Este jueves pasado se publicó en España “El Temor de un Hombre Sabio” de Patrick Rothfuss, continuación de “El Nombre del Viento“ y uno de los libros más esperados del momento. Un total de 1200 páginas que he devorado con ansía a riesgo de que mis muñecas me maldijeran, ahora, con el libro acabado no puedo sino esperar con más ansía aún la última entrega de las aventuras de Kvothe.
EL TEMOR DE UN HOMBRE SABIO
Patrick Rothfuss
Trad.: Gemma Rovira
Plaza & Janés
1.198 p.
24,90 €
“Hay tres cosas que todos los sabios temen: el mar en tempestad, una noche sin luna, y la ira de un hombre amable “
El temor de un hombre sabio empieza donde terminaba El nombre del viento: en la Universidad. De la que luego Kvothe se verá obligado a partir en pos del nombre del viento, en pos de la aventura, en pos de esas historias que aparecen en libros o se cuentan junto a una hoguera del camino o en una taberna, en pos de la antigua orden de los caballeros Amyr y, sobre todo, en pos de los Chandrian.
Kvothe deja la universidad y busca fortuna en el extranjero. A la deriva, sin dinero, y solo, viaja a Vintas, donde rápidamente se encuentra enredado en la política de la sociedad cortesana. Al intentar ganarse el favor de un poderoso noble, Kvothe descubre un intento de asesinato, entra en conflicto con una arcanista rival, y dirige un grupo de mercenarios en la naturaleza, en un intento de resolver el misterio de quién (o qué) está acechando viajeros en el camino del Rey.
Al mismo tiempo, Kvothe busca respuestas, tratando de descubrir la verdad sobre el misterioso Amyr, Chandrian, y la muerte de sus padres. En el camino, Kvothe es llevado a juicio por el legendario mercenario Adem, obligado a recuperar el honor de la Ruh edema, y viaja al reino Fae. Allí conoce a Felurian, la mujer hada a la que ningún hombre se puede resistir, y a la que ningún hombre ha sobrevivido. Bajo su tutela, Kvothe aprende mucho sobre la verdadera magia y las formas de la mujer.
Su viaje le lleva a la corte plagada de intrigas del maer Alveron en el reino de Vintas, al bosque de Eld en persecución de unos bandidos, a las colinas azotadas por las tormentas que rodean la ciudad de Ademre, a los confines crepusculares del reino de los Fata. Y cada vez parece que tiene algo más cerca la solución del misterio de los Chandrian, y su venganza.
Hace ya un año desde que adquirí El Nombre del Viento y desde que Patrick Rothfuss me deslumbró con las aventuras del Asesino de Reyes, de Kvothe, el Arcano, de un personaje con una magia y carisma como no se había visto en mucho tiempo, un personaje de esos que recuerdas y añoras, un personaje destinado a la grandeza, literaria y real. No es para menos, El Nombre del Viento cuenta con más de 300.000 ejemplares vendidos sólo en España, en el mundo se cuenta por millones, y a buen seguro El Temor de un Hombre Sabio no hará sino engrandecer esas cifras.
Pero dónde radica el éxito de Kvothe, no es algo fácil de decir, Rothfuss ha mimado, pulido, lijado, pintado y barnizado estos dos libros hasta que no se encuentren aristas. Nos ha ofrecido dos libros en los que se ve que el amor que siente por el personaje es inmenso, y en los que es imposible no apreciar que estamos ante una obra mayúscula. ¿Es fantasía? Desde luego. ¿Es sólo fantasía? No, la historia de Kvothe bebe de obras como El Señor de los Anillos o Harry Potter, pero también de Las mil y una noches o de El Quijote. Es la esencia de lo mejor de muchos géneros. Es una delicia para los sentidos.
Mientras leía El Temor de un Hombre Sabio una idea iba aflorando en mi cabeza: es un libro perfecto para una serie de televisión. La estructura del libro, a base de pequeñas historias cortas que encajan como un puzle, le dota de muchas posibilidades para triunfar en la pequeña pantalla (y, de paso, para agradar a los lectores, claro). Espero que si se deciden lo hagan tan bien como con Juego de Tronos.
La historia de Kvothe está hilada y entretejida a base de pequeñas e importantes historias que suponen el sustrato en el que se asienta la Crónica del Asesino de Reyes. Es un moderno Scheherezade que revitaliza el género de la fantasía con el respeto a los clásicos de la literatura y con una nueva mirada a la fantasía.
Suceden muchas cosas en este libro, pero queda muuuucho más pendiente por narrar, sinceramente, el tercer, y último libro (con el título provisional de Las puertas de piedra), promete ser un auténtico revientamuñecas.
Se habla mucho de la comparativa entre Kvothe y Harry Potter, básicamente por la idea de la Universidad, supongo, pero para mi está muy claro, Harry Potter no le llega ni a la suela de los zapatos de Kvothe. La personalidad de uno, prácticamente vacía y sólo consistente en las quejas y gruñidos de un niñato, no puede compararse con los matices de un Kvothe que encandila. Así que sólo podría hablarse de comparación en cuanto al centro donde cursan sus estudios… poquita cosa.
En cuanto al libro en sí… bueno, son 1.200 páginas, así que haced pesas porque vuestras muñecas van a sufrir de soportar el peso del libro. Eso sí, 25 € por 1.200 páginas… insuperable, la verdad, y más con una edición que resulta una maravilla sin errores (no recuerdo haber visto ninguno). Eso sí, vuestras muñecas estarán más a salvo gracias a la agilidad y rapidez de lectura del libro, y es que estás deseando saber más y más (3 días me llevó terminar el libro, y eso que me frenaba a mi mismo).
No sé si debería hablar mucho de la trama, básicamente porque Rothfuss no se limita a hacer peregrinar a Kvothe, sino que hace que el peregrinaje esté trufado de lecciones para nuestro héroe, hace que conozca más a los fatas (Felurian y Cthaeh), la política de Vintas (con un maer Alveron muy interesante), la civilización de Ademre (el misticismo), la propia Universidad… Lo que siempre está presente es un Kvothe deseoso de aprender, de ser más de lo que ya es. Un afán de superación que lo convierten en un héroe de los que tomar nota. Eso sí, me encanta ver cómo se vuelve a colocar las piezas y tras la epopeya Kvothe cuenta con un regreso triunfal y exitoso que deja todo preparado para un final de libro que, por pura incertidumbre, no sé cómo será.
Kvothe es la perfecta encarnación de distintas personalidades, desde Giacomo Casanova, al personaje acabado que malvive roto y alejado de todo lo que conoció más propio del cine negro que de la fantasía. También es el aventurero, amante, líder, aprendiz, maestro… La riqueza de Kvothe está, precisamente, en el hecho de que no es un solo personaje, está compuesto por lo mejor de muchos personajes.
Ritmo de lectura muy ágil, no invita a correr ni a saltarse palabra alguna, invita a disfrutar y paladear cada una de las frases de la obra pero, además, a maravillarnos con el gran trabajo de autor y traductora, Gemma Rovira, que, sinceramente, se merece un premio por este trabajo.
La Crónica del Asesino de Reyes no es sino la historia de Kvothe, desde su más tierna infancia truncada por el encuentro con los Chandrian, reflejada en su adolescencia en la Academia y con la gran incógnita que supone no saber qué nos deparará el futuro, el tercer libro, donde Rothfuss debe responder a tantas preguntas que ha ido sembrando a lo largo de estos dos libros que se me hace muy complicado que le de tiempo en tan sólo un libro si no es forzando el ritmo narrativo que El Nombre del Viento y El Temor de un Hombre Sabio han tenido hasta el momento.
Para finalizar os diré que tanto El Nombre del Viento como El Temor de un Hombre Sabio son libros que merece, y muchísimo, la pena leer. En concreto son libros que merece la pena leer y compartir. ¡No os los perdáis!
Pues yo recuerdo está película con mucho cariño. Quizás no llegue al nivel de Toy Story o Gremlins pero... ¿qué…