En el centenario del TBO, Ediciones B (Penguin Random House) ha querido seguir celebrando tan señalada fecha con un libro ambicioso y descomunal, en el que se recoge íntegramente Los Grandes Inventos del TBO dibujados por Ramón Sabatés. El estudioso Antoni Guiral une fuerzas con el experto Lluís Giralt para conformar el mejor integral jamás creado de una obra mítica de la historieta.
Los grandes inventos de TBO
Guión: Ramon Sabatés
Dibujo: Ramon Sabatés
Color: Blanco y negro
Formato: Libro cartoné, 608 págs. blanco y negro
Precio: 39,9 €
Ramon Sabatés fue el creador más prolífico de Los grandes inventos de TBO, cabecera para la que dibujó, entre 1942 y 1998, más de mil inventos, tanto en su etapa clásica como en el TBO de Ediciones B. Sabatés incluyó al profesor Franz de Copenhague como presentador de todos aquellos ingenios. Este libro recoge absolutamente todos sus trabajos para Los grandes inventos de TBO, en un único tomo, lo que lo convierte en un tesoro para el aficionado a esta mítica serie.
Los grandes inventos de TBO por el profesor Franz de Copenhage es un libro monumental. Tan robusto, que recomiendo un atril para su lectura, pues no resulta cómodo sostenerlo entre las manos. Es un libro de 608 páginas, encuadernado en tapa dura, con lomo de tela negro y grandes dimensiones. Exactamente el mismo tipo de encuadernación que su compañero 100 años de TBO, que ya reseñamos aquí.
El TBO es una publicación mítica nacida en 1917, originada en una imprenta, y que casi desde sus inicios, Joaquím Buigas se encargó de convertirlo en una publicación apreciada por todos los públicos, sobre todo por el lector más joven. La propia Ediciones B se encargaría de resucitar la cabecera en su última etapa, que finalizó en 1998. Además de por dar nombre al resto de tebeos, TBO acogió en sus páginas dos de las series más famosas de la historieta. La familia Ulises y Los grandes Inventos del TBO.
Los inventos nacieron como serie en 1920 de la mano de Urda. El niño TBO se encargaba de presentar a los lectores todo tipo de invenciones. En 1925 fue oficializada como los grandes inventos del TBO por el dibujante Nit. Varios dibujantes colaborarían en esta serie, siendo Ramón Sabatés introducido en ella en 1943 (el profesor Franz se había creado en 1935 con sección propia). Sabatés se turnaría con Benejam, F. Tur, Tínez y otros hasta 1960, año en que se posicionó como único dibujante de la sección, hasta el fin de la revista.
Los grandes inventos tuvieron precedentes en la historieta francesa con Les grandes inventions du Pele-Mele de 1904 o la americana Inventions of Professor Lucifer Gorgonzola Butts de 1928. Estas secciones eran muy similares a las del TBO, para qué engañarnos, y a veces fusilaban inventos enteros. También es verdad que gracias a los inventos del TBO, las copias se multiplicaron en nuestro país. Como ejemplo, Los grandes inventos de Jaimito.
Todo el material disponible de Ramón Sabatés (1915-2003), el más recordado autor de la sección, ha sido recopilado por Lluís Giralt, archivero y poseedor de casi la totalidad de revistas del TBO de las que constaba la colección. Por lo tanto, este es un integral en toda regla, que además se ve beneficiado por los comentarios siempre amenos de Toni Guiral, comentando inventos o anécdotas en diversas páginas.
El libro se divide en cuatro etapas más un apéndice de páginas de números extras y como remate unas notas biográficas acerca del autor. La primera etapa recoge los primeros años del autor en la serie, de 1943 a 1946, páginas en blanco y negro y sin esquema fijo. Sus primeras aportaciones son divertidas, como todas las que hizo, y nos enseñas al antiguo Profesor Franz, que impone respeto. Hasta 1951 no regresaría Sabatés a la sección, que en el libro recogen como segunda etapa y que finaliza en 1954. Son apenas 8 aportaciones del autor, ya con un estilo más evolucionado. La tercera etapa de 1960 a 1979, con Sabatés capitaneando la sección, nos enseñan lo que serán Los inventos de aquí al final. Primero en blanco y negro, después a dos tintas, y siguiendo con el color, vemos la evolución tanto del autor como de la serie, con un profesor Franz que al principio tiene barba y bigote, más tarde se nos muestra afeitado y finalmente se deja patillas para estar a tono con la época. Una serie de inventos que según el autor podían fabricarse, que son absurdos y divertidos al mismo tiempo. Muchos de ellos tienen como propósito mejorar la comodidad del ciudadano, aunque pienso que el problema que se crea es mayor. Por poner un ejemplo la mecedora que se impulsa por sí misma, es necesario cavar en el suelo para meter un fuelle. O aquel que se cansa tocando la trompeta, y que para que toque sola es necesario un gran aparato colgado el techo que sostiene una interminable ristra de salchichas que varios perros han de llevarse. Y como estos, cientos de ejemplos… ¡para partirse de risa! Algunos inventos son muy curiosos, como la máquina en la que se arroja a Benejam para sacar páginas suyas.
La cuarta etapa pertenece en su totalidad a la publicada en Ediciones B, de 1988 a 1998. Estas páginas eran espectaculares. Puedo decir que coleccioné el TBO durante aquellos años, y era una delicia ver, cuando se dio el caso, el cartoncillo central obsequiado por la revista para poder realizar los inventos con nuestras propias manos. Esta última etapa nos mostró que Sabatés seguía estando en forma con una mente prolífica para la creación de los más disparatados inventos.
Me gustaría recordar que existe un invento fabricado por el propio autor que puede verse en el Museo del Juguete de Cataluña (Figueras): una máquina-guillotina para cortar las puntas de los puros. Un artilugio fabricado por Nit en 1925. Esto nos demuestra que lo imposible, es posible.
Los grandes Inventos del TBO es un libro imprescindible para cualquier estudioso de la historieta. Un libro único con un trabajo concienzudo y con una reproducción de las planchas impecable. Una obra que proporcionará horas de lectura divertida a aquellos que les apetezca comprobar por qué los inventos de Sabatés son una locura genial, atemporal e inimitable. Una absoluta OBRA MAESTRA.
Pues yo la disfruté, no me pareció tan absurda porque, bueno, ya se veía que algo raro iba a pasar.…