Segunda entrega de los libros basados en “Infinity Blade“, un videojuego de smartphone cuyos dueños, de alguna manera, convencieron a Brandon Sanderson para que escribiera novelas cortas sobre el mismo y demostrase, una vez más, lo absolutamente genial que es. No estaba muy por la labor de recomendar “La Espada Infinita. Redención“, por su precio, pero es que no hacerlo sería un delito. Está muy bien escrita y es muy divertida.
La Espada Infinita. Redención
Brandon Sanderson
Ediciones B / Zeta > Nova
ISBN: 978846665579
208 páginas
Rústica con solapas
17.00 €
Ha pasado mucho tiempo desde que Siris y el Rey Dios, enemigos pero ambos traicionados, se pudren presos en la Bóveda de las Lágrimas. Su verdadero enemigo -el Hacedor de Secretos, creador de la Espada Infinita- ahora reina. Cuando Siris consiga obtener la libertad deberá desentrañar qué se esconde bajo los planes del nuevo rey y estar dispuesto a encabezar la rebelión.
Los secretos emergen y nos llevarán como lectores hacia atrás en el tiempo, hacia los orígenes de la Inmortalidad e incluso hacia la verdadera naturaleza del mundo mismo.
Estoy peligrosamente cerca del punto en el que maldecir a Brandon Sanderson por ser tan buen escritor se riña con la simple y pura admiración. Me explico, cuando solicité la copia de prensa de La Espada Infinita. Redención lo hice animado por una primera entrega, La Espada Infinita. El Despertar que me dejó un buen sabor de boca, esperaba encontrarme con un puro entretenimiento, un libro de aventuras que juguetease con el mundo que el videojuego Infinity Blade pone en manos de Sanderson. Es decir, esperaba acción pura y dura, esperaba que hubiese peleas a cascoporro y alguna que otra de esas perlas que el estadounidense suele dejar en todos sus trabajos, un extra que hiciese que valiese la pena el pagar 17 euros por este libro. Pero el puñetero de Brandon no sólo logra ofrecer un pago justo, sino que se marca una rápida historia en la que se carga toda la mitología de Infinity Blade de un plumazo, construye la relación más sólida entre dos enemigos que haya visto en tan pocas páginas y nos da una auténtica lección moral sobre el verdadero valor de un héroe, sin prejuicios ni estereotipos.
Después de haber disfrutado, también, con dos novelas cortas como “Legión” y “El alma del Emperador” sabía que aquí había menos margen para la sorpresa, no íbamos a encontrar un “Legión” aquí, Sanderson se tiene que mover dentro de lo que le marque la empresa propietaria del videojuego, ¿verdad? Pues imagino que será así, pero también imagino que se estarán frotando las manos porque Sanderson revoluciona por completo el universo de Infinity Blade con el desarrollo de este volumen y del personaje del Hacedor de Secretos y posibilita que, argumentalmente, se puedan crear videojuegos de Infinity Blade de diversos géneros (estrategia, aventuras en primera persona, etc). Pero a mi lo que me ha maravillado es cómo se trenza la historia entre Siris y el Rey Dios, cómo juega Sanderson con la identidad del niño que aparece en Redención y cómo se resuelve la historia. Me ha recordado a alguna de las mejores sorpresas de El Imperio Final y tengo que reconocer que hasta esperaba algún que otro giro más de última hora de esos “made in Sanderson” que te dejan boquiabierto.
Como decía, diecisiete euros me parecía bastante dinero por un libro de apenas 200 páginas, entiendo que los derechos de Brandon Sanderson se han encarecido con su éxito y que, a pesar de todo, los lectores queremos más y más, pero el verdadero problema lo descubrí al comenzar a leer (disfrutar) la novela y es que las páginas volaban en mis manos y al finalizarlo tan sólo quería darle vueltas en mi cabeza a la trama, a cómo había desarrollado a los personajes, cómo había definido sus relaciones y cómo, ¡maldito sea!, nos daba una lección de maestría sobre su concepción del héroe en apenas 200 páginas. ¿17 euros puede parecer caro? Sí, pero merece la pena. Mucho, muchísimo.
Y a mi que me gustaría verle escribiendo guiones con el Doctor Muerte y demás personajes malvados…
A ver, la de abogados cristianos (me la agarras con la mano) me parece tan estúpido... en fin, además ahora,…