Desde que descubrí a Brandon Sanderson y comencé a leer sus libros comienzo sus obras temiendo que, tarde o temprano, fallaría en algún libro o subgénero que le diese por explorar. Y la verdad es que no, ¡ni siquiera flaquea en la fantasía juvenil! Con este “El Rithmatista” nos regala una maravilla que, por mucho que esté orientado al público juvenil, no os debéis perder.

 

El Rithmatista
Brandon Sanderson
Título original: The Rithmatist
Idioma: Español
Editorial: Ediciones B/Nova
Categoría: Ciencia Ficción
ISBN: 9788466655866
Páginas: 448
Precio: 19.00 €

Más que nada en la vida, Joel quiere ser uno de los Rithmatista. Elegidos en una misteriosa ceremonia, estos tienen el poder de infundir vida a figuras bidimensionales y, además, son la única defensa de la humanidad contra unas despiadadas criaturas que amenazan todas las islas americanas dejando un reguero de cadáveres a su paso. 

Pero cuando varios estudiantes para Rithmatista empiezan a desaparecer, con visibles muestras de violencia física, Joel es designado como ayudante del profesor que investiga dichos casos. De pronto, el chico se encuentra tras la pista de un descubrimiento inesperado, que cambiará su mundo para siempre.

 

Han pasado sólo unos pocos años desde que la Colección Nova publicase Elantris, pero la figura de Brandon Sanderson como escritor imaginativo de gran talento no sólo se ha confirmado, sino que no ha hecho sino crecer y crecer. Tras la joyita que, para mi, es Elantris, le llegó el turno a la trilogía de Nacidos de la Bruma (compuesta por El Imperio Final, El Pozo de la Ascensión y El Héroe de las Eras) que lo confirmaba como uno de los referentes en el campo de la fantasía a nivel mundial y eso a pesar de que su siguiente trabajo El aliento de los dioses dejaba ciertas dudas ya que es, posiblemente, la más floja de sus novelas (más que nada porque le cuesta bastante coger ritmo, pero sigue siendo una lectura recomendable) aunque el hecho de estar trabajando en la trilogía final de La Rueda del Tiempo (La Tormenta, Torres de Medianoche y Un Recuerdo de Luz) pudo tener algo que ver. Su trabajo no decreció ni a pesar de su “colaboración” en La Rueda del Tiempo, así que se permitió revisitar el mundo de Nacidos de la Bruma con una reinvención de corte steampunk Aleación de ley (título que tengo imperdonablemente pendiente, de comprar, de leer y de reseñar) que volverá a revisitar en 2015 y años sucesivos con tres títulos ambientados en la primera trilogía; Shadows of Self (2015), Bands of Mourning (2016) y The Lost Metal.

Pero volvamos atrás, al momento en el que comenzó una saga de fantasía más que ambiciosa, hablo de saga de La guerra de las tormentas que de momento tan sólo cuenta con dos títulos El camino de los reyes (2010) y Words of radiance (2014), aunque ya tiene previsto publicar Stones Unhallowed en 2016, pero esta no es la única saga en la que trabaja, no, además ha presentado dos novelas cortas basadas en el videojuego La Espada Infinita; El Despertar y Redención, ha escrito, de momento, cuatro novelas juveniles protagonizadas por Alcatraz (tiene previstas tres más), además de sorpendernos a todos con un par de novelas cortas espectaculares:  “Legión y El alma del Emperador” (está última ambientada en el mismo mundo que Elantris) contando con una nueva novela corta ya publicada Legion: Skin Deep, el inicio de una nueva trilogía ¿juvenil? de corte superheroico como es la trilogía de los Reckoners; Steelheart, Firefight (2015) y Calamity (2016) y la que nos atañe, la trilogía juvenil de los Rithmatistas. Convenía hacer un repaso rápido (y sí, es un repaso rápido) a la biografía de Sanderson porque uno no se explica de dónde puede sacar el tiempo para escribir tanto y tan bien, y es que a todos estos títulos y sagas Sanderson tiene la desfachatez de anunciar que va a ¡iniciar más sagas! anunciando dos series tituladas Dark One y Dragonsteel para las que tiene planes, pero no fecha de publicación, aunque visto que en 2015 tan “sólo” tiene previsto publicar tres libros parece que tendrá tiempo para ofrecernos alguna que otra sorpresa. Sí, sí, tres libros en 2015, pero es que para 2016 tiene previstos un mínimo de 5 libros, casi nada… ¿No os recuerda a autores como Patrick Rothffuss y George R.R. Martin? Ya, a mi tampoco.

Pero ¿porqué os he explicado algo que podéis mirar en la Wikipedia? Pues por un motivo muy sencillo, Sanderson, además de ser un genio escribiendo y alguien que, a las pruebas me remito, no debe de dormir más de 20 minutos al día, también es un puñetero y un experto en dejarnos con las ganas, colgados, a la espera de la continuación del libro que acabas de terminar. Así que quiero empezar (sí, sí, ¡ahora!) la reseña, diciendo que El Rithmatista te deja con unas ganas absolutamente increíbles de avalanzarte sobre el siguiente libro, The Aztlanian, al que por desgracia aún tendremos que esperar bastante (se publicará en los USA en 2016). Sabiendo esto ¡¡vamos a hablar del libro!!

Brandon Sanderson es uno de esos escritores a los que no le duelen prendas en cambiar de género o de público, después de mostrarnos una historia en la que la magia y la fantasía se entrelazan de una forma sensacional nos transportó a un mundo de corte crepuscular y de magia elitista, sorpresa tras sorpresa, pero desde los primeros momentos, compaginando estos libros, Sanderson publicaba libros de fantasía juvenil, y si tenemos que juzgar por su trabajo en Steelheart o este El Rithmatista hay que reconocer que lo hacía bien, que lo hace muuuy bien.

Básicamente estamos a medio camino entre la ucronía y la fantasía, por un lado Estados Unidos está compuesto por una miríada de islas que vagamente conforma lo que serían los USA, las islas conforman unos Estados Unidos No-Del-Todo y es que cada isla tiene su autonomía aunque están unidas ante posibles ataques del imperio azteka o del imperio joeun, y especialmente ante los ataques de los tizoides salvajes (unos seres mágicos hechos de figuras de tiza que resultan mucho más aterradoras de lo que cualquier descripción superficial pudiese parecer), por lo que tenemos una miríada de refugiados que llegaron a las Islas Unidas y que estuvieron a punto de perecer cuando los tizoides procedentes de Nebrask (especialmente de La Torre ubicada allí y que parece ser el origen de los tizoides salvajes) fueron descubiertos. Por suerte el rey descubrió el arte del rithmatismo en el momento de mayor necesidad de las Islas Unidas. Actualmente existen seis escuelas rithmatistas a las que acuden los estudiantes para perfeccionar su arte antes de partir a combatir a los tizoides durante 10 años en Nebrask, intentando evitar que se expandan por el resto de islas. Ser un rithmatista te concede una vida de acomodo, pero debes pagar un precio: dedicar tu infancia y adolescencia a aprender a utilizar el rithmatismo y después 10 años de lucha, un destino que pesa sobre las conciencias de los estudiantes a rithamtistas.

Joel desearía ser un rithmatista, pero no pasó la prueba que todos los rithamtistas pasan a los 8 años y desde entonces se ha convertido en un estudioso más preocupado de saber más sobre el rithmatismo que sobre sus propios estudios en la escuela (donde está trabajando porque su padre murió mientras trabajaba para la escuela, ya que él no puede pagar la matrícula) y eso a pesar que los estudiantes rithmatistas apenas se relacionan con el resto, pero todo cambiará con la llegada de un nuevo profesor desde el frente en Nebrask y de que éste le robe su cátedra al profesor Fitch, al que se le encargará la investigación de la desaparición de estudiantes rithmatistas para lo que contará con la torpe estudiante rithmatista Melody y con Joel. Cómo no, los problemas sólo irán in crescendo.

Cuando comencé a leer El Rithmatista no podía dejar de compararlo con Harry Potter, y la verdad es que, para mi gusto, Joel es un personaje mucho más interesante y fuerte que Harry, sí, vale, Joel es huérfano de padre (con una muerte sobre la que pende el misterio) y su madre vive trabajando como una mula mientras él va a estudiar, pero es también un personaje con poso, un entusiasta del rithmatismo (y que me hace identificarme con él porque, bueno, soy un gran de muchas materias, pero en pocas soy bueno), un arte que él no puede practicar pero en el que está total y absolutamente volcado, a pesar de lo cual no deja de ser inteligente por sí mismo (y por lo que estudia, que anda que no da el callo, ¿eh Harry? igualito, vamos…) y de tener un bagaje que aquí se orienta directamente a la resolución del misterio, a la par que en ayudar a Melody a mejorar sus círculos. Si algún estudio se animase a adaptar esta trilogía estoy bastante convencido de que saldría algo mucho más interesante que la superflua e insoportarble saga de Harry Potter.

Por cierto, un detalle que jamás hay que olvidar es que Sanderson, además de garantizar una lectura entretenida, adictiva y no exenta de sorpresas de última hora, también es un original creador de sistemas mágicos, y como muestra el botón de El Rithmatista, y es que dudo muchísimo que alguien pueda asegurar que se le hubiese ocurrido un sistema mágico tan original y aparentemente insulso como este (claro que de insulso no tiene nada, como nos demostrará al final del libro para aquellos que no se sientan hechizados por un sistema como este).

Estamos hablando de una magia tan original que podría, fácilmente, ser llevada a juegos de cartas o digitales, y que Sanderson nos va enseñando a lo largo de las páginas del libro para demostrarnos que no es sólo magia (sino que también vais a aprender algo de matemáticas, bueno geometría, bueno…) sino también un sistema de esos que se te acaban metiendo en la cabeza. No quiero dar más pistas, salvo por el hecho de que me gustan mucho más los duelos mágicos que propone Sanderson que el quidditch, un juego absurdo donde los haya (creado para que de igual los “goles” que metas siempre y cuando metas la “bola de oro”, vamos que sus reglas están establecidas para facilitar el “punto Final” o lo que veníamos a llamar en el patio del colegio como “el que meta gana”) en el que no cuenta la inteligencia, al contrario que en El Rithmatista, donde cuentan la inteligencia y el talento de una forma tan clara que el lector lo ve desde el primer momento.

Me gustaría seguir hablando sobre la trama de El Rithmatista, pero lo cierto es que si lo hago no me voy a detener hasta contároslo todo y lo cierto es que me veo capaz, así que mejor vamos a aplaudir la edición de Ediciones B (aunque no me resisto a decir que son Nova, por algo es la colección veterana y aquella con la que me adentré en el mundo de la ciencia-ficción), la buena traducción de Albert Solé (aunque alguna expresioncilla por ahí…) y la horrible y sinsentido portada que han escogido para este libro, algo que no entiendo porque como habéis podido ver, las portadas originales son notablemente superiores (imagino que igual había que comprar las portadas aparte y esta sale de Thinkstock, además del hecho de que así se podrá mantener el excelente precio que tienen los libros de la Colección Nova).

Aún con el pequeño “pero” de la portada no puedo negar que he disfrutado muchísimo con la lectura de El Rithmatista, aunque ahora mismo odio a Brandon Sanderson porque me va a hacer esperar un mínimo de 2 años para leer la continuación (aunque, a cambio, durante estos dos años seguramente publique otros 8/9 libros, así que tampoco lo voy a odiar demasiado por dejarme con los dientes tan largos), pero lo cierto es que este libro “juvenil” no os defraudará, en absoluto.