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Los cocodrilos nunca han tenido el mismo estatus que los tiburones… cinematográficamente hablando. Mientras que los escualos están en la primera división de las películas con animales devoradores de seres humanos despistados, sobretodo gracias al “Tiburón” de Steven Spielberg y a los cientos de productos derivados que han salido desde entonces, los cocodrilos luchan en la segunda división junto a los castores, arañas o hormigas. No tienen el mismo glamour, y las películas con cocodrilos asesinos son escasas y de calidad dudosa. De serie B en el mejor de los casos. “El gran reptil“, en 1954, fue una de las primeras películas de terror que presentó a un cocodrilo, pero hasta los años ochenta no empezaron a aparecer con asiduidad (“La bestia bajo el asfalto“, de Lewis Teague o “Trampa mortal“, de Tobe Hooper), para repetir luego ya en el siglo XXI con propuestas un poco más elaboradas (“Mandíbulas“, “Black Water“, “Rogue” o “Infierno bajo el agua“).

Mandíbulas” (“Lake Placid“), en concreto, es una película del año 1999 dirigida por Steve Miner y protagonizada por Bill Pullman, Brendan Gleeson, Oliver Platt, Betty White, Bridget Fonda, Meredith Salenger y Mariska Hargitay, entre otros. El título, para empezar, es un despropósito: en lugar de traducir textualmente el título original en inglés se opta por usar la traducción literal del “Tiburón” de Spielberg (“Jaws“), en una demostración de la estupidez de los distribuidores de nuestro país y su incapacidad manifiesta para hacer una a derechas. Por suerte, la película sí está a la altura. La historia es sencilla: una muerte sin resolver y un gran diente de aspecto prehistórico consiguen reunir a un grupo insólito de investigadores en un lago apartado en Maine, que pronto descubrirán que un cocodrilo de enormes proporciones ha estado atacando a los residentes locales.

La película, como la mayoría de propuestas del género, se convierte en una sucesión de escenas del cocodrilo devorando a los distintos personajes secundarios de la función mientras que los protagonistas se esmeran en descubrir una forma de detener al monstruo. Pero pese a ser tópica y típica, “Mandíbulas” es un thriller entretenido, con sus habituales dosis de gore, sustos y comedia, ideal para los aficionados a este tipo de cine. Si nos limitamos a sus resultados en taquilla, la película funcionó: costó unos 30 millones de dólares y recaudó más de 50.

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