Lo que vais a leer a continuación no es otra cosa sino una opinión personal hacia la etapa de Brian Azzarello en “Hellblazer“. Ni el hecho de contar con Guy Davis, Steve Dillon, Richard Corben o Marcelo Frusin, hace que supere la profunda animadversión que me produce esta interpretación de Azzarello de John Constantine. Pero es una opinión personal. A otros les gusta mucho.
“Hellblazer: Brian Azzarello” (Brian Azzarello, Guy Davis, Steve Dillon, Richard Corben y Marcelo Frusin, ECC Ediciones)
Hellblazer: Brian Azzarello
Edición original: “Hellblazer” núms. 146 a 174 y 250 (USA) y “Secret Files: Hellblazer” (USA)
Guión: Brian Azzarello
Dibujo: Guy Davis, Steve Dillon, Richard Corben, Marcelo Frusin
Color: James Sinclair, Lee Loughridge
Formato: Libro cartoné. Color.
Páginas: 857
Precio: 45 euros
Entre 2000 y 2002, Brian Azzarello (100 balas, Joker, Wonder Woman) ejerció como guionista regular de Hellblazer, embarcando a John Constantine en un viaje por la geografía norteamericana. Acompañado de dibujantes como Steve Dillon, Guy Davis o Richard Corben, firmó una etapa irrepetible, que ahora recopilamos en este tomo.
Cuando ECC Ediciones anunció que iba a publicar todo “Hellblazer” en 17 volúmenes aplaudí mentalmente, y es que contar con todas las aventuras de John Constantine en una nueva edición de lujo era algo que, bueno, que parecía muy apetecible. Así es como hemos podido disfrutar, por el momento, de la versión de Garth Ennis (I y II), de la de Warren Ellis y, para mi desgracia, la etapa que menos me ha gustado nunca de “Hellblazer“, que es, precisamente, sobre la que tratan estas líneas, la de Brian Azzarello.
Azzarello es, lo sabemos todos, un grandísimo guionista (“100 balas”, “Wonder Woman”, “Lex Luthor: Man of Steel”,…), sus mcuhos trabajos avalan que en DC Comics le tienen algo más que aprecio, y el fandom también parece que esté a favor suyo, quizás recordando sus buenos momentos. El caso es que cuando leí su Hellblazer por primera vez me sorprendió comprobar que había muchos fans que se declaraban encantados con el tratamiento que el estadounidense (primer no-británico en guionizar a Constantine… y eso se nota) le daba al personaje. Seamos claros, después de leerlo entonces y de leerlo ahora sólo puedo decir, con rotundidad, que ese NO es Constantine. Llamadlo clon, llamdlo sombra mágica (por aquello de que apenas usa la magia en toda la etapa Azzarello), llamadlo como queráis, pero no Constantine, porque no lo es.
Comenzamos con una historia ilustrada por el genio, Richard Corben (desde luego Brian no pudo quejarse de los dibujantes que le dio DC, eso sí que no), donde Constantine decide ir a la cárcel (en los USA) porque se siente culpable ya que un amigo ha muerto por culpa suya… ¿estamos hablando de John Constantine? Porque yo encuentro difícil de creer que se sienta taaaan culpable como para ir a la cárcel por la muerte de un amigo, más que nada porque no dejaría de entrar en la cárcel por ese motivo. El caso es que después de hacer que le metan un puño por el culo (literalmente) Constantine se vuelve loco tras un día en la jaula… ¡un puñetero día! No sé vosotros, pero creo que el personaje de Steve McQueen en “La Gran Evasión” o el de Paul Newman en “La leyenda del indomable” le abofetearían por nenaza. El caso es que Constantine se vuelve loco, se produce un motín (con multitud de asesinatos y violaciones) en la cárcel y el agente Turro, del FBI, accede a dejarle ir porque le conoce muy bien, sabe que John no ha sido el culpable de la muerte de su amigo y para que deje de, con perdón, joder la marrana en la cárcel.
John está libre, así que en Buenas Intenciones se va a buscar a la familia del amigo fallecido para encontrar a la parienta, de paso ver a un antiguo amor y explicarle a los hermanos del difunto que él no tuvo nada que ver (y le creen, en una viñeta, sin dudarlo mucho) el caso es que aquí continúa la corrupción sexual de Constantine que deja que unos paletos de la América profunda le droguen y le hagan hacer cosas con un perro… Constantine se lo toma con calma y aunque está jodido por las putadas que le han hecho, pues coleguea con ellos para, al final, cargarse al hermano mayor, Dickie quien además tiene montando un negocio online sexual torturando a una pobre chica (y, de paso, vendiendo también el vídeo de John “jugando” con el perro) y después recibe un rapapolvo de su ex porque “Dickie era más hombre de lo que lo serás tú jamás”, “lo que hizo, lo hizo por el pueblo” y chorradas por el estilo… y, claro, John se siente mal por haber matado a ese “gran” hombre, no importa que; fueran unos paletos los que pongan en jaque al Jodido y Gran John Constantine sin magia ni nada, que hiciesen que lo violase un perro o que al comienzo de este arco Dickie matase a un pobre pringao, noooo, Dickie era un gran hombre y John se traga la bronca, porque sí, porque es lo que le interesa a Azzarello.
En El infierno helado John tiene que lidiar con una tormenta de nieve, con un asesinado (lo que hubiese dado para jugar al Cluedo mejor de cómo lo hace el guionista) o para un baño de sangre, Azzarello opta por un camino intermedio, se desvía hacia la desmitificación de las leyendas de los pueblos (y eso lo hace sin acabar de explicar bien la leyenda del Hombre de Hielo) y acaba por “resolver” una historia que no parece que le preocupase mucho, la verdad.
Después tenemos tiempo para ver una vieja historia en Ingleses y perros… un timo a Stanley, un personaje que se demostrará “vital” (por decir algo) al final del volumen… muy prescindible, muy tópica y, de nuevo, dejando cabos sueltos
En Highwater tenemos una historia sobre el neonazismo yankie y sobre cómo se extiende gracias a paletos de la América profunda y a interpretaciones intencionadas de la Biblia, el caso es que aquí, por fin, Constantine encuenta a la viuda del difunto, le pide perdón y por fin descubre porqué se suicidió su amigo. Así que para celebrarlo, en el siguiente número, se va de putas, ofrece al agente Turro hacer un trío con la prostituta y al final acaba disfrutando de la compañía de la señorita.
Y, para finalizar tenemos un arco absolutamente estúpido, en el que el agente Turro investiga el asesinato de Constantine en un club de sado y bongade donde, por lo visto, John pasaba los días en interminables orgías sexuales en compañía de su novio Stanley… que es quien ha orquestado el sufrimiento de Constantine a lo largo de esta infumable etapa de dos años… ah, al final del volumen no sabemos si John está vivo, muerto o es un fantasma. No importa, Azzarello ha dejado tantos cabos sueltos que parece que nadie se quejó de ello.
El caso es que por muy bien escrita y dibujada que esté esta historia, para mi, cuenta con un grandísimo problema, que no es otro que saber que este NO es John Constantine para nada. Vamos hombre, el tío que engañó a TRES DIABLOS para que le curasen el cáncer de pulmón, el genial titiritero (aquí le sorprenden cada dos por tres), el tío sin pelos en la lengua incapaz de esperar a un mejor momento para vengarse, el mago que acojona a tantos… pues aquí es vapuleado, violado, sodomizado, supuestamente “quemado”, encarcelado, etc, por una panda de paletos estúpidos… ¿Y esto os ha parecido una historia tan buena de Hellblazer? Chico, a mi me da la impresión de que Azzarello no se molestó en leerse una sola historia de Constantine (fuera de “La Cosa del Pantano” de Alan Moore) y que pergueñó esta “historia” de John sin preocuparse de nada más que de hacerselas pasar putas por la América Profunda. Ni siquiera el contar con autores de la talla de Corben, Davis, Frusin, Risso, Sale, Dillon, Camuncoli, las portadas de Tim Bradstreet y Lee Bermejo le motivó lo suficiente como para ofrecer algo más que “esto”. Una decepcionante historia, un decepcionante enfoque de uno de los mejores personajes de DC Comics y un sinsentido repleto de cabos sueltos (¿quiénes son esos dos o tres “hombres misteriosos” que aparecen en la historia en diversos momentos?). Una decepción total.
Eso sí, sabía que este volumen iba a llegar, y si quieres tener todo el “Hellblazer“… pues hay que tragar con el de Azzarello, y eso que la edición es muy bonita…
En definitiva, es la segunda vez que leo esta etapa y, muy posiblemente, la última. Lo siento señor Azzarello, pero cuando vas a escribir una historia del jodido mayor mago del mundo del cómic… te dejas de historias noir-sexuales y montas una historia con magia. Como Dios manda.
Pd. estos días de “mini-vacaciones” he aprovechado para leerme la excelente Wonder Woman de Azzarello, una historia tan impactante y bien escrita que estoy deseando hacer la reseña para compensar el mal sabor de boca que me dejó este Hellblazer con la serie de la amazona, donde Azzarello sí convence, al 110%.
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