Aunque el Grupo Ajec ya no existe como editorial sus libros aún siguen a la venta, así que no podemos dejar pasar la ocasión de reseñar “La Orden del Tanhwar” de Francisco Villarrubia, un libro que ha entusiasmado a nuestro reseñador y que anda desesperado tras la continuación.
La Orden del Tanhwar
Autor: Francisco Villarrubia
Portada: CalderonStudio.com
Precio: 19,95 €
Tamaño: 22×15 Cm
Páginas: 412
Isbn: 978-84-15156-10-9
Serie: Bilogía La Cuarta Edad I
Colección: Excálibur Fantástica
“Todo lo que evoluciona atraviesa sin remedio cuatro Edades: nacimiento, maduración, apogeo y destrucción. Las personas, las civilizaciones, y hasta el propio universo, obedecen a dicha ley”.
Lahe Kokkuar, un muchacho encerrado por su madre desde la infancia para evitar que fuera convertido en wdraki, la orden de guerreros que custodia desde la Época sin Historia las espadas forjadas con Tanhwar, descubre una sociedad nueva, el Wurm kka Ezyack.
“¿Acaso tiene alma un wdraki? Pero entonces… ¿cuándo la pierde?”.
Extrañas criaturas del subsuelo medran ahora por la superficie; la peste gris, diezma a la población; seres extraordinarios, incluso los propios dioses, se implican en el devenir de las tierras altas
“Están confluyendo en los Tres valles integrantes de castas supremas, de civilizaciones… legendarias. Y lo hacen ahora… ¿comprendes?, como si hubieran venido para algo”.
El mundo conocido sufre una decadencia irreversible. La tierra de nuestros padres, tal vez el universo entero, se adentra en la Cuarta Edad.
El Wurm kka Ezyack (mundo conocido) se enfrenta a un periodo de decadencia. Algunos piensan que ya ha llegado a la Cuarta Edad. Pero, ¿a qué se refieren? Se dice que todo lo que evoluciona pasa ineludiblemente por cuatro Edades: nacimiento, maduración, apogeo y destrucción. Ahora una extraña plaga, la peste gris, asola las tierras conocidas, y unos extraños y horripilantes seres del subsuelo amenazan la vida humana en la superficie. Una élite de guerreros, los Wdraki, poseedores de las armas forjadas con Tanhwar, el material de los dioses, parecen los únicos capaces de hacer frente a estas criaturas y preservar la paz de los humanos en este mundo poblado por fantásticas criaturas y lleno de extraños poderes ocultos. Lahe Kokkuar, un ingenuo muchacho, aparece de súbito en este escenario. Había nacido en una apartada casucha en el monte, marcado para ser wdraki. Su madre lo mantuvo oculto, encerrado desde su nacimiento para evitar su destino como guerrero. Ahora, siendo un adolescente proscrito, se mueve por un mundo desconocido para él, acompañado por un valeroso caballero y un enigmático personaje enmascarado. Busca su lugar y su destino en un cruel mundo lleno de amenazas.
Esta primera entrega de una futura saga comienza haciéndose realmente dura de leer, dando ganas incluso de dejarlo sin pasar de la primera página, a la vista de la enorme cantidad de términos desconocidos y casi imposibles de leer y pronunciar, llenos de ‘k’, ‘q’, ‘x’ y ‘h’ que se apelotonan desde las primeras líneas, apabullando al lector, que comienza a ver el universo del libro como un lugar incómodo y que no tiene ganas de conocer. Es una lástima que el principio del libro incite tanto a cometer tal tremendo error, puesto que una vez asumida esta dificultad inicial, el sufrido lector se acostumbra y descubre no solo el nuevo lenguaje, sino también el nuevo universo, las nuevas razas y las nuevas culturas que crea Francisco Villarrubia. Pronto el peregrinaje del peculiar protagonista envuelve al lector que, picado por la curiosidad, devora las páginas que relatan sus aventuras (o desventuras).
Lahe Kokkuar es un protagonista curioso, lejos de ser el típico héroe que protagoniza este tipo de sagas de fanasía, se trata de un chico muy influenciado por su vida en reclusión, que no para de pecar de ingenuidad, de inexperiencia y de egoísmo, que se deja manipular con suma facilidad hasta el punto de llevarnos en ocasiones a la desesperación y a sentir incluso desprecio por él. Los personajes que más se acercan a la descripción de héroe son los que afortunadamente van apareciendo a su alrededor. Cada uno con sus sorprendentes virtudes, ayudan a Lahe Kokkuar en su periplo por el Wurm kka Ezyack.
La narración de Fernando Villarrubia es clara y sencilla, sin retóricas ni adornos que endurezcan la lectura. Y se agradece, dadas las dificultades que ofece ya de por sí tanto lenguaje nuevo y tanta geografía por descubrir. Aun así, hay que decir que un pequeño esfuerzo en la edición por eliminar erratas y faltas de ortografía no habría estado de más, ya que se encuentran con demasiada frecuencia. También se agradecría ser consciente desde el principio de que al final del libro hay un glosario con todos los vocablos propios de este universo, acompañados de su explicación y su pronunciación en el alfabeto fonético internacional. Habría resultado útil durante la lectura; una vez terminada ésta, no pasa de ser una mera curiosidad.
De todas maneras, La Orden del Tanhwar – La Cuarta Edad I termina por ser una historia fantástica, en todos sus sentidos, atrapando al lector y dejándolo con ganas de más. Pero con ganas de más literalmente, ya que este primer volumen concluye de forma totalmente abierta, con la sensación de estar en la mitad de ningún sitio. Un descorazonador final cuando uno se da cuenta de que no puede continuar las andanzas de Lahe Kokkuar porque no se ha editado la segunda parte de la saga, y la incertidumbre rodea su posible publicación.
Carlos
NOTA: hemos contactado con Fernando Villarrubia quien nos ha asegurado que su intención es encontrar un nuevo hogar para su libro y que, en caso de no lograrlo, publicaría el libro en formato digital.
A ver, yo entiendo que estafa es cuando te quedas tú el dinero, no cuando el dinero es un donativo…