“GlassBoy” es una historia que habla de libertad, riesgo, miedo, crecimiento, comunicación entre jóvenes y adultos, valor. Lo hace a través de una historia real pero traspasada por ecos de cuentos de hadas. Pino, de once años, no puede salir de casa, no puede estar con sus coetáneos porque su salud no se lo permite, correría demasiados riesgos. Pero también es evidente que Pino está rodeado de adultos que no quieren que alce el vuelo, que tienen miedo de que sufra porque en realidad tienen miedo de sufrir por esa inevitable separación.
Y también Pino está convencido de que vivir es arriesgado, que es preferible encerrarse en su maravillosa habitación que simula la vida sin los riesgos de la vida. Pero el colorido parque de atracciones de su habitación no le es suficiente y Pino desafía su fragilidad, los miedos de sus padres y las convicciones obsesivas de la despótica abuela, para salvar de una peligrosa trampa de la banda adversaria a los SNERD, el grupo de 4 extravagantes jóvenes que son uña y carne y que observa desde pequeño. Pino, animado por un irrefrenable deseo de libertad y por un valor sin límites, empieza así su aventura en el mundo, dispuesto a demostrar a todos que también él puede vivir una vida como los otros jóvenes.
Pues yo recuerdo está película con mucho cariño. Quizás no llegue al nivel de Toy Story o Gremlins pero... ¿qué…