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A los más jóvenes del lugar el concepto de “servicio militar” les sonará a chino. A viejo. Y a anacrónico. El servicio militar obligatorio en España, conocido como “la mili”, que funcionó durante el siglo XX, tenía como objetivo enseñar aptitudes militares a la población civil masculina. Durante muchos años, demasiados, los jóvenes españoles dedicaron algunos de los mejores meses de su vida a esta instrucción obligada. Por suerte esta estupidez terminó en diciembre de 2001, después de muchos años de rechazo por una gran parte de la sociedad y con la profesionalización de las fuerzas armadas.

El añorado Ramón Tosas ‘Ivá‘ supo retratar como nadie el servicio militar en su inolvidable “Historias de la Puta Mili“, humor desatado, sin filtro ni límites, sobre la mili, el ejército, los militares, el belicismo, lo hispano y los españoles, publicado semanalmente en las páginas de la revista satírica “El Jueves“, desde 1986 hasta 1993, cuándo el autor falleció.

El universo de “Historias de la Puta Mili” no dejaba nada ni nadie sin caricaturizar y todo lo que se nos contaba estaba salpicado por el tono irreverente de su autor y sus ideales: oficiales chusqueros fielmente representados en la figura del mítico sargento Arensivia, militares profesionales inútiles, soldados analfabetos, maniobras inútiles, la cochambrosa cocina de los cuarteles; el sexo y las drogas, las guardias nocturnas, la presencia de reclutas de orígenes dispares, la nulidad de los mandos en general y ante el armamento más sofisticado en particular, las borracheras, la religión o el fútbol. En las historietas semanales de “Historias de la Puta Mili” todo se puede satirizar, con ese estilo tan particular de Ivá, totalmente diferente al resto de compañeros de profesión de la época, de dibujos sencillos y extensos bocadillos de texto que ocupaban la mayor parte de la viñeta, repletos de faltas de ortografía y palabrotas. Casi siempre eran historias autoconclusivas de dos páginas que nos arrancaban carcajadas continuadas de principio a final.

Ivá falleció el 22 de julio de 1993 en un accidente de circulación y con él se marcharon las “Historias de la Puta Mili” y “Makinavaja: el último choriso“, sus dos obras más conocidas, cómics que no dejaban títere con cabeza de la sociedad española de los ochenta y noventa. De hecho, a causa de sus obras, Ivá fue juzgado en diferentes ocasiones, al igual que muchos de sus compañeros de “El Jueves” y “El Papus“, por sus historietas antimilitaristas y críticas con el orden establecido.

Historias de la Puta Mili” fue adaptada a teatro, cine y televisión, con poca fortuna.

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