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En el año 1933 dos adolescentes de Cleveland, Jerry Siegel y Joe Shuster, dieron vida a un personaje con superpoderes para el fanzine “Science Fiction”. Su nombre era Superman. Por otro lado, al otro lado del océano y casi treinta años más tarde, en el año 1960, Pierre Culliford ‘Peyo’ creó un personaje con superpoderes para la revista “Spirou”. Su nombre era Benito Sansón.

dolmen_benitosanson2Benito Sansón, el niño dotado de una prodigiosa superfuerza que, al contrario que los demás superhéroes, no necesita llevar una doble personalidad ni vestir un uniforme de malla para llevar a cabo sus heroicas hazañas. Pero como muchos de ellos, Benito también tiene su talón de Aquiles: cuando está resfriado, pierde su fuerza y se convierte en un muchacho como los demás.

No hace muchos meses que ya reseñamos aquí, en ViaNews, el primer volúmen de la colección integral de Dolmen Editorial de las aventuras de “Benito Sansón” creadas por Peyo, un clásico del cómic francobelga más que notable, homenaje, parodia simpática o simplemente inspirado en el Superman de Siegel y Shuster, sobre un niño de aspecto inocente pero dotado de poderes sobrehumanos y con su kryptonita particular: los resfriados. Entonces la que calificamos de entrañable y volvimos a repetir, como hemos hecho en todas las series de la colección ‘Fuera Borda‘ de Dolmen Editorial, que su lectura es una alegría con aroma de nostalgia para nosotros, los padres, y una grata sorpresa para nuestros hijos. La segunda entrega es una nueva ocasión para descubrir la obra de ese grandísimo maestro llamado Peyo, creador de Johan y Pirluit, los Pitufos, Poussy y, por supuesto, Benito Sansón, que para algunos de nosotros forman parte de nuestros recuerdos felices.

¿Benito Sansón, dios o superhéroe? Los superhéroes han existido desde siempre, antes de la escritura y en todas las culturas, de Oriente a Occidente. Para los antiguos, los héroes y los dioses eran el puente que daba coherencia entre lo que podían entender y explicar, y lo que no. En la Edad Media eran símbolos y banderas de un poder establecido que deseaba justificar su posición antinatural a partir de relatos y cuentos protagonizados por personajes afines. En el siglo XX los héroes fueron esenciales en los procesos de construcción identitaria de pueblos y sociedades, sobretodo en mensajes políticos y durante los conflictos bélicos, aunque poseían un carácter ficticio asumido por todos.
Es a estos últimos a los que Peyo toma como modelo para dar forma a su Benoit Brisefer (Benito Sansón en la edición en castellano de Dolmen Editorial, Valentín Acero en la de Casals, Benet Tallaferro en las ediciones en catalán que publica la editorial Base, David Fortachón en una edición de Grijalbo que nunca llegó a ver la luz, o Pachín en la revista “Zipi Zape”), un niño solitario de pelo rubio, dotado de increibles poderes sobrehumanos, que vive en el pequeño pueblo de Vivejoie-la-Grande, Villalegre la Mayor en la edición en castellano, sin ninguna compañía. Bondadoso e inocente, educado y honesto, Benito luce siempre una bufanda de color azul, chaqueta roja y una boina de color negro, y enfrenta con simpatía y generosidad las extrañas y emocionantes aventuras que le tocará vivir. Aunque no necesita llevar una doble personalidad ni vestir un pijama ni una capa para llevar a cabo sus heroicas hazañas, su superfuerza es un secreto a ojos de los mayores. Y, como todo héroe que se precie, Benito tiene su talón de Aquiles particular, su kryptonita, una debilidad que siempre se manifiesta en el momento más inoportuno: cuando se resfría, junto a los estornudos y los mocos que llegan, Benito pierde todas sus cualidades físicas extraordinarias y se convierte en un niño normal y corriente.
Lejos de los superhéroes de la Edad de Oro y la de Plata, la revisión más moderna de los héroes nos los presentan como humanos y con debilidades, vigilantes enmascarados que actúan como juez, jurado y ejecutor, que recurren a la violencia y a la barbarie para impartir su particular visión de la justicia. Los cómics de superhéroes del nuevo siglo han abandonado la nobleza y candidez que los caracterizaba para ser protagonizados por personajes cuyos actos se asemejan demasiado a los de aquellos que combatían antaño. La ingenuidad y visión infantil de Benito Sansón, por supuesto, quedan fuera de este ámbito.

Creado por Pierre Culliford ‘Peyo’ (Bruselas, 25 de junio de 1928 – 24 de diciembre de 1992), maestro y pilar de l’École de Marcinelle (la escuela estilística creada por Jijé, formada colaboradores habituales de la revista semanal Spirou, cuyas oficinas se encontraban en la localidad de Marcinelle), el entrañable niño de fuerza prodigiosa Benoit Brisefer tiene su primera aparición en el número 1183 de la revista “Spirou”, en diciembre del año 1960. El padre de los Pitufos y de Johan y Pirluit fue el creador del personaje y se encargó de las dos primeras entregas en colaboración con Willy Maltaite ‘Will’, encargado de los fondos, pero luego cedió el testigo a otros compañeros y colaboradores como François Walthéry, Jean Roba, Gos, Yvan Delporte y Albert Blesteau, y tras su muerte en 1992 su hijo Thierry Culliford se encargó de seguir la obra de su padre junto a Pascal Garray. Incluso está documentada la aportación del mismísmo Franquin en la formalización y los primeros bocetos del personaje.

En la primera de las dos historias que Dolmen Editorial incluye en el segundo volúmen recopilatorio “Los Doce Trabajos de Benito Sansón” (“Les 12 travaux de Benoît Brisefer” publicada originalmente entre los números 1459 y 1517 de la revista “Spirou”, de marzo de 1966 a mayo de 1967), escrita por Delporte y Peyo y dibujada por Walthéry y Peyo, nos contarán como Benito y su buen amigo Arístides, el taxista, deberán enfrentarse a numerosos peligros y malvados enemigos que pretenden arrebatar a un grupo de antiguos compañeros músicos un preciado documento que les hará millonarios. Su odisea, nada que ver con los doce trabajos del mítico Hércules o la versión animada de Astérix y Obélix, llevará a Benito y Julio Arístides alrededor del mundo, del norte al sur Francia, de Escandinavia hasta el Sudeste asiático, una búsqueda por capítulos siguiendo los pedazos del documento de propietario en propietario, para conseguir reunir el título de propiedad de unos terrenos muy valiosos que les regaló un jeque árabe treinta años atrás, cuando los ocho músicos eran jóvenes.
En la segunda de las aventuras escrita a cuatro manos por Peyo y Gos y dibujada por Walthéry y Peyo, titulada “Tío Plácido” (“Tonton Placide” publicada originalmente entre los números 1555 y 1584 de la revista “Spirou”, de febrero a agosto de 1968), el forzudo Benito acompañará a su tío, de profesión guardaespaldas y agente de la PIFIA (SAPPET en la edición original en francés), en una peliaguda misión con aires de James Bond: proteger a un estirado e insoportable ministro de finanzas de un principado europeo que lleva encima una maleta con un preciado botín por el que van a luchar numerosos malhechores, agentes enemigos que, como es evidente, no contaban con las habilidades superhumanas del pequeño Benito.

Con la reedición de las aventuras de Benito Sansón en castellano, que de momento cuenta con dos entregas publicadas, Dolmen Editorial de nuevo ha dado en el clavo y, la verdad, visto en perspectiva tampoco era tan difícil. ¿Cómo no se le ocurrió a alguien antes? Si uno estima que un buen ‘target’ para la reedición de un cómic de los años ochenta, esos viejos clásicos que cuando llegaron en su momento, si lo hicieron, fue de forma fragmentada y en formatos poco nobles, es un padre de cuarenta y pocos, publicar “Johan y Pirluit“, “Los Hombrecitos“, “Casacas Azules“, “Bermudillo“, “Quena y el Sacramús“, “Natacha” o “Benito Sansón” parece una elección perfecta. Si además la edición se publica con abundantes extras repletos de material inédito con portadas originales, dibujos, artículos de interés sobre los autores y su trabajo, páginas, bocetos e imágenes de todo tipo, que completan una edición cuidada y de formato inmejorable, encuadernada en una dignísima tapa dura y una portada preciosa, uno se pregunta, ¿qué más se puede pedir? Pues es obvio: una tercera entrega.

Benito Sansón 2.
Autor: Peyo
Editorial: Dolmen Editorial
Colección: Fuera Borda
Fecha de publicación: Octubre de 2015
ISBN: 978-84-16436-21-7
Formato: 21,5x38cm. Cartoné. Color.
Precio: 29,95 euros

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