Cada vez que Dolmen edita un nuevo volumen de Casacas Azules es motivo de celebración, el exquisito trabajo de Raoul Cauvin y Willy Lambil alcanza los años 1992 a 1994 y el título sigue demostrando su frescura y humor.

Casacas azules (1992 – 1994)  
Edición original: Les tuniques Bleues BEL
Fecha de edición: abril de 2019
Guión: Raoul Cauvin
Dibujo: Willy Lambil
Color: A color
Formato: Libro cartoné, 160 págs. color.
29,95€

En Los verdes años conoceremos el intrigante pasado de Blutch antes de su ingreso en el ejército; en Capitán Nepel, nuestros autores Cauvin y Lambil abordarán el tema de la xenofobia; y en La banda de Quantrill, Blutch y Cornelius Chesterfield se enfrentarán a un temible forajido que existió en la realidad. Como siempre, nuestras páginas de extras contienen apasionantes dosieres que sirven de oportuno complemento a estas aventuras.

Dolmen Editorial continúa publicando Casacas azules, una serie en la que, a través del humor, sus autores denuncian la barbarie de la guerra. En este volumen tenemos agrupados 3 álbumes: Los verdes años, Capitán Nepel y La banda de Quantrill, en los que tenemos temáticas diferentes, por un lado conocemos mucho más sobre la niñez de Blutch de la voz de su padre adoptivo, además se dedica todo un álbum a denunciar el racismo imperante en la época, y en la actualidad no sólo de la fecha de publicación de Capitán Nepel, sino a día de hoy (y es que el Capitán Nepel es fiel reflejo de un importante político francés), y, finalmente,  un tebeo dedicado a un famoso bandolero/saqueador/asesino y a su banda que aterrorizaron partes del Norte durante la guerra saqueando y matando en nombre del Sur, que, vistas sus atrocidades, acabó por denunciarlos como forajidos.

Casacas Azules es siempre una lectura más que satisfactoria, siempre he sido de la teoría de que las cosas entran mejor con sentido del humor y lo cierto es que aunque en esta serie tengamos humor a espuertas eso sigue dejando espacio para que haya segundas lecturas de todas y cada una de las aventuras de Blutch y Chesterfield haya una segunda lectura que, por ejemplo, denuncie la barbarie de los orfanatos de la época y lo salvaje del crecimiento estadounidense en el Salvaje Oeste, el racismo y la hipocresía de una nación que luchaba por la libertad de los negros mientras era xenófoba y racista en sus fronteras o la deshumanización de la guerra y cómo permitía que gentuza como Quantrill y su banda asolase Nebraska. Y lo bueno de esta edición de Dolmen es que se adjunta una serie de artículos muy jugosos en los que se analizan y amplían estos temas y se da habida cuenta de la valentía de Raoul Cauvin y Willy Lambil con cosas como la aventura del capitán Nepel (basta con leerlo al revés para entender la crítica política y social, pista: es el padre de una dirigente ultranacionalista francesa que seguramente os sonora y al que se criticó en este tebeo). Es pues un tebeo antibelicista a la par que también realiza crítica política moderna.

Después de 20 años de Casacas Azules uno esperaría que las historias de Raoul Cauvin hubiesen perdido chispa pero no es así, si acaso sus historias ganan en profundidad y significado.

En cuanto al apartado gráfico de Casacas Azules lo cierto es que la presencia de Willy Lambil garantiza que no haya problemas y es que a su acertada línea clara, superexpresiva, se une una gran documentación que permite ambientar a la perfección sus páginas.

Por otra parte la edición de Dolmen es una maravilla, demostrando cómo se debe editar cómic en España, aportando valor a la edición al añadir textos que ambienten los volúmenes y eduquen al lector y sin que la edición técnica se resienta.

En definitiva, Casacas Azules sigue siendo un título imprescindible y de lo mejor que se edita en España.