Si va andando tranquilamente por la calle y de repente un señor bajito, algo cabezón, con gafas, vestido de negro y con zapatos marrones se le sube encima y le pide que conduzca algo rápido, pues tiene prisa, no tema, se trata del singular Rompetechos, personaje creado por Francisco Ibáñez en 1964 y que ahora Penguin Random recopila en dos fastuosos integrales para deleite de los fans.
Rompetechos – Edición integral 1. Primera parte
Edición original: Rompetechos ESP
Guión: Francisco Ibáñez
Dibujo: Francisco Ibañez
Tinta: Francisco Ibáñez
Color: Francisco Ibáñez
Formato: Libro cartoné, 384 págs., blanco y negro.
Precio: 34,9€
Primera parte de la edición integral de las aventuras de Rompetechos. Las aventuras de Rompetechos de Francisco Ibáñez empezaron a publicarse en 1964, en la revista Tío Vivo de la editorial Bruguera. Después del gran éxito de la edición integral de 13, rue del Percebe, del autor y el más popular junto a Mortadelo y Filemón y 13, rue del Percebe
El personaje apareció por primera vez en la revista Tío Vívo en abril de 1964 y según el propio Francisco Ibáñez se basaba en sí mismo, pues también sufría de alopecia y de vista limitada. El nombre surgía de un filme alemán de 1941 titulado Quax, el piloto Rompetechos, llamado así por su torpeza al manejar el avión provocaba destrozos en tejados. Ibáñez consideró al personaje uno de sus predilectos, y aparte de en sus páginas, hizo algunos cameos en 13, rue del Percebe y en las historietas de Mortadelo y Filemón, siendo en la actualidad un secundario más en las aventuras de los agentes. Si bien hubo una larga temporada en la que autores apócrifos se encargaron del personaje, en la cabecera Top Cómics Mortadelo (2004), Ibáñez tuvo a bien reanudar su trabajo con Rompetechos y hasta la actualidad ha creado las suficientes historietas cortas como para completar varios recopilatorios.
Este primer “integral” incluye toda la trayectoria del personaje desde su primera aparición en Tío Vivo 161 hasta la portada del Din Dan 142 del año 1970. Casi un tercio del tomo son historietas en blanco y negro, muy trabajadas artísticamente por su autor. Conforme pasan los años y se le acumula la faena en multitud de revistas, irá delegando la tinta e incluso el acabado final a los apócrifos de turno, hasta abandonar completamente al personaje en los últimos años de Bruguera. Solo hay que comparar las primeras planchas de Rompetechos con las de las últimas páginas. Un ejemplo más claro: deléitense con el apartado gráfico de las páginas 101, o 143 y luego vean la 132 o la 245. ¿Notan la diferencia? El trazo impecable de Ibáñez desaparece en las planchas entintadas por manos ajenas. Un mal en la obra de Ibáñez del que sólo se librarán portadas y portadillas, y un puñado de historietas muy escaso. En las páginas finales vemos algunas aventuras de Rompetechos sin firma, de las que seguramente Ibáñez abocetaría o daría la idea. Vean la página 366 y 377.
Gracias a este “integral” podemos ver nítidamente evolución del personaje, tanto físicamente como en su manera de actuar. Al principio no es tan cabezón y tiene un bigote a lo Hitler (bigote que Ibáñez deja de dibujar en no pocas viñetas, despistado que es). Poco a poco la estructura de las páginas y situaciones serán muy similares unas a otras. Rompetechos con trabajo nuevo, abandona el puesto creyendo que sigue en él para asaltar a ciudadanos inocentes. Rompetechos encuentra a un amigo que hace enfadar, e intenta seguir algún consejo de este. Rompetechos quiere comprar algún objeto y lee mal cualquier rótulo. Estas son las que más se repiten en el conjunto.
Descubrimos los apellidos del personaje, que son variados: Rompetechos de la Molécula, Rompetechos Dioptrío… En otra plancha resulta que Rompetechos es el apellido de familia. Tiene varios tíos que viven en el campo. Aparece algún cameo de personaje de 13, rue, que parece que es donde habita. Sin duda, Ibáñez improvisaba sobre la marcha. Cualquier situación es divertida gracias al mal genio y la candidez de Rompetechos. Las historietas de este tipo singular son desternillantes. Se nota el cariño hacia este personaje de su autor.
El tomo sigue el formato del “integral” de 13, rue del Percebe, o de Los Inventos del TBO, es decir, encuadernación a la holandesa, grandes dimensiones y peso considerable, perfecto para coleccionistas pero un poco duro para su lectura, si no es con atril. Supongo que saldrá la edición en formato pequeño, como pasó con el de 13, rue.
Un tomo indispensable y un gran trabajo de recopilación. Lamentablemente algunas planchas no se han podido reproducir a la calidad ideal, y vemos páginas con líneas rotas o escaneados fallidos. Afortunadamente, son las menos. La introducción de Toni Guiral y el índice de historietas redondean este magnífico volumen, de compra obligada para todos los amantes de Ibáñez, bruguera o el buen humor.
Pues de empatía con las pelis de zombies entre 0 y nada, así que hice bien en no verla. Y…