Después de que el cómic ganara el II Premio Nacional del Cómic en 2008 y el Premio a la Mejor Obra del Salón del Cómic de Barcelona, la película consiguió el Goya a Mejor Película Animada de 2011 y el Goya al Mejor Guión Adaptado, e incluso logró una nominación a mejor película en los Annie (los Óscars de la animación). Animación de trazo sencillo pero colorista, que trata un tema trascendente con buen pulso narrativo y con la capacidad de conmover desde un tono amable sin acentuar lo dramático más de lo preciso.
 

****
País: España. Año: 2011.
Duración: 89 min.
Género: Animación, drama.
Guion: Ángel de la Cruz, Paco Roca, Ignacio Ferreras y Rosanna Cecchini; basado en el cómic “Arrugas”, de Paco Roca.
Producción: Manuel Cristóbal, Enrique Aguirrezabala y Oriol Ivern.
Música: Nani García.
Fotografía: David Cubero.
Distribuidora: Wanda Visión.
Estreno en España: 27 Enero 2012.

“Arrugas” fue un multipremiado cómic de Paco Roca antes de convertirse en película de animación y tanto en un caso como en otro, intuyendo su argumento, sabiendo que va de ancianos en un geriátrico, uno puede resistirse a leerlo o a verla. No nos culpemos, es normal, digamos que es un argumento que no tiene mucho gancho y en cambio, merece tanto la pena….
Merece la pena porque a veces nos cuesta bajarnos de ese tren a toda velocidad que es la vida y ponernos a pensar en asuntos algo más trascendentes y merece la pena porque pararse un segundo a meditar sobre algo por lo que terminaremos pasando todos seguramente nos haga más sabios, máxime cuando el hacerlo no es ese mal trago que quizás nos tememos pues no se expone con los habituales excesos melodramáticos en los que se podía caer, sino que se aborda con naturalidad y un humor amable que más que la carcajada provoca una sonrisa cómplice.
Intuyo que a todos nos asusta la muerte y la vejez, es algo en lo que se prefiere no pensar demasiado, ya llegará y todos deseamos que sea algo rápido e indoloro, pero hay personas a nuestro alrededor que se encuentran en ese trance, siempre, así que pararse un momento a pensar en ellos no tiene por qué estar de más. En cualquier caso y como ha expresado el autor del cómic en alguna entrevista, la historia no sólo habla sobre ello, también habla sobre la soledad  (realmente el verdadero temor que sienten en la residencia no es la cercanía de la muerte sino el piso de arriba, aquel al que llevan a las personas en estado avanzado de alzheimer, que ya no viven y quedan aisladas).
La gran ventaja tanto del cómic como de la película (y aunque no he leído el primero me consta que la segunda es tremendamente respetuosa con él) es que, aunque están impregnados de una cierta melancolía, aunque dejan un poso agridulce, el argumento y los personajes llegan y resultan entrañables lo cual de por sí es una garantía.
El protagonista es Emilio, una persona mayor aquejada de alzheimer, que entra en una residencia llevado por sus hijos (uno de los grandes aciertos es que Emilio y hasta su propio hijo puede ser cualquiera de nosotros) y lo que se nos cuenta son los días que pasa allí hasta que su enfermedad se va apoderando de él. A su lado, su compañero de habitación, Miguel, un argentino picaruelo con ese acento y esa gracia que quizás por contraste siempre funciona en cualquier argumento entre españoles y gauchos.
Toda la historia está empapada de buen gusto, de delicadeza, de ternura y la historia por sí misma resulta conmovedora, por lo que no se acentúa el drama, sino que siempre se procura suavizar lo que podría ser lacrimógeno y triste con suaves pinceladas de un humor muy sano, muy campechano. Ese tono también lo encontramos en el dibujo, a menudo cálido y alegre, a pesar de que en ciertos momentos no se evite la postal otoñal, la lluvia, los colores frios y mortecinos que auguran el final de la vida.
 
Es inevitable ver la película y sonreír, pero lo que es más importante, es inevitable pensar y tomar conciencia no sólo del problema del alzheimer sino también de que es ley de vida envejecer y que todos deberíamos tener derecho a hacerlo con dignidad y a disfrutar de nuestros últimos días con la máxima calidad de vida, la que nos hemos merecido por tantos esfuerzos por los que hemos pasado. Es curioso, se subraya siempre el paralelismo que existe entre los niños y los ancianos (el propio guión juega con ello), pero qué diferencia tan notable existe entre cómo tratamos a unos y a otros a veces in ser conscientes que todos hemos sido niños y terminaremos siendo ancianos.
En suma, una película que pienso que hay que ver, salvando las posibles reticencias y que, aunque puede ser vista por niños, seguramente disfrutarán más los mayores puesto que está pensada especialmente para ellos. Del mismo modo que hay películas y libros para todas las edades, también hay cómics y animación para todos los públicos.