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¿Es un robo recuperar algo que en esencia es tuyo pero que no has cuidado como tal? Básicamente ese es el punto de partida de la séptima entrega de la serie de Kieślowski, pero el director polaco y su coguionista Krzysztof Piesiewicz van más allá y para plantearlo introducen un conflicto familiar con suficiente fuerza por sí mismo como para que no intervengan algunos de los recursos que suele utilizar en el resto de episodios (me refiero al observador que aparece en la mayoría de capítulos o a la simbología). El suspense interno de la historia se rebaja (no desaparece del todo) y la narración resulta más lineal y convencional. Eso si, un conflicto del pasado reverbera en una historia que no sería posible contar sin retratar también los modos y usos sociales de la época, que son presentados como tema de debate así como la maternidad y la posesión. Precisamente la gran virtud de Kieślowski y esta serie es que todos los episodios dan mucho juego para debatir.