Una de las pegas más grandes de la serie Harry Potter es que nadie puede evitar ya las comparaciones. Los ávidos lectores de los libros de la Rowlings, que somos legión los comparamos con las películas, las películas se comparan entre sí y se valoran en relación al resto de la actualidad cinematográfica. Es lógico por otro lado, pero me da la sensación que esto ocurre porque no se ha llegado a acertar del todo y eso que absolutamente nadie puede imaginarse ya a los personajes sin el rostro de los actores…

HARRY POTTER Y LA ORDEN DEL FÉNIX ***
Director: David Yates
Writers (WGA): Michael Goldenberg / J.K. Rowling
Cast:

Daniel Radcliffe … Harry Potter
Harry Melling… Dudley Dursley
Emma Watson… Hermione Granger
Jason Boyd… Piers
Rupert Grint… Ron Weasley
Richard Macklin… Malcolm
Kathryn Hunter… Mrs. Arabella Figg
Miles Jupp… TV Weatherman
Fiona Shaw… Petunia Dursley
Richard Griffiths… Vernon Dursley
Adrian Rawlins… James Potter
Geraldine Somerville… Lily Potter
Robert Pattinson… Cedric Diggory
Ralph Fiennes… Lord Voldemort
Natalia Tena… Nymphadora Tonks

Una de las pegas más grandes de la serie Harry Potter es que nadie puede evitar ya las comparaciones. Los ávidos lectores de los libros de la Rowlings, que somos legión los comparamos con las películas, las películas se comparan entre sí y se valoran en relación al resto de la actualidad cinematográfica. Es lógico por otro lado, pero me da la sensación que esto ocurre porque no se ha llegado a acertar del todo y eso que absolutamente nadie puede imaginarse ya a los personajes sin el rostro de los actores. Al contrario de “El señor de los anillos” las comparaciones sólo las hicieron los frikies más radicales pero para al resto de mortales nos parecieron tan buenas las novelas como la película, aunque claro, hablamos de lo mejor entre lo mejor y la saga de Potter, al menos en lo que a cine se refiere, sólo es correcta.

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En ese juego de comparaciones creo que “La orden del Fénix” quedaría en un lugar intermedio respecto a lo que ya hemos visto y pienso que, dado que el equipo técnico va manteniéndose casi inalterable, el mayor o menor acierto depende directamente de quién se pone tras la cámara y de cómo plantea la película.

Particularmente pienso que hasta ahora nadie ha superado a Alfonso Quarón y su “Prisionero de Azkabán”, que tenía nervio narrativo, coherencia interna y un magnífico acabado en todos los aspectos y pienso que, aunque iba de más a menos, “La piedra filosofal” aún siendo una película pensada para un público infantil tenía la magia de un diseño de producción esmeradísimo, colorista e imaginativo y que por ser el comienzo de la saga y partir de una novela más sencilla de adaptar le permitió a Chris Columbus hacer su mejor película.

“La cámara secreta” fue más de lo mismo respecto a la primera entrega y partía de la que casi unánimemente se considera la peor novela y “El cáliz de fuego” fue un difícil reto que se cedió a un director como Mike Newell capaz de lo mejor y de lo peor y que no supo sacar todo el jugo a la novela perdiéndose en el artificio visual y dejando el argumento algo “deshilachado”, cosa que quizás fue debida a la complejidad de desarrollar todo lo que se cocía en la novela y a que los productores preferían espectáculo antes que introspección en los personajes y sus motivaciones (gran error para mi gusto porque pienso que la cuarta novela lo tenía todo para ser la mejor película de la saga, al menos hasta el momento).

Da la sensación que el nuevo director David Yates, británico multipremiado en el campo de la televisión, ha querido darle la vuelta al planteamiento que se usó en “El cáliz de fuego” y ha evitado el espectáculo por espectáculo, consciente de que los personajes y sobretodo Potter debían tener más importancia. Tampoco ha de entenderse mal esta afirmación, fuegos artificiales hay (gracias a los gemelos Weasley más que nunca), pero lo que trata de conseguir Yates es que comprendamos que Potter sufre interiormente y por eso aumenta la importancia de los diálogos o las imágenes de sus sueños, muy importantes argumentalmente por otro lado. Por eso los encuentros y desencuentros entre personajes son muy importantes y por eso mismo la película no termina de ser redonda, aunque el intento hay que apreciarlo.

Seguramente quien vaya al cine a disfrutar de un gran espectáculo de evasión no salga defraudado, pero la película no es la montaña rusa que ofrecen otros títulos de cartelera y su plato fuerte en este sentido, el final, puede decepcionar si se espera demasiado de él. Quizás como mejor funciona este quinto capítulo es como comedia por momentos, aprovechando el personaje de Dolores Umbridge (magnífica Imelda Staunton), aunque desgraciadamente para los que hemos leído el libro eran los gemelos Weasley los que deberían haber brillado en ese sentido; pero, claro, si nos ponemos puntillosos todos estaremos de acuerdo en que los actores ¿infantiles? (juveniles ya) no son tan buenos como los adultos y menos cuando el desfile de éstos y sus actuaciones son impresionantes y magníficas.

Pienso que un gran problema de “La orden del Fénix” es que aunque Daniel Radcliffe (y como él el resto de actores jóvenes) está correcto y su fisonomía es la que esperábamos en el personaje (si obviamos que el personaje tiene tres años menos), no logra que nos impliquemos con él. Su actuación es “académica” por así decirlo, pero le falta ese brillo en los ojos o ese gesto imperceptible que convierte un rostro en cercano y expresivo (para que se me entienda, lo que sí sabía y sabe hacer Elijah Wood) y por eso Potter no deja de ser para el espectador un personaje con el que resulta difícil identificarse, lo cual es muy malo cuando se pretende emocionarnos y esta película lo pretendía. Si os fijáis Evanna Lynch (Luna Lovegood) se le come a Radcliffe todas las escenas en las que aparecen juntos. Eso por no hablar de que cada vez que aparecen Alan Rickman (Snape), Michael Gambon (Dumbledore), Helena Bonham Carter (Bellatrix) o el propio Ralph Fiennes (incluso detrás de la máscara de Voldemort) ocurre lo mismo.

Junto a este problema existe otro y es que “La orden del Fénix” era la novela más densa y más difícil de adaptar y en cambio se la han despachado con el más corto metraje de la saga hasta el momento, evitando cualquier reiteración (ya no hay partido de quiddich) y yendo “al grano” de los diálogos y del meollo argumental, quizás en exceso porque tan importante como el argumento central es el ambiente que se respira en Hogwharts y en esta ocasión se ha obviado en parte y porque quien no conozca la novela puede quedarse con dudas y sin información suficiente (pasa con el elfo de Black o con el desenlace, entre otras cuestiones, aunque eso sí, en menor medida que en la película anterior, en la que se perdía mucha más información).

Dicho lo dicho pudiera parecer que la película es fallida, pero no lo es. Para mi gusto sólo peca de ciertas pegas que impiden que sea la adaptación que nos gustaría a los incondicionales de Potter, pero hay que reconocer que en el panorama actual es de los más interesante que nos está trayendo el cine a las salas en estos momentos y pienso que se nota en pantalla el esmero (sobretodo visual y sonoro) que se está poniendo en esta serie. Podemos ponernos “exigentes” y sacarle peros como yo he hecho, sin embargo la película proporciona entretenimiento de calidad y una historia apasionante que se sigue con interés y las dos horas y poco se pasan en un suspiro porque el ritmo fílmico es bueno y queda tiempo para todo: acción, introspección en los personajes, romance, drama, comedia y aventura.