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Es posible que cuándo hablamos de “El pueblo de los malditos” la mayoría de espectadores tengan en la cabeza la película de John Carpenter de 1995, pero hay que recordar que la propuesta del maestro del cine de terror era un remake de una película de 1960 de Wolf Rilla que, a su vez, era la adaptación cinematográfica de la novela “Los cuclillos de Midwich” (“The Midwich Cuckoos“) de John Wyndham, un escritor de ciencia-ficción británico cuya obra más popular es “El día de los trífidos“.

Protagonizado por Barbara Shelley, George Sanders, Jenny Laird, Laurence Naismith, Martin Stephens y Michael Gwynn, entre otros, la película de Wolf Rilla nos trasladaba hasta un apacible pueblo de Inglaterra donde, a causa de un fenómeno desconocido, todas las mujeres se quedan embarazadas y dan a luz a niños albinos, con los ojos brillantes, muy inteligentes y poseedores de extraños poderes.

El pueblo de los malditos” (“Village of the Damned“) está considerado como uno de los clásicos del cine fantástico británico. No es una película de terror, pues su propuesta no consiste en sobresaltar al espectador sino en inquietarlo, y sin duda que lo consigue. La imagen de los niños y niñas con los ojos brillantes que actúan como una mente colmena inquietan al espectador mucho más de lo que haría la aparición en pantalla de un asesino enmascarado con un cuchillo. Además la película va directa a eso, e indaga más bien poco en los motivos que puedan explicar el origen de los niños, su aspecto y sus poderes. Extraterrestres, y poco más. Tampoco importa.

Tal y como hemos comentado, en 1995 John Carpenter dirigió una nueva adaptación del relato de John Wyndham, que esta vez contó con Christopher Reeve (la última película que protagonizó el actor antes del desgraciado accidente que lo dejó tetrapléjico), Kirstie Alley y Linda Kozlowski en el reparto y cuya acción se trasladó desde Inglaterra hasta los EE.UU., a Carolina del Norte. Mucho antes, en 1964, se estrenó “Children of the Damned“, que intentaba ser una secuela de “El pueblo de los malditos” aunque con resultados francamente nefastos.

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