; con la llegada de la democracia su recuerdo fue borrado y su cuerpo hoy en día no se sabe a ciencia cierta dónde se encuentra enterrad, estando el panteón familiar abandonado y vacio.

La obra de Javier Reverte es magnífica, una trama sencilla, bien narrada y vertiginosa que atrapa al lector desde la primera página. El autor no evita las polémicas y narra de manera objetiva los crueles acontecimientos que sembraron de terror los campos andaluces y extremeños. La prosa de la novela no suaviza las crueldades y los horreros cometidos por personajes como el Algabeño, como Manuel Díaz Cruzado, como Antonio Castejón Espinosa o como Antonio Cañero Baena todos ellos auténticos criminales de guerra que actuaban siguiendo directrices y órdenes de otro monstruo, Queipo de Llano.

(Queipo de Llano)

Especialmente incomprensible y cruel es la participación directa de miembros del clero en los asesinatos de campesinos andaluces.

Pero como decíamos Javier Reverte no rehúye la polémica y también referencia los asesinatos y las crueldades cometidas contra los fascistas. Sin embargo son incomparables, las matanzas de Sevilla y Badajoz y las crueldades sufridas en el campo andaluz no tienen parangón

Matanza en Sevilla

Una novela magnifica que nos ayuda a entender los sentimientos y los odios que se enfrentaron en 1936-39, que nos ayuda a entender porque el fascismo ganó una guerra que debería haber perdido y que nos ayuda a reafirmarnos en que es de justicia sacar a los criminales de guerra de sus mausoleos y borrar todo su recuerdo y memoria.