A pesar de que me puedo considerar como un modesto fan de John Byrne hay material suyo que no he disfrutado, ahora, gracias a Panini su trabajo El Increíble Hulk ha dejado de estar en la lista y nos permite disfrutar de esta delicia de etapa que, por desgracia, no llegó a finalizar.
El Increíble Hulk de John Byrne (Col. 100% Marvel HC)
Edición original: The Incredible Hulk 314-319, Annual 14 y Marvel Fanfare 29 USA
Guión: John Byrne
Dibujo: John Byrne, Sal Buscema
Tinta: Bob Wiaceck
Color: Andy Yanchus
Formato: Libro cartoné, 224 págs. a color.
18 €
Después de sus históricas etapas en La Patrulla-X, Los 4 Fantásticos y Alpha Flight, John Byrne tomó las riendas de la colección de Hulk, para ofrecer uno de los más revolucionarios cambios que haya sufrido jamás el Goliat Esmeralda. Esta etapa apenas duró unos pocos números, pero dejó una profunda huella en el personaje y en este volumen integral la recopilamos en todo su esplendor.
El nombre de John Byrne sigue siendo, años después de su apogeo, síntoma de cómic de calidad, de un guión intrigante, humor, y un dibujo francamente espectacular. En El Increíble Hulk de John Byrne, hay que tener en cuenta que el capricho de Byrne le llevó a dejar Alpha Flight e intercambiar puestos con Bill Mantlo que, hasta entonces, se ocupaba de Hulk, podemos asistir a una película que ya nos suena: el ver como John Byrne inicia una nueva y sorprendente etapa en un personaje… hasta que los choques con los editores hacen que Byrne salga por patas del título en cuestión y nos deje con la miel en los labios, soñando con lo que pudo haber sido.
La etapa de Byrne en El Increíble Hulk recopilada en este volumen es uno de esos momentos de genialidad del artista canadiense, se nota que estaba deseando trabajar con el personaje y recuperar la esencia del conflicto Banner–Hulk a la vez que los separa en dos entes: un Hulk sin prácticamente cerebro que se dedica a destruir todo cuanto encuentra a su paso y un Bruce Banner que, al más puro estilo General Ross, dedicará su vida a atrapar/destruir a Hulk creando un nuevo grupo de Hulkbusters (cazadores de Hulk).
Podría decirse que Byrne reduce a la mínima expresión el listado de personajes: Hulk, Bruce, Betty, el antagonista de Hulk: Doc Samson… y poco más. No es necesario, no hacía falta recurrir a nadie más ya que en El Increíble Hulk Byrne quería recuperar la esencia del personaje, incluso cuando es de los pocos que recordó que inicialmente Hulk era gris. Y estas páginas son un auténtico tesoro de las que el propio Peter David sacó muchísimas ideas para su aclamada etapa en El Increíble Hulk. ¡Salta a la vista!
Como ejemplo a lo anteriormente mencionado os diré que fue Byrne el que casó a Bruce y a Betty, y que es algo que podemos disfrutar en este mismo tomo, donde, cómo no, se demuestra que lo de casarse en la Casa de las Ideas asegura una boda de todo menos tranquila.
Gráficamente tenemos a un John Byrne en plenitud, perfectamente acompañado por un Bob Wiaceck de lujo, cada una de las viñetas es un auténtico regalo a los ojos de aquellos que aún no habíamos podido disfrutar de esta etapa. Especialmente en ese último número que debió de llevar el 320 de la numeración original y que acabó por salir, tiempo después, dentro de Marvel Fanfare… y todo fue porque Byrne recurrió a uno de sus “trucos” para poder dibujar y guionizar el número: todas y cada una de las páginas de ese número eran de una única viñeta a página completa… ¡pero qué paginas! En todas y cada una de esas páginas Byrne se mostraba como un auténtico titán del dibujo, uno de los mejores dibujantes del panorama yanqui del momento. Pero, claro, las tensiones antiguas, el hecho de que convirtiese, nada sutilmente, a Martillo y Yunque en una pareja homosexual (algo que queda bastante claro) seguramente ayudó a Shooter a tomar la decisión de echar a Byrne de El Increíble Hulk… un absoluto error que se demuestra con claridad en la lectura de este volumen.
En cuanto a la edición de Panini os diré que con cada tomo que leo de Panini, dentro de la línea Marvel, disfruto más y más, no sólo por la esmerada calidad de cada uno de ellos, sino por el esfuerzo de dotarlos de contenido original, ya sea por el extenso e interesantísimo artículo de Julián Clemente sobre la etapa de John Byrne (Julián, ¿te animas a escribir un libro sobre el canadiense?) o por la entrevista de Marvel Age, rescatada del pasado, a Byrne, aunque quizás hubiese alterado el orden de ambos textos…
En definitiva, si eres fan de John Byrne es innegable que no puedes dejar pasar este volumen de El Increíble Hulk, si lo eres de Hulk tampoco deberías dejarlo pasar y si, sencillamente, disfrutas al leer un cómic en el que las cosas están hechas maravillosamente bien… también lo disfrutarás.
Un año más que no me acosté por ver la Gala de los Óscars, aunque con el error de que…