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Ridley Scott es el ejemplo del director con más pasado que presente, y con un futuro gris que solamente construye a partir de éxitos pasados. ¿De verdad sabe lo que está haciendo con una de sus mejores trabajos? En el año 1979 Scott sorprendió a propios y extraños con “Alien: el octavo pasajero“, una película que hoy es un clásico indiscutible de la ciencia-ficción y que vivió hasta tres secuelas bastante dignas (“Aliens: El Regreso”, “Alien 3” y “Alien Resurrección”) y una precuela del propio Scott (“Prometheus”) que no puede calificarse más que de mediocre.
Ahora está trabajando en una segunda secuela, “Prometheus 2”, que cambió su título por “Alien: Paradise Lost” primero y “Alien: Covenant” después y ha anunciado que esta no será solamente una secuela de “Prometheus” sino la segunda película de una nueva tetralogía cuya cuarta y última entrega enlazará directamente con “Alien, el octavo pasajero”. Un despropósito.