Hay un subgénero de la ciencia-ficción, que creo que no está categorizado como tal, que lleva al espectador (o lector) a reflexionar sobre el futuro del ser humano. Ciencia-ficción inteligente, me atrevería a llamarla. “Gattaca“, “Interstellar”, “El marciano“, “Ex Machina” o “Contact” serían buenos ejemplos de películas que han contribuido significativamente a la promoción de la ciencia en la pantalla grande como una disciplina del pensamiento que impulsa al ser humano hacia el futuro. En su mayoría, propuestas sin fecha de caducidad por su diseño de producción aséptico y neutro, donde el mensaje es el centro de todo.
Otro ejemplo de este tipo de cine podría ser perfectamente “Ad Astra” del director James Gray, una película del año 2019 protagonizada por Brad Pitt, Liv Tyler, Ruth Negga, Tommy Lee Jones, Donald Sutherland, John Finn y Kayla Adams, que nos contaba la odisea del astronauta Roy McBride, quien realiza un largo trayecto en solitario a través de la infinita negrura del espacio hasta los límites exteriores del sistema solar con el fin de encontrar a su padre, el legendario Clifford McBride, desaparecido durante una misión hacia Neptuno. Su viaje desvelará secretos que desafían la naturaleza de la existencia humana y nuestro lugar en el cosmos.
“Ad Astra” podría ser perfectamente una nueva versión cinematográfica de “El corazón de las tinieblas” de Joseph Conrad, que Francis Ford Coppola llevó hasta Vietnam en “Apocalypse Now” y que aquí se traslada hasta el vacío del espacio. Bien podría ser también una de las películas más intimistas de la historia del cine pues gran parte del metraje está dedicado al solitario Roy McBride y sus reflexiones acerca de la insignificancia del ser humano en mitad del espacio. Y aunque las imágenes apabullantes del viaje a través del vacío, de la mano de Hoyte van Hoytema, nos quedan grabadas en la retina uno debe ser consciente que, en el fondo, James Gray nos está hablando simplemente de la soledad y de los conflictos entre padres e hijos. También, si se quiere, del lugar del ser humano en el cosmos, pero de forma muy tangencial. Y es que la ciencia-ficción puede ser uno de los caminos más interesantes con los que llegar a lo más profundo del ser humano.
Curioso porque justo ahora ando enganchado a la trilogía de los Arquitectos... y en cuanto acabe con ella iré a…