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A partir de una novela de Christine Leunens el director (también guionista) Taika Waititi hace algo parecido a lo que ya hizo Roberto Benigni con “La vida es bella” (1997) que es hablarnos de algo tan dramático como la alemania nazi desde la inocente e inexperta perspectiva de un niño. El tierno infante convive con un Hitler imaginario y desea formar parte del ejercito alemán para acabar con los judíos, pero es evidente que lo que cuenta la película le ayuda a aprender una lección moral. Aunque no evita ciertos momentos significativamente dramáticos todo tiene un tono satírico un tanto kitsch, lo cual viene muy bien para que la pueda ver cualquier tipo de público porque realmente lo interesante no es tanto que haga reír (que lo hace a veces) sino su carga emotiva y cómo pone en solfa varias cosas (no sólo la evidente crueldad de los nazis, sino también nuestra tendencia a estereotipar todo). Obtuvo 6 nominaciones en los óscars (película, actriz de reparto, montaje, diseño de producción, vestuario) y ganó el óscar a mejor guión adaptado.
Pues yo recuerdo está película con mucho cariño. Quizás no llegue al nivel de Toy Story o Gremlins pero... ¿qué…