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Me declaro fan absoluto de  Rodrigo Sorogoyen (ha dirigido la serie junto a Borja Soler) y su habitual coguionista Isabel Peña que ya hemos podido disfrutar en “Stockholm” (2013), “Que Dios nos perdone” (2016), “El reino” (2018) y “Madre” (2019), pero creo que de momento han conseguido su mejor trabajo con esta serie de seis episodios centrada en un grupo de antidisturbios que, tras un desahucio, son investigados por una agente de asuntos internos. En realidad es cine fragmentado en episodios, un acierto de formato porque quizás con una película de duración habitual no hubiera bastado para lo que consiguen. Con tono verosímil, acercándose al máximo a todos los personajes y mostrándonos sus motivaciones y circunstancias (¡¡¡Qué grandes todos los actores!!!) se hace un retrato tan naturalista que parece casi un reality si no fuera porque la narración va muy al grano, con un montaje y un desarrollo muy elaborado que te invita a sacar conclusiones sobre cosas que no se dicen y no se ven y a ir participando en una suerte de suspense interno que tiene varios giros impactantes. La serie juega con todo ello, con escenas de una tensión irresistible, con momentos íntimos en los que se definen los personajes, con diálogos llenos de implicaciones y complejidades (sobresalientes algunos planos secuencia), como la vida misma, con una descripción llena de verdad sobre problemas que no son fáciles de analizar si no se profundiza en todas las partes implicadas y el resultado es uno de los trabajos más impresionantes, sugerentes y adictivos que he tenido la suerte de disfrutar. Devoré los seis capítulos en cuestión de horas. No os la perdáis bajo ningún concepto.