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La princesa prometida” es la película preferida de toda una generación y también es, a la vez, el libro favorito de muchos lectores afortunados que lo descubrieron en su infancia y lo reencontraron de nuevo cuando ya eran adultos.

El añorado escritor William Goldman, ganador del Óscar en dos ocasiones, por los guiones de “Dos hombres y un destino” y “Todos los hombres del presidente“, fallecido en noviembre de 2018, reunió en su novela “La princesa prometida” todos los elementos clásicos de los grandes relatos ambientados en un mundo de fantasía medieval, de los mejores cuentos de los hermanos Grimm, Perrault o Andersen, imprimiéndoles su fino sentido del humor y construyendo unos personajes tan tópicos como emblemáticos, que representan a todos los héroes y villanos de nuestros cuentos de infancia y rinden un brillante homenaje a la novela de aventuras.

En 1987 la novela saltó a la gran pantalla en una producción dirigida por Rob Reiner y protagonizada por Robin Wright, Cary Elwes, Chris Sarandon, Mandy Patinkin, Wallace Shawn, Fred Savage, Billy Crystal, Mel Smith, Christopher Guest y André el Gigante, para contarnos la historia de amor de Buttercup y Wesley, que partía en busca de fortuna y era asesinado por unos piratas. La doncella, con el corazón roto y obligada, se prometía entonces al príncipe Humperdinck de Florin, un bellaco que había urdido un plan mezquino para asesinar a la bella princesa y acusar del crimen a un reino rival. El mejor espadachín, el hombre más inteligente y el hombretón más fuerte del mundo eran contratados para raptar a Buttercup como parte del taimado plan del príncipe, pero un misterioso encapuchado se cruzaba en su camino y los retaba uno a uno en su propio terreno.

Hoy “La princesa prometida” (“The princess bride“) es una película de culto, una joya que recuerdan con nostalgia quienes eran niños y adolescentes a finales de los años ochenta. Una película perfecta a la que no le falta ni le sobra nada. Pero, aunque parezca sorprendente, la película no fue un gran éxito. Consiguió doblar en taquilla su presupuesto inicial de 16 millones de dólares, es cierto, pero no cumplió las expectativas que los productores habían puesto en ella. El hecho de que los responsables de márketing de 20th Century Fox no acertaron con la campaña de promoción también tuvo algo que ver. Con el paso del tiempo, y su salida en formato doméstico, “La princesa prometida” sumó incondicionales y fervientes admiradores en todo el mundo hasta alcanzar, cuando ya nadie se lo esperaba, la etiqueta de “película de culto“.

Sin la menor duda casi todos tenemos la misma frase de la película guardada en la memoria que, cuando alguien la pronuncia, no podemos evitar sonreir: “Hola; mi nombre es Íñigo Montoya. Tu mataste a mi padre. Prepárate a morir.” (“Hello, my name is Inigo Montoya. You killed my father. Prepare to die!“). Salida de la pluma de Goldman, se ha convertido en una de las más repetidas y reconocibles de la historia del cine.

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