Siempre he sentido devoción por las historias cruzadas, por esas obras corales que, como un puzzle, ensamblan múltiples historias protagonizadas por personajes distintos que acaban confluyendo, de una manera u otra. Historias que, en la mayor parte de las ocasiones, el lector, o el espectador si es una película, no es consciente de la totalidad del lienzo hasta el final, cuando descubrimos como los caminos de los personajes y las acciones de unos y otros, se han encontrado en un punto de intersección. “Piezas“, de Víctor L. Pinel, es uno de los mejores ejemplos de este género que he tenido el placer de disfrutar en los últimos años. Y es un cómic.

Las puertas de un tranvía se abren y un joven se enamora de una mujer a la que nunca volverá a ver. Este es el punto de partida de esta historia coral donde los protagonistas, todos fracasados en sus relaciones personales, son como piezas de un juego de ajedrez. Los peones se preguntan si no será el momento de sacrificar una pieza para seguir avanzando.
Alfiles que se cruzan sin encontrarse realmente. El caballo, libre, capaz de saltar sobre las demás piezas, pero vulnerable porque, por esquivo que sea, un caballo puede ser tomado por un simple peón. Todos avanzan, se enfrentan, cruzan sus vidas como en un tablero de ajedrez. Todos están conectados sin siquiera saberlo y van a jugar un juego que cambiará sus vidas.

Señalar el hecho de que “Piezas“, de Víctor L. Pinel, sea un cómic no es una manifestación de sorpresa sinó la constatación de que este soporte es un medio tan válido, como el cine o la literatura, para contar historias complejas. Y el género de las historias cruzadas lo es, pues necesita de una trama muy elaborada, una buena cantidad de personajes bien construidos, y una trama con puntos de convergencia estratégicamente diseminados para que los distintos personajes vayan cruzando sus caminos. Todo ello con un ritmo adecuado, con transiciones coherentes entre historias y mantenido en todo momento el interés en cada una de ellas. El reto no es menor.

El cine es un medio que ha más nos contado historias cruzadas, muchas de ellas maravillosas e inolvidables, y puestos a recomendar no dudaré en señalar “Vidas cruzadas” de Robert Altman, “Love Actually” de Richard Curtis, “Magnolia” de Paul Thomas Anderson o “Pulp Fiction” de Quentin Tarantino, que cumplen a rajatabla con los códigos del género que he mencionado antes. También lo hace “Piezas“, de Víctor L. Pinel, que tiene un ritmo tan cinematográfico, una construcción tan milimétrica como sólida que funcionaría muy bien en la pantalla. No me sorprendería nada que en unos años tengamos una adaptación cinematográfica de este cómic.

Piezas” (“Échecs“) nos presenta un elenco de personajes sin conexión aparente, a los que el autor asocia a piezas de ajedrez. Como en el juego de tablero, hay peones, torres, caballos, alfiles, reinas y reyes que cuentan con sus correspondientes habilidades, fortalezas y debilidades. Víctor L. Pinel identifica a los protagonistas de su historia con estas dieciséis piezas móviles, blancas y negras, desiguales en importancia y valor. Mathieu es el protagonista de una serie de televisión de éxito, pero él no es feliz como celebridad; Vincent es el chico más popular del instituto, el más guapo y atlético, y el que se liga a todas las chicas, pero centrará su atención en Véro porqué la chica se resiste a sus encantos; Marion es la directora de una residencia de ancianos y no quiere conceder el divorcio a su marido, que se ha enamorado de otra mujer; Juls se está a punto de casar, pero no está segura del paso que va a dar; Renaud vive una relación a distancia con su marido Dani, que está haciendo voluntariado en Costa Rica; Samir es un romántico empedernido, ayuda en la residencia de ancianos que dirige Marion y asumirá el reto de intentar congeniar con la arisca señora Dubois; Lys va de flor en flor, de cama en cama, alérgica al compromiso, hasta que conoce a alguien especial; Benoit y su esposa son un matrimonio maduro con pocas cosas en común: mientras él quiere ir a bailar ella prefiere quedarse en casa leyendo. Todos ellos deambulan sobre el damero blanco y negro, a la espera de moverse al compás que establecen las reglas del juego.

Piezas” es el excelente debut como autor completo del dibujante madrileño Víctor L. Pinel, al que conocimos en “La inmersión” y “La casa de la playa” (ambas publicadas en castellano por Nuevo Nueve), escritas por Séverine Vidal. Publicada en castellano por Nuevo Nueve, a partir del original francés de Bamboo Édition del año 2023, es una historia coral, con varios hilos argumentales y personajes que se entrecruzan, con el ajedrez como telón de fondo. No es la primera obra, ni será la última, que utiliza el ajedrez como metáfora de la vida. Y de la muerte. El mismo Miguel de Cervantes hacía mención del ajedrez en “El Quijote” con una reflexión terriblemente nihilista: “En el juego del ajedrez, mientras dura el juego cada pieza tiene su particular oficio, y en acabándose el juego todas se mezclan, juntan y barajan, y dan con ellas en una bolsa, que es como dar con la vida en la sepultura.” También Víctor L. Pinel nos resume la vida en su “Piezas” a partir de los conceptos del ajedrez: “La vida es como el ajedrez. Fácil de aprender, divertido de jugar, difícil de ganar… ¡Imposible de controlar!“.

En resumen, “Piezas” es una obra intimista, romántica y sensible, muy bien escrita y muy bien dibujada, con una excelente construcción de personajes, una historia que empieza como un montón de piezas diseminadas sobre la mesa y que termina con todas ellas encajando con la precisión de un relojero, acompañada por una edición impecable. Un trabajo excelente. Un cómic muy recomendable.

Piezas
Autor: Víctor L. Pinel
ISBN: 978-84-19148-85-8
Formato: 19x27cm. Cartoné. Color
Páginas: 176
Precio: 25,00 euros